El resplandor de la luz artificial

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Francis Scott Fitzgerald.

Foto: Nickolas Muray

Hacía falta una buena nueva traducción de “El gran Gatsby”, una de las “grandes novelas americanas” del siglo XX. Superando con creces a las que ya circulaban en castellano, la de Pablo Ingberg logra restituir para nuestra lengua las muchas maravillas de este clásico moderno: su anticipación (en ciertas escenas como la de la fiesta en el departamento de Tom y su amante) del minimalismo de Salinger y Carver; la visión profética sobre la perversión económica que atacaría los fundamentos del gran ideal democrático estadounidense; la radiografía implacable de la “ingenua” depravación de los ricos (sobre la que Fitzgerald continuaría ahondando en toda su obra); la juventud y la provincia (el Medio Oeste del cual provienen todos los personajes importantes de la novela) contrapuestos al Este (Nueva York) “distorsionador”. Transcribimos aquí un fragmento de la introducción de Ingberg, en la que rastrea influencias de Conrad y Eliot en “El Gran Gatsby”.

El zeitgeist de la literatura estadounidense

Actualmente la idea de una gran obra estadounidense, la llamada “The Great American Novel (La Gran Novela Americana)”, es un concepto que aún sigue vigente en nuestros tiempos, un concepto que no deja de asimilarse con aquellas-...