llegan cartas

Al enemigo sin piedad, y con resentimiento

Juan Manuel Duarte

DNI 23.464.924

Un nuevo caso de resentimiento extremo acaba de suceder contra un oficial de las Fuerzas Armadas, cuya mujer grito ¡Larrabure! en un acto de 2007. Se lo echa por no usar la estrategia medieval de “controlar a su mujer”. Paradójico que un gobierno que se autoproclama progresista considere que las esposas de los militares deben ser enclaustradas y decir “sí marido, eres mi amo”

Jamás habrá cierre posible de las heridas del pasado si se apela al odio y al resentimiento, y en tal caso eso puede retornar cómo un boomerang cuando cambie el color político. Y no hay aparato mediático que pueda detenerlo. Pareciera confundirse el enjuiciar a criminales vestidos de uniforme con la destrucción masiva de las Fuerzas Armadas, llevada a niveles de pauperización inexplicables; mientras el Brasil de Lula compraba el mayor número de insumos militares de la historia de Latinoamérica y la Concertación de Chile renovaba todo su volumen militar. Hasta Pino Solanas habló de la indefensión de las FFAA.

Hasta los Institutos de Enseñanza Militares intentaron ser cerrados; lo que amén de bochornoso, pareció ser un acto de traición descabellada de la entonces Ministra Garré contra decenas de sus propios ex compañeros de las Organizaciones Armadas Guerrilleras de los ‘70 que egresaron de los Liceos Navales y Militares; a quienes en mi opinión, lisa y llanamente se los intentó volver a borrar de la historia cerrando los lugares donde se formaron. Y hablo de nombres como: Envar el Kadri, Molina, Donda, etc. En mi caso, soy liceísta, fervoroso seguidor del Padre Mugica, a quien conocí dando Catequesis Villera en La Villa 1-11-14, labor que desarrollo desde hace 15 años, hoy en el Conurbano. Y jamás dejaría de compartir un café, por ejemplo, con mis ex compañeros macristas. La Justicia y la autocrítica seria de todos los que intervinieron en los sucesos de aquel tiempo, cerraran aquellas heridas. El resentimiento sólo genera más resentimiento.