Al margen de la crónica

Los diamantes de Liz

Ella misma describía esa relación como “un amor profundo”: Elizabeth Taylor estaba obsesionada con los diamantes y otras joyas. Los regalos de sus numerosos admiradores tienen un valor millonario y a partir del 13 de diciembre se subastarán en Nueva York. Hasta entonces, se exhiben en la casa de subastas Christie’s.

Estuvo casada ocho veces, tuvo aventuras y amigos, pero su verdadera pasión era otra: los diamantes. Taylor adoraba las piedras preciosas, las llevaba continuamente, las idolatraba e incluso llegó a escribir un libro sobre ellas. Su único amor eterno lo conoció ya con 17 años.

Y nueve meses después de la muerte de la leyenda de Hollywood, se subastarán en Nueva York sus joyas, sus vestidos y sus obras artísticas, valoradas en conjunto en 30 millones de dólares, aunque los expertos esperan conseguir bastante más. Unas de las piezas más destacadas son las ropas subastadas. Como un ángel ondea un vestido con amplias mangas, mientras otro provoca la admiración de una empleada de la casa de subastas: “¡Dios mío, el rojo, dios, qué bonito!”. Y es que la propia Taylor poseía también una belleza casi divina. Así se ganó los corazones de sus ocho maridos, en realidad siete, porque con uno, Richard Burton, se casó dos veces. Se amaron y se odiaron, no podían vivir juntos, pero tampoco el uno sin el otro. Incluso Taylor pidió que la enterraran con sus últimas cartas de amor.

En el catálogo de Christie’s figuran 80 joyas de Taylor, 29 de las cuales fueron regalo de Burton. La pieza que él le regaló hace 40 años cuando nació su primer nieto está valorada en 200.000 dólares. El anillo de rubíes de la Navidad de 1968, en 1,5 millones. A un precio más modesto se parte para la subasta del “anillo de diamantes pingpong”, así denominado porque Burton se lo regaló a Taylor por un partido de tenis de mesa que había ganado.

Y ahí está el increíble anillo de diamantes Krupp, de más de 33 quilates y casi perfecto en cuanto a pureza y color. Christie’s lo llama el anillo de Elizabeth Taylor, porque el nombre de la leyenda de Hollywood vende mejor que el de la familia de industriales alemanes. Por él, se espera conseguir 3,5 millones de dólares, casi 12 veces más del precio de compra en 1968 a su competidora Sotheby’s.

Ese mismo año, Burton le ragaló a Taylor el anillo. “Lo llevaba siempre”, explica la experta en diamantes Roskind. “Todos los días, incluso durante y después de la separación, nunca lo dejó”.

Incluso en su aparición como invitada en la serie de dibujos animados “The Simpsons” lo llevaba puesto. El gran artista del pop art Andy Warhol dijo en una ocasión: “Qué maravilloso sería volver a nacer siendo un gran anillo en la mano de Elizabeth”.

Los diamantes no son parte de la vida de Liz: son Liz. Con sólo 17 años, le devolvió un diamante a su entonces prometido tras la separación, diciéndole: “Te devuelvo el diamante, pero mi corazón estará para siempre en su interior”.