¿Logramos una mejor calidad de vida generando un cambio mental?

Elizabeth Santángelo de Gastaldi

Hay casos que médicamente son considerados incurables y difíciles de tratar. También hay quienes piensan que la espiritualidad poco o nada tiene que ver con la salud, sobre todo si no se es creyente. No obstante, un organismo tan relevante como es la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que nada tiene que ver con los movimientos o creencias de tipo espiritual, señala la importancia de la espiritualidad con relación a la salud en el documento titulado: “Estrategia global para la salud de todos en el año 2000 (http.//www.who.int/whoisis/es/index.html)”.

Para mí la espiritualidad puede tener resultados prácticos en nuestra salud cuando se fundamenta en la confianza y seguridad que brinda el reconocer el poder de Dios como el bien único.

En mi propia experiencia he podido comprobar que el dedicar tiempo al desarrollo de mi conciencia ha sido fundamental para ir abriéndome a la posibilidad de liberarme de gran número de temores, lo cual a su vez siempre me da paz y serenidad al corazón.

Este cambio en mi conciencia me prepara para volverme a Dios en oración y considerar el ejemplo de su hijo Cristo Jesús. Este cambio desde el interior, produce cambios notables en todos los aspectos de mi vida, modificando mi carácter y generando así un impacto en mi salud.

Permítanme ilustrar con un ejemplo cómo oré hace unos años cuando repentinamente comencé a notar manchas en la piel y una irritación y comezón muy severas. Noté que hacía días que tenía una situación en la oficina con un compañero. Discutíamos mucho y esto me enojaba al punto de querer tener siempre la razón. Pensé entonces qué habría hecho Jesús en una situación similar y decidí ver a mi colega en su verdadera esencia.

Pensé que si tanto él como yo teníamos un mismo origen espiritual, este debía ser totalmente bueno. Me esforcé entonces por identificar las debilidades de carácter que estaba percibiendo y pensar en su opuesto. Para mi sorpresa, empecé a descubrir frente a mí a una persona humilde, dócil, sincera y comprensiva.

Realmente me olvidé del problema físico durante los días que empecé a entablar un diálogo amable como mi compañero. La piel comenzó a tener una apariencia normal y al mismo tiempo el enojo y orgullo habían desaparecido completamente.

Mi caso no es único. Un estudio que aparece en el número más reciente de la publicación “Psicología de la religión y espiritualidad” de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por su sigla en inglés) señala que en Estados Unidos, entre 2001 y 2007, ha aumentado el número de personas que utiliza la oración para enfrentar los problemas de salud (un 43 % entre los adultos). Asimismo, el estudio indica que la oración ocupa el tercer lugar como la medicina alternativa utilizada con más frecuencia, por lo que la organización llama la atención de los proveedores de tratamientos de salud mental y física para que estén al tanto de la prevalencia de este recurso. (Estudio en inglés: http://www.apa.org/pubs/journals/releases/rel-3-d-67,pdf).

Todos tenemos la posibilidad a practicar una oración que se origine en el corazón así como de estar atentos a identificarnos con estados de consciencia que nos ayuden a encontrar paz interior, perdón, alegría, amor. Quizás descubra como yo, que siempre tuvo a su alcance una buena alternativa para mejorar su salud y calidad de vida.