¿Vientos de cambio en Rusia?

A veinte años de la caída de la URSS

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Gorbachov, figura obligada en este repaso, aunque el ex jefe del Kremlin prefiere mirar hacia adelante.

Foto: Archivo El Litoral

Una vez más, mientras Occidente celebra la Navidad, los rusos viven tiempos de cambio. En las mayores manifestaciones antigubernamentales en más de 10 años, decenas de miles de personas se manifestan hoy en Moscú a favor del derecho democrático de elecciones libres.

 

De la redacción de El Litoral

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Agencia DPA

El ex jefe del Kremlin Mijail Gorbachov recuerdó en los últimos meses una y otra vez la caída de la Unión Soviética, hace ya dos décadas. Pero poco antes del 25 diciembre, en el 20 aniversario de su renuncia oficial y la retirada de la bandera soviética, este hombre de 80 años prefiere mirar hacia adelante.

El ‘gen de la libertad‘ de los rusos sigue vivo, dijo el Premio Nobel de la Paz Gorbachov en una entrevista con el diario crítico con el Kremlin, cofundado por él, “Novaya Gazeya”, este viernes. Pero si bien ve posibilidades para un nuevo resurgir democrático, como en ese entonces con su política de perestroika (reestructuración) y glasnost (transparencia), no hay que contar con él para ningún frente.

Dos décadas después de la caída de la superpotencia atómica, muchos rusos siguen viendo a Gorbachov como el ‘sepulturero de la Unión Soviética’, que estaba formada por 15 repúblicas. Cuando en aquel entonces, en el contexto de una grave emergencia económica y social, renunció e hizo izar la tricolor rusa sobre el Kremlin, el presidente Boris Yeltsin se hizo cargo de la potencia nuclear.

En estos días especiales de conmemoración, a fines de diciembre, el jefe de gobierno Vladimir Putin volvió a atacar a Gorbachov. Según dijo en un programa de televisión, él habría hecho todo lo posible para mantener la integridad territorial de la Unión Soviética “sin esconder la cabeza en la arena”. “En la Unión Soviética se deberían haber abordado al mismo tiempo la reconstrucción económica y las reformas y haber consolidado la renovación democrática del país”.

Después de dos periodos de 2000 a 2008, el mismo Putin quiere volver al Kremlin en las elecciones presidenciales del 4 de marzo. A él también pertenece la frase según la cual la caída de la Unión Soviética fue “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”. No por nada la comunidad mundial sigue con atención los planes de Putin para fundar antes de 2015 una unión económica euroasiática como nexo entre la Unión Europea y Asia.

“Proponemos el modelo de una unión supranacional poderosa que esté en condiciones de ser un pilar del mundo actual”, escribió Putin en un diario a mediados de octubre. Los inicios están establecidos con una unión aduanera de Rusia junto a las ex repúblicas soviéticas de Kazajstán y Rusia. La idea es que se sumen otros miembros de la sucesora de la URSS, la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Añoranza por el antiguo imperio

Si bien Putin subrayó varias veces que no quiere recrear la Unión Soviética, como teme Georgia, enemistada con Rusia, la añoranza por el antiguo imperio es, 20 años después de la caída de la Unión Soviética, bastante grande, sobre todo en Rusia, según demuestran las encuestas de distintos institutos difundidas en diciembre. Alrededor del 53 por ciento de los encuestados lamentan la caída de la enorme URSS.

Sin embargo, según los analistas, una nueva asociación de Estados a semejanza de la UE, liderada por Rusia, tiene pocas posibilidades sin democracia. Según los historiadores, la Unión Soviética también cayó porque Gorbachov se atuvo durante demasiado tiempo a la economía planificada socialista y retrasó la renovación económica y política.

Dos décadas después de la caída de la superpotencia atómica, muchos rusos siguen viendo a Gorbachov como el ‘sepulturero de la Unión Soviética’, que estaba formada por 15 repúblicas.

Reformas

Dmitri Medvedev, que está dejando ahora la presidencia, anunció por primera vez reformas democráticas concretas para una mayor participación política en Rusia después de las manifestaciones sin precedentes. Los analistas consideran esto como el posible inicio de una pequeña revolución liberal “desde arriba”.