Una medida que no se hace humo

Una medida que no se hace humo
 

La vecina provincia de Entre Ríos abrió cinco consultorios y capacitó a 32 profesionales de la salud para brindar tratamientos gratuitos para dejar de fumar. Una política clara para combatir la causa de muerte más prevenible.

TEXTOS. AGUSTINA MAI ([email protected]). FOTOS. EL LITORAL.

Una ley, un programa, decisión y voluntad. La conjugación de estos factores posibilitaron que en Entre Ríos se inauguren cinco consultorios públicos y gratuitos para dejar de fumar.

“Con el programa ‘Entre Ríos libre de humo’ intentamos que se lleve a cabo la ley para no fumar en espacios cerrados. Tenemos la ley provincial y ahora también la nacional”, explicó el Dr. Luis Darío Larrateguy, coordinador de Enfermedades Crónicas no Transmisibles de la vecina provincia.

El objetivo fue ambicioso, pero no imposible: abrir consultorios gratuitos -en centros de salud y hospitales públicos- para ayudar a la gente a dejar de fumar. Con la colaboración del profesor Gustavo Saer de la Universidad de Comahue y del director de Latinoamérica de Global Bridges -una fundación de la Universidad de Arizona (Estados Unidos)-, se capacitaron 32 cardiólogos, neumonólogos, médicos generalistas, enfermeros y psicólogos.

“No fue fácil; estuvimos trabajando durante todo el año, con el objetivo de capacitar a los profesionales para que puedan crear consultorios de cesación tabáquica”, comentó Larrateguy. Algunos de esos profesionales ya abrieron cinco consultorios en Concordia, Gualeguaychú, Paraná y Gualeguay.

Cuando los pacientes asisten a esos centros de salud u hospitales para pedir turno para otras especialidades, se les informa que -si son fumadores- cuentan con un consultorio para intentar dejar el hábito.

TRATAMIENTO

El primer paso consiste en una “intervención breve”. “Son cinco minutos, en los que se explica a una persona fumadora lo que genera el tabaquismo y se le dice que tiene que dejar de fumar. Entre el 5 y el 7% de la población que es intervenida de esta manera deja de hacerlo”, explicó Larrateguy. El resto de las personas, si quedaron interesadas por esta intervención breve, pueden ir al consultorio gratuito de cesación tabáquica.

¿Qué diferencia hay entre una intervención breve y la cantidad de información que circula sobre los daños del cigarrillo? El especialista aclara que en la intervención breve “no sólo se da información, sino que se trata de mostrarle al fumador -en poco tiempo- los riesgos de fumar y motivarlo para que deje de hacerlo”.

Y enfatiza: “Los medios de comunicación siempre están hablando de los riesgos del tabaco, pero que un profesional de la salud le diga a una persona que tiene que dejar de fumar, ésa es la intervención que logra que la persona deje. Hasta ese momento, si uno lo escucha en la radio o en la televisión cree que no le va a tocar. Pero es mucho más importante que un profesional te diga cara a cara, mirándote a los ojos que tenés que dejar de fumar”.

Para lograr abandonar el hábito hay que estar motivado. “La persona que va a dejar de fumar tiene que haber tomado la decisión y tiene que estar preparada para hacerlo. A partir de allí uno puede trabajar con la terapia conductual: ir cambiando conductas que llevan a fumar”, explicó el especialista.

El tabaquismo es una adicción doble: farmacológica -a través de la nicotina- y psicológica. “Una persona fuma después de algo, con determinada persona o en determinada circunstancia. Al cambiar esos hábitos, la persona empieza a dejar de fumar”, comentó.

Sin embargo, quienes padecen de una alta adicción farmacológica necesitan medicación para superar el síndrome de abstinencia. “Dejar de fumar no es fácil, pero tampoco es imposible. Con todos los métodos y la potencia que tengamos en los consultorios de cesación calculamos que va a dejar de fumar un 40% de quien lo intenta”, indicó el coordinador de Enfermedades Crónicas No Transmisibles.

FACTORES DE RIESGO

El tabaquismo es uno de los factores de riesgo más importante de las enfermedades crónicas no transmisibles. Es la causa de muerte más prevenible y más del 70% de las muertes por cáncer de pulmón, bronquios y tráquea son atribuibles al consumo de tabaco. “Necesitamos trabajar en este tema para evitar que 40.000 personas mueran en nuestro país”, señaló Larrateguy.

Si bien en Entre Ríos existían consultorios privados para dejar de fumar, con la difusión de la atención gratuita, más gente podrá acceder al tratamiento. “Se trata de una iniciativa propia de cada centro de salud, con el apoyo permanente de la coordinación de Enfermedades Crónicas No Transmisibles y del Ministerio de Salud. Pero tiene que haber un convencimiento de la comunidad de cada centro de salud porque todos tienen que trabajar en este tema”, sostuvo.

Un tercio de la población fuma y esa proporción asciende al 40% en las personas que tienen entre 18 y 40 años. Pero Larrateguy invita a leer estas estadísticas de modo inverso. “Hay que dar vuelta los números: dos tercios de la población no fumamos, es decir que la mayoría somos los no fumadores. Por lo tanto, tenemos que lograr que no se fume en los lugares cerrados para no aspirar el humo de segunda mano o tabaco ambiental, que es el que exhala el fumador y produce tantas enfermedades como si fumáramos activamente. Es un camino largo, pero no imposible. No esperamos resultados inmediatos, sino que en unos 10 años vamos a ver un cambio sustancial en los números”.

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LEYES VIGENTES

Desde 2006, Santa Fe cuenta con la ley 12.432 que creó el Programa de Control del Tabaquismo para prevenir el hábito de fumar. Esta normativa prohibe que se fume en espacios cerrados -públicos o privados. Este año también fue aprobada la ley nacional antitabaco.

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La persona que va a dejar de fumar tiene que haber tomado la decisión y estar preparada para hacerlo. A partir de allí se puede trabajar con terapia conductual.

¿DEJAR DE FUMAR ENGORDA?

La idea de abandonar el cigarrillo suele estar asociada con el temor a engordar. ¿Esto es un prejuicio? No, no lo es. El doctor Larrateguy asegura que “se puede engordar hasta 10 kilos por un engorde metabólico”.

¿Por qué? El tabaco genera muchas alteraciones en nuestro organismo, por ejemplo en el olfato y el gusto. “Cuando la persona deja de fumar comienza a sentir olores y sabores que no sentía antes. Pero además, metabólicamente, las células dejan de estar invadidas por las 4.000 sustancias tóxicas que entran al pulmón y por el efecto de envejecimiento de las células. Por lo tanto, empiezan a trabajar más y mejor, con un aumento de peso”, explicó el especialista.

De todas formas, aclaró que -con un programa nutricional y actividad física- se puede minimizar el aumento de peso.