Festejos, sólo para algunos

Hugo L. Bonomo

DNI 6.238.457

“Las grandes comilonas se realizan periódicamente, organizadas por distintas instituciones para gran cantidad de gente. Son multitudinarias, muy bien servidas e incluyen música, animación y shows con niveles de sonido que rompen los tímpanos, sin olvidar las bombas de estruendo, que aportan su encanto al ágape. Realmente es una locura que disfrutan todos los que se han integrado al mega festejo.

En los alrededores, cientos de vehículos son ubicados por los trapitos en las ochavas, en algunos casos frente a los garages o sobre las veredas... en fin: donde cuadre. La parafernalia comienza llegada la noche y dura hasta las 6 de la mañana del día siguiente. Los que viven alrededor de la fiesta, es decir los vecinos, los habitantes de la ciudad, disfrutan el estar despiertos, mientras gozan viendo temblar los vidrios de sus ventanas y agradecen el estruendo que no los deja dormir, porque así pueden controlar que no le ocurra nada al exterior de su propiedad o, quien tiene garage, cuidar que no obstruyan la entrada. Pero todo tiene su compensación; el provocado insomnio les permite recordar los abrazos solidarios al inmueble, que posibilitaron su recuperación para ser destinado a Centro de Exposiciones y Convenciones, y también les da tiempo de imaginar cómo y cuando podrán recuperar su descanso, porque viene un festival de cumbia y otro de rock...

Adivinó; me estoy refiriendo a la ex estación del Ferrocarril Belgrano, en donde se han realizado algunas pocas exposiciones y convenciones, pero muchos “eventos” ya que el gobierno municipal la alquila con un criterio propio, difícil de comprender. ¿O es cultural la contaminación auditiva? ¿No es el propio municipio el que relocaliza los boliches bailables para sacarlos de los barrios más poblados? Si comparamos; los boliches bailables son un templo al lado de lo que produce la ex Estación Belgrano. Hay normas y leyes que deben cumplirse y derechos que deben respetarse: los vecinos pagan sus impuestos y cumplen con sus obligaciones. Las autoridades tienen la responsabilidad de cumplir, y hacer cumplir las reglas que ellos mismos han implementado, independiente de las circunstancias que las han generado y de los intereses que no comprenden a todos los ciudadanos; incluyendo a los vecinos de la ex estación ferroviaria”.