EN EL MUSEO MUNICIPAL DE ARTES VISUALES

“Amor empieza con A”

Este jueves, a las 20.30 se inaugurará la muestra de la artista plástica Virginia Farah, con curaduría de Stella Arber, la exposición se compone de cuadros inspirados en el libro “Las más bellas cartas de amor de todos los tiempos”, de Liliana Lukin, y de las producciones de los participantes del juego Aventurarte.

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La exposición se compone de cuadros inspirados en el libro “Las más bellas cartas de amor de todos los tiempos”, de Liliana Lukin, y de las producciones de los participantes del juego Aventurarte. Fotos: Gentileza producción

De la redacción de El Litoral

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La obra de la artista plástica santafesina Virginia Farah, “Amor empieza con A”, se expondrá desde este jueves en el Museo Municipal de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y Clucellas (San Martín 2068).

Con curaduría de Stella Arber, la singular muestra está compuesta por una serie de cuadros creados por Farah inspirados en el libro “Las más bellas cartas de amor de todos los tiempos”, una antología de cartas de Liliana Lukin, y se completa con la presentación de las producciones realizadas por los participantes del juego “Aventurarte”, cuyo punto de partida fue la obra pictórica de la artista.

“Amor empieza con A” podrá visitarse de manera gratuita hasta el 27 de enero próximo.

Respecto de la temática que aborda la artista, Stella Arber expresó que “Virginia Farah ha logrado instalar en Santa Fe una experiencia gestada a partir de los sentimientos, tal vez sin saber en qué profunda aventura se metía”. En este sentido, sostiene que “todo lo referente al amor humano puede hurgar en intersticios insólitos y llevar a lugares de desbordes, de pasiones incontenibles o de angustias ocultas en tiempos pasados. Ella gestó encuentros, asociaciones entre los invitados, llevándolos a un grado de intensos momentos y generó la situación perfecta para que todos ellos pudieran soltar, aunque sea por un rato sus más íntimos sentimientos, sus cargas afectivas profundas”.

La curadora sostiene que con esta propuesta “Farah compuso escenarios posibles y vivió con todos los presentes una instancia universal, así dejó vulnerables a sus invitados y comprendió a través de ellos que el arte y la vida tienen un vínculo ineludible y una trama urdida desde siempre, sólo había que provocar los hechos para descubrirlos una vez más”.

Juego y expresión

“Amor empieza con A” tiene como punto de partida la experiencia lúdica y la construcción colectiva. Desde 2008, la artista propuso una serie de encuentros abiertos al público en general en los que, por medio del juego Aventurarte, se invitó a los participantes a expresar cuestiones vinculadas al amor. Arber sostiene que “las reuniones denominadas tertulias, fueron la excusa para reunir a un grupo de personas, provocar encuentros de exploración artística, crear lazos sociales” y que la artista “extrajo de allí formas variadas de relacionarse en un tiempo específico; la conexión entre convocante y destinatario fue la obra, el objeto de ‘arte relacional’ que se produjo, es decir la densa red de interconexiones entre los miembros implicados”.

“Sin saber que estaba representando un movimiento artístico de última generación, donde la obra no está centrada en los resultados sino en las asociaciones de grupos, en las reuniones de personas con un mismo fin explica la curadora- se sucedieron los logros, que han sido muchos y los encuentros resultaron auspiciosos y Virginia Farah entre sorpresas y ansiedades pudo cubrir todos los flancos que se fueron presentando, aún mas, cada vez corría más riesgos; cada vez que proponía otra reunión, duplicaba la apuesta”.

En busca de una respuesta al desafío emprendido por la artista, Arber aventura que “tal vez lo hizo para probarse a sí misma cómo resolver los desbordes, cómo encauzar lo inesperado, o tal vez sólo quiso conocer cómo se comportan las personas cuando de amor se trata. Abrir esa puerta significa indagar en la vida misma, y asombrarse una y otra vez de las relaciones humanas. Farah ha querido darle un encuadre, nunca imaginó que llegaría tan lejos y que entraría sin quererlo al alma humana. Sus invitados intrigados primero, agradecidos después, tampoco sabían a qué iban, se encontraron con ‘otro lugar’ para manifestarse, ‘un lugar’ para jugar, interactuar y para dejar parte de su historia sobre la mesa”.

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