Perfil de una celebración gaucha


Los caballos son una fiesta

Los caballos son una fiesta

En vísperas de la 45º edición en 2012, la Sociedad Rural de San Cristóbal ha logrado mantener un acompañamiento de los cabañeros, compensando la menor cantidad de ejemplares en cada exposición con una calidad excepcional, incluidas todas las pautas de control veterinario y genético.

 

Exequiel Kay

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San Cristóbal y la región renovaron su pasión por los equinos en la 44º edición de la Fiesta Nacional del Caballo realizada el fin de semana pasado, no sin contratiempos por cuestiones climáticas. Los hombres de campo acompañaron esta nueva edición, en particular durante la tórrida jornada dominical, con las ganas intactas de compartir un momento de divertimento entre relinchos y polvareda.

La realidad de esta exposición que mantiene su prestigio en el orden nacional, indica en los últimos años una tendencia que profundiza aspectos cualitativos respecto de la cantidad de ejemplares que ingresan a la muestra. Los cambios en la dinámica rural explican en buena medida esta situación, que sin embargo no pone en duda la vigencia del animal como elemento de trabajo, imprescindible por determinadas circunstancias. Y es más: jerarquiza su rol en función de los deportes polo, salto, equitación, pato- y de su inserción en los mercados internacionales.

La calidad que hoy caracteriza a la Fiesta Nacional del Caballo se cristaliza en la tarea de la Asociación Argentina de Fomento Equino. En oportunidad de este encuentro criollo y popular en tierras sancristobalenses, Campolitoral dialogó con Francisco Mejías, inspector clasificador de la entidad, quien dio pautas claras de la actividad de control y registro de caballos.

La selección

La Asociación Argentina de Fomento Equino lleva el registro genealógico de las razas equinas y desempeña una tarea, a través de sus inspectores, de selección por tipo de animal. En esta ocasión, Mejías estuvo acompañado por Miguel Karlen de Hersilia.

Previo control veterinario realizado desde la entidad ruralista, que evita que ingresen a concurso caballos que tengan distintos tipos de taras, el jurado de admisión determinó los tipos de animal en función de su utilidad: trabajo, paseo, equitación, polo, sangre pura de carrera, etc.

En una tercera instancia, después del control sanitario y de la selección por tipo, el jurado de clasificación -que encabezó Mejías- establece dentro de cada grupo el ejemplar que mejor define la raza o tipo. “A modo de ejemplo, los caballos deportivos siempre son mestizos, tienen un origen de sangre pura de carrera y son más livianos. No tienen las características de un animal de trabajo”, explicó.

Con su experiencia de más de 15 años visitando la exposición en San Cristóbal, este inspector procedente de Buenos Aires, consideró que si bien no se expone la cantidad de animales de otros años, sí fueron mejorando el estado y la presentación. “Observo que el hombre que gusta tener un caballo en buenas condiciones, se esmera en la sanidad o en la buena alimentación que se traduce en un buen pelaje. Cualitativamente los caballos están muy bien”, resumió.

El lugar indicado

Desde una perspectiva más integral, Mejías evaluó que la actividad hípica normalmente es oscilante, con momentos buenos y no tan buenos. Pero más allá de eso, rescata la dedicación y pasión del hombre de campo por trabajar un exponente que con el tiempo llega a una exposición como esta. “Fuera de los caballos de competencia, cualquier persona puede acceder a un caballo”, señaló el inspector ante la consulta acerca de una tendencia elitista de la actividad, cuestión que descartó por completo.

En cuanto al vínculo de la cría de caballos con la ganadería, Mejías advirtió que tiene una incidencia en el plano comercial, pero no directamente en el fomento de la actividad. Y en particular, en referencia a San Cristóbal, consideró que es una de las más importantes muestras orientadas hacia el caballo. “Si uno quiere venir a ver caballos, esta es una exposición para eso, donde se define bien el tipo de caballo porque hay un conocimiento de la actividad”, concluyó.

Para Francisco Mayoraz (p) “el caballo transmite un espíritu y ese espíritu también es parte del hombre que acompaña ese animal. Hay que buscar el hombre indicado para cada caballo”

El ADN del caballo

La Asociación de Fomento Equino tiene inscriptos unos 200 criadores de caballos. Campolitoral presenció el desempeño del inspector Mejías, quien confeccionaba fichas donde se deja constancia del nombre del criador, el nombre del caballo, los nombres del padre y madre del caballo ya inscriptos, sexo, pelo y fecha de nacimiento y lugar, y su raza.

El procedimiento prosigue con una reseña del animal y la firma del inspector que certifica la observación del caballo. “Es un DNI del caballo. Se toma una muestra de pelo que se lleva a la Sociedad Rural Argentina y se establece el ADN del animal. Sabemos que este potrillo es hijo de esta yegua y este padre porque tenemos los pelos de ambos. Este registro le proporciona al criador el DNI de su nuevo ejemplar”, explicó.

Desde hace dos años, esta tarea que lleva décadas se completa con la colocación de un chip en el cuello, que mediante un lector permite identificar al animal. “Este procedimiento otorga transparencia y elimina la picardía de aquel que quiere hacer pasar un potrillo por otro”, aclaró Mejías, y precisó que cada año se inscriben en este registro 1600 potrillos en todo el país.

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La mejor cabeza

Francisco Mayoraz (p) obtuvo el premio más importante de la Fiesta Nacional del Caballo: la mejor cabeza. En diálogo con Campolitoral, relató su satisfacción por este logro que tuvo a la tradicional familia sancristobalense como protagonistas. En ese sentido, resaltó la calidad de los animales expuestos, en una competencia que no parecía fácil. “Me puse serio y me acerqué con detenimiento a observar los caballos. En la selección quedaron cinco animales, de los cuales cuatro eran nuestros, dos míos y dos de Francisco”, comentó en referencia a su hijo.

Finalmente, don Mayoraz se alzó con el premio para alegría de su familia. “La cabeza del caballo tiene que estar en relación con el cuerpo. Y tiene que ser simpática. Interesa cuando el animal está atento, cuando lo mira a uno. El caballo transmite un espíritu y ese espíritu también es parte del hombre que acompaña ese animal. Hay que buscar el hombre indicado para cada caballo”, concluyó.

/// el dato

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