La Conferencia Episcopal Argentina elige autoridades

Arancedo, el principal candidato

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En caso de confirmarse los pronósticos, Arancedo sería elegido por sus pares presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

Foto: Luis Cetraro

El actual arzobispo santafesino está en la terna de los principales aspirantes para suceder a Bergoglio y para algunos observadores es el mayor candidato. Se pondera su carácter dialoguista. Aguer y Stanovik, los otros purpurados en carrera.

 

Guillermo Villareal

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DyN

El plenario episcopal que sesionará la semana próxima definirá al sucesor del cardenal Jorge Bergoglio, al frente de la Conferencia Episcopal Argentina, pero también el modo de encarar la relación con el gobierno kirchnerista en el próximo trienio. Un vínculo difícil que supo crispar los ánimos de Néstor Kirchner, quien llegó a considerar al primado argentino como el “líder espiritual” de la oposición, y que después se matizó con la llegada al poder de Cristina Fernández, aunque siguió siendo distante. “La Iglesia va a seguir manteniendo su autonomía e independencia, más allá de los nombres”, dijo a DyN un obispo con inocultable malhumor, tras revelar que funcionarios gubernamentales intentaron conocer de antemano quiénes se perfilan como presidenciables.

La elección episcopal buscará, además, dirimir si habrá o no un reparto de cargos equilibrado entre obispos “moderados” y “conservadores”, en una estructura eclesiástica con primacía de los primeros y en un proceso de recambio generacional. Los candidatos a la comisión ejecutiva comenzaron a posicionarse en agosto pasado en una suerte de primaria que consolidó una terna para la presidencia integrada por José María Arancedo (Santa Fe), Héctor Aguer (La Plata) y Andrés Stanovik (Corrientes). Pero no son los únicos. Antonio Cargnello (Salta) y Agustín Radrizzani (Mercedes-Luján) también tendrían apoyo de sus pares para conducir o integrar esa mesa chica, pero todo dependerá de quién sea elegido para suceder a Bergoglio.

Ventajas y desventajas de cada candidato

Sin un referente con claro liderazgo, Arancedo -moderado y dialoguista- aparece a priori con más chances para ser presidente del Episcopado. Un candidato que es visto con buenos ojos, aunque con prudencia, en la Casa Rosada. Primo hermano de Raúl Alfonsín, conoce a Cristina Fernández, ya que formó parte -en representación del Episcopado argentino- de la comitiva que viajó al Vaticano para conmemorar, junto a Benedicto XVI, el acuerdo por el Canal Beagle.

Aguer, de la línea más conservadora, también está entre los presidenciables, aunque es un caso atípico dentro de la misma estructura eclesiástica. En elecciones pasadas, logró un importante caudal de votos en la primera vuelta pero no pudo consolidarlo en las instancias sucesivas, por lo que debió conformarse con la titularidad de la Comisión Episcopal de Educación Católica. Un cargo para el cual ahora se postuló a la reelección. Aguer cuenta, sin embargo, con un aliado incondicional: el nuncio apostólico, Adriano Bernardini, quien fogonea su postulación con la venia del Vaticano.

Otras fuentes especulan con la llegada de Stanovnik, un arzobispo con reconocida capacidad de gestión entre sus pares, que supo ocupar la vicepresidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano. En tanto, Radrizzani viene creciendo en intención de voto, aunque le juega en contra -reconocieron fuentes eclesiásticas- su proximidad a los residentes de Balcarce 50. De no ser presidentes, Arancedo, Aguer, Stanovnik y Radrizzani también son fijas para integrar la mesa ejecutiva. La salida de Bergoglio de la presidencia, a quien los estatutos le impiden ser reelecto para un nuevo período de tres años, no será la única nota distintiva del plenario electivo de la próxima semana. También habrá cambios sustantivos en la titularidad de comisiones clave como Pastoral Social y Cáritas Argentina, en las cuales tampoco Jorge Casaretto (San Isidro) y Fernando Bargalló (Merlo-Moreno) pueden renovar mandato.

Agenda

La asamblea plenaria comenzará este lunes, a las 16, en Pilar, provincia de Buenos Aires, y los obispos dedicarán el primer día al habitual intercambio pastoral, en el que no faltará el análisis del nuevo escenario político, tras el triunfo electoral de Cristina Kirchner. La votación para elegir al sucesor de Bergoglio se hará el martes por la tarde.

Los obispos introducirán en la urna papeles con los nombres del candidato votado y códigos de barra, que luego serán pasados por un lector óptico para facilitar el escrutinio. En las dos primeras votaciones, se requieren dos tercios de los votos para ser elegidos.