Vivencia en escuelas rurales

Margarita Giordanino de Casim.

LC: 6.402.441. Ciudad.

Señores directores: Ocasionalmente participé de la primera Jornada Interinstitucional de las escuelas rurales Nº 577 de Paraje La Costa de Monte Vera, la Nº 51 de San Pedro Sur y la Nº 575 de Constituyentes, donde se llevó a cabo este encuentro.

Soy una docente ya jubilada, es por eso que con la mirada de mi experiencia atesorada en el paso por instituciones educativas, me permito algunas reflexiones que a continuación quiero compartir:

Ese día los alumnos, acompañados por el personal, participaron en una propuesta presentada en el área de Plástica por la docente Alejandra Pierini. Cuán valiosa fue la misma que, dada a través de un poesía rica en elementos e imágenes, interesó tanto a los pequeños del nivel inicial como a los mayorcitos de séptimo grado. Todos trabajaron con entusiasmo y alegría en un clima ordenado, respetuoso y emocionalmente placentero, con una verdadera preocupación constante por la formación de buenos hábitos. De una cesta llena de crayones, papeles de colores, tijeras, palitos de helados y canciones... la docente sacó ¡muchas estrategias y recursos! para modelar un edredón de nubes para el sol soñador, generosos árboles con flores, mariposas, abejas, hormigas, ciempiés... En el cierre, la escena primaveral compuesta por cada uno de los personajes creados se llenó de vida con la música y la algarabía de chicos y grandes.

Es que cuando los maestros viven su diaria tarea como una capacidad con sentido de servicio, amor, gratuidad, compromiso, y sobre todo, de ejemplo en el trabajo compartido —como lo manifestaron ese día—, lo que transmiten a sus alumnos es una forma de socialización que imprime marcas duraderas.

El paso por estas escuelas rurales hizo que mi corazón vibre pleno de alegría al ver, exteriormente, edificios remozados, con espacios de recreación bien cuidados, con pabellones sanitarios con espejos y toallas; e interiormente, ámbitos agradables con abundancia en el equipamiento que esta época requiere: computadoras, televisores, videotecas y bibliotecas nutridas de materiales actualizados. Al abrir las puertas de las aulas lo invade todo un cálido bienestar dado por la confección de láminas hechas con dedicación y bien ubicadas para la percepción, con palabras grandes de bienvenida, con conocimientos plasmados reafirmando la significatividad del “aprehender”. En fin.. me quedé pensando que esos educandos, con su ingenuidad y su frescura, reciben saberes, un lenguaje cuidado, laboriosidad, arte, cariño y respeto en la lección de todos los días.

¡Gracias! queridos directores educadores: señora Silvia Ruiz Díaz, señora Nidia Osuna y señor Adrián Antolini, por hacer que los niños crezcan felices con todas las oportunidades que les brindan.