Ni buenos, ni malos: mutantes

Ni buenos, ni malos: mutantes

Parte del nutrido elenco mutante que pululó por las series X durante décadas.

Los conflictos de identidad y las discrepancias metodológicas signaron desde el principio las historias de los X-Men. En la nueva etapa que se inicia ahora, y que se publica en Argentina, Wolverine y Cíclope encabezan dos bandos enfrentados.

TEXTO. EMERIO AGRETTI.

Como todo el mundo sabe, los mutantes juraron proteger a un mundo que los odia y los persigue. O más o menos, porque desde el propio arranque de la serie, allá por los años ‘60, quedó claro que para algunos de ellos las cosas no eran tan así, y preferían defenderse con el mejor ataque posible.

Entonces, más allá de villanos genéricos o sagas con imperios intergalácticos, el desenvolvimiento del cómic de X-Men durante casi cincuenta años se apoyó en una concepción dual y algo ambigua, que puso en crisis el tradicional maniqueísmo del medio. Acá los malos muchas veces tenían sus razones, los buenos se permitían utilizar recursos cuestionables y las confrontaciones no siempre dejaban en claro quien se ubicaba en los respectivos bandos. Y, de hecho, el principal enemigo de los mutantes era la humanidad a la que dedicaban sus mejores esfuerzos, que no vaciló organizar sistemáticas campañas de exterminio, diseminar virus letales o construir gigantescos robots programados para eliminarlos.

Esta dualidad, matizada con una sucesión interminable de conflictos sentimentales y de identidad, encontró su mayor síntesis en las personalidades de Charles Xavier (Profesor X) y Eric Lehnsherr (Magneto), sus respectivos enfoques de “la cuestión mutante” y las estrategias a seguir. Con el soporte argumental de flashbacks a sus días en el campo de concentración nazi de Auschwitz y el final de su familia, las películas “X-Men” y “X-Men Primera Generación” subrayan la condición trágica del personaje de Magneto, a la vez que diferencian sus motivaciones de las arquetípicas. El último filme, incluso, desarrolla argumentalmente el proceso que llevó a los dos líderes mutantes a encabezar bandos opuestos, a costa de su amistad y del objetivo común que en principio perseguían. Xavier cree que es posible convivir con los humanos. Magneto -no sin razones- considera que la única posibilidad de supervivencia de la nueva especie que encarnan es imponerse al “homo sapiens”. Si bien en las películas ésto está bastante diluido, en los cómics ha quedado claro que el profesor X es capaz de acciones absolutamente reprochables en pos del “bien mayor” , y que su antiguo compañero, aún en un marco de confrontación, mantiene la lealtad hacia sus congéneres.

PODERES EN CONFLICTO

Como un reflejo atenuado de esta dualidad, y teñido a la vez por la rivalidad que sostienen por el amor de una mujer -Jean Grey, actualmente muerta tanto en el cine como en la historieta, al menos en su forma física-, aparecen las contrafiguras de Scott Summers (Cíclope) y James Howlett (como ahora se sabe es el verdadero nombre de Logan, o Wolverine). Estos dos personajes hicieron un camino inverso al de los dos principales referentes, y pasaron de la enemistad al respeto mutuo y la camaradería, pero siempre con el conflicto amoroso de fondo y perfiles contrapuestos: Cíclope es el “mejor alumno”, recto y disciplinado, y Wolverine es el rebelde, violento y menos escrupuloso.

Una vertiginosa sucesión de acontecimientos producidos en el cómic en los últimos años -la casi aniquilación de la raza mutante y su posterior renacimiento, el desplazamiento a un segundo plano del profesor X , la destrucción de la mansión Xavier y el establecimiento de algunos de sus ex inquilinos en la isla Utopía, la creación de un violento grupo de élite para misiones secretas, viajes temporales e interdimensionales, muertes y resurrecciones, y hasta un ataque vampírico, entre ellos- llevó a un cuadro de situación que invierte los roles. Convertido en líder los X-Men, en pareja con la ex villana Emma Frost (la ex Reina Blanca, vista en Primera Generación) y con el propio Magneto como aliado, Cíclope ensaya ahora una estrategia más proactiva y apunta a generar un verdadero ejército de mutantes. Un más apaciguado Wolverine, en tanto, se convierte en el depositario del legado pacifista de Xavier y, acompañado por un grupito de partidarios, abandona la isla y vuelve al continente a montar el tradicional Instituto para Jóvenes Superdotados, ahora bautizado “Jean Grey”.

Los demás mutantes -algunos integrantes del equipo clásico y conocidos por el cine o los dibujos animados, otros exclusivos del cómic y con distinto grado de protagonismo- deberán optar a cual de las facciones adhieren.

LOS CÓMICS QUE VIENEN

Estos son los acontecimientos que se narran en la saga “Schism”, que está a punto de publicarse en nuestro país bajo el nombre “Rupturas”, y en su directa continuidad, “Regénesis”. Luego, la andadura por separado de ambos grupos mutantes continuará en la clásica “Unncanny X-Men” -relanzada con un nuevo número 1- y la novedosa “Wolverine & the X-Men”, aunque también repercutirá -en mayor medida- en las demás series que componen el universo mutante.

En nuestro país, las revistas de Marvel están siendo editadas por Ovni Press, que -además de ediciones especiales como las de El Capitán América, Deadpool, X-Force y Marvel Zombies- publica mensualmente Los Vengadores, Spider-man, Wolverine y X-Men. Ante el nuevo panorama, ya adelantaron que sacarán “Rupturas” y aún resta definir el plan editorial de ahí en adelante. Una buena oportunidad para que los lectores argentinos se pongan al día con la cambiante actualidad de estos personajes, que suele ser mucho más vasta y compleja de lo que se llega a ver en el cine.

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Entre el pacifismo y la guerra preventiva, los mutantes vuelven a dividirse en facciones antagónicas, en la saga “Rupturas”, que tendrá edición argentina.

Más allá de villanos genéricos o sagas con imperios intergalácticos, el desenvolvimiento del cómic de X-Men durante casi cincuenta años se apoyó en una concepción dual y algo ambigua, que puso en crisis el tradicional maniqueísmo del medio.

La película “X-Men Primera Generación” plantea el conflicto entre integración o dominio, a través de la amistad y el enfrentamiento entre el profesor X y Magneto.

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WOLVERINE, EL IRROMPIBLE

Nacido casi accidentalmente en las páginas de “El Increíble Hulk”, e incorporado a los X-Men en el relanzamiento de la revista, Wolverine es indudablemente el mutante más popular y ubicuo del universo Marvel.

El estrellato que obtuvo en el mundo del cómic y el espaldarazo que le añadió el carisma de Hugh Jackman en las distintas entregas de la saga fílmica de X-Men -incluyendo un cameo en “Primera Generación”- llevó a que tenga tanto una revista con su nombre, como su propia saga cinematográfica. Y si “Wolverine: Origins” resultó bastante decepcionante para la mayoría de sus seguidores, hay muchas expectativas de que la secuela (“The Wolverine”) levante un poco la puntería.

Su nombre también encabezó la última serie animada de los mutantes, que se llamó igual que la nueva revista: Wolverine y los X-Men. Mientras tanto, su cómic en solitario se sigue publicando -y también tiene edición argentina-, de la mano de uno de los guionistas más interesantes de la actualidad, Jason Aaron.

Su etapa en la revista -aunque antes lo escribió en Arma X- se inicia con el alma del personaje atrapada en el infierno, donde se encuentra con muchos viejos enemigos. Mientras tanto, su cuerpo hace estragos en el mundo físico, poseído por un demonio, mientras varios conocidos de Marvel intentan salvar la situación.

En tanto, también se puede ver a Wolverine como integrante del grupo superheroico Los Vengadores, junto a -entre otros- Iron Man, Thor, el Capitán América y Spiderman. Por cierto, esa agrupación ha contenido en distintos momentos a varios mutantes, como la Bestia y los hijos de Magneto -Mercurio y la Bruja Escarlata-, y próximamente sumará a Tormenta, acompañada por su esposo Pantera Negra.

El mutante de las garras de adamantium también comparte cartel con el Hombre Araña en la muy recomendable miniserie “Astonishing Spiderman y Wolverine” (de Aaron y Adam Kubert), una trepidante historia con saltos temporales desde el pasado más remoto a un futuro alucinante, cuyo principal atractivo es la interacción entre los personajes, en un nuevo ejercicio del clásico tópico de la “pareja despareja”.

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Rayos ópticos contra garras de acero: en el mundo del cómic, los argumentos se cruzan de manera contundente.