Según testimonios

Es de Cuello la pala que habría matado a Tomás

Télam

Compañeros de trabajo de Adalberto Cuello, detenido por el crimen de su ex hijastro Tomás Dameno, cometido la semana pasada en Lincoln, reconocieron ante los investigadores que la pala secuestrada en la causa, y que se cree fue el arma homicida, pertenece al imputado.

Fuentes judiciales informaron a Télam que esta herramienta fue mostrada en las últimas horas a varias de las personas que trabajaban en tareas del albañilería junto a Cuello (39), único acusado del homicidio aunque él aseguró que es inocente.

Los voceros confirmaron que se trata de la misma pala que fue encontrada el fin de semana abandonada en el autódromo municipal, donde también aparecieron la mochila de los Power Rangers y el guardapolvo de la víctima.

Los investigadores creen que esa pala pudo ser el arma homicida, pero aún no hay confirmación de ello porque esa herramienta está siendo sometida a todo tipo de peritajes en la ciudad de La Plata para detectar si hay rastros de sangre o alguna otra evidencia de la víctima, o huellas y ADN del sospechoso.

Es que en la autopsia, los forenses determinaron que Tomás fue asesinado a golpes con un objeto duro y romo que le provocaron la fractura de su cráneo.

Posibles golpes

Los investigadores creen que el asesino pudo haber empleado la pala al revés, aplicando con el mango los golpes en la cabeza. En tanto, de acuerdo con la transcripción de la declaración indagatoria que prestó el sábado ante el fiscal Javier Ochaizpuro, y a la que tuvo acceso Télam, Cuello aseguró que “siempre estuvo muy preocupado por la desaparición de Tomás”.

Al describir su vínculo con su ex hijastro, dijo que “su relación con Tomás en Timote era espectacular, pero cuando llegaron a Lincoln, la misma cambió, no sabe por qué”.

“Sólo una vez lo levantó de una oreja a Tomás, pero nunca le pegó. Como la relación con Leonor estaba mal, le había roto ropas y fotos al deponente entonces él le rompió una PlayStation porque consideraba que Tomy no era agradecido con él”, explicó.

También dijo que a Tomás “le enseñó a comer, a no tirar la comida” y en ese sentido agregó: “Sólo le enseñaba, pero si no comía no lo retaba ni le pegaba”.

Relación entre ambos

Cuello se defendió al afirmar que “no tiene nada que ver con lo que le pasó” al chico y que “Tomás era un santo, motivo por el cual nadie tenía problemas con él”.

Al explicar qué hizo el día de la desaparición de Tomás, el albañil aseguró que “se levantó a las 11.15 aproximadamente”, que su novia, María Inés Márquez, lo llevó en el auto de sus suegros “a lo de un amigo y luego volvió cerca de las 12 a su domicilio”.

Pese a que ayer la propia Márquez negó ante el fiscal haber estado ese día con él, Cuello explicó que su actual pareja lo dejó en su casa y “se fue a trabajar a la escuela”.

Indicó que él “se acostó unos 15 minutos y se levantó”, que “preparó la máquina para sacar el agua de la pileta pero no lo hizo” y que “alrededor de las 12.45 colgó una foto en Facebook y más tarde otra foto en el mismo lugar”.

Siempre según el texto de la indagatoria, Cuello dijo que “más tarde, cuando vinieron sus tíos del cementerio, se enteró de la noticia de que Tomy no había llegado”.

El imputado afirmó que llamó “dos veces a Leonor”, su ex pareja y madre de Tomás, y ella “le comentó lo de su hijo”.

Cuello señaló que luego “Leonor y la policía llegaron a su domicilio y le tomaron sus datos personales”, que él le preguntó a su ex mujer si quería que “ayudara a buscar a Tomás”, que ella “le contestó que no” y entonces “él se quedó en su casa”.

El albañil recordó que media hora más tarde llegó un móvil policial a su casa que lo trasladó a la comisaría, donde declaró y lo tuvieron hasta las 22, momento en el que regresó a su casa.

Sin respuestas claras

El acusado también reconoció que el viernes anterior a la desaparición socorrió a Tomás y a su primo Santiago cuando un grupo de chicos más grandes los corrían para pelear, pero no supo justificar por qué estaba merodeando el colegio de su ex hijastro.

Al respecto, el acusado indicó que “estaba cerca del colegio porque fue a comprar leche para su hijo Juan Martín que tiene con Leonor y a jugar un número de quiniela”.

Primero explicó que “a esa hora cerca de su casa no hay nada abierto para comprar leche y menos para jugar a la quiniela”, pero luego dijo que, en realidad, el negocio cerca de su casa “vende caro” y por eso prefirió ir al supermercado cerca del colegio.

Además, el imputado aseguró que “nunca le comentó a nadie que quería secuestrar a Tomás para hacerle pagar a Leonor por no dejarle ver a su hijo Juan Martín, sino que alguna vez dijo que el día que tuviera dinero se llevaría a Juan Martín y eso le dolería a Leonor, pero no se refería a Tomás”.