Arte + videojuegos

TEXTOS. AGUSTINA MAI. FOTO. PABLO AGUIRRE.

PASIÓN POR LOS VIDEOJUEGOS. “Para recibirme de Licenciado en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Entre Ríos hice una tesis -con Marcela Bortolotto- sobre el mundo virtual de ‘Second Life’. Siempre me interesé por el tema de los videojuegos y por los efectos de las nuevas tecnologías en la sociedad: especialmente en las comunidades virtuales y en los videojuegos de rol online. Mi idea fue siempre especializarme. Después de mucho buscar, encontré la posibilidad de hacer un Master en Francia”.

ESTUDIAR EN PARÍS. “Antes de ir a estudiar, viajé dos veces a Francia gracias a unas becas de la Alianza Francesa y el Club de Leones. Por una amiga francesa, me enteré de la posibilidad de hacer un Master. Presenté un proyecto en la Universidad París 8 para estudiar los efectos de las comunidades virtuales, enfocado en los videojuegos. Allí analicé el videojuego de rol online “World of Warcraft”. Es el juego online con más jugadores inscriptos en el mundo. Investigué la retroalimentación entre el mundo físico y el no físico. Para esto, me metí en el rol de jugador y, al mismo tiempo, en una especie de investigador escondido. Tuve que avanzar en el juego para conocer a los grandes jugadores, a quienes (en algunos casos) tuve la suerte de encontrar en persona. Descubrimos que muchas personalidades se modificaban (positiva o negativamente) en el mundo físico, a medida que aumentaba la influencia del avatar (la representación digital del jugador) en la vida del jugador”.

SEGUIR PERFECCIONÁNDOSE. “Después del Master me ofrecieron hacer un Doctorado. Hoy me dedico a hacer mi tesis doctoral y trabajo en el equipo de investigación ‘CiTu’ del laboratorio Paragraphe, que está formado por un equipo interdisciplinario: ingenieros en sistema, urbanistas, arquitectos, artistas y yo. Estoy trabajando en el proyecto ‘TerraDynamica’, que se dedica a desarrollar una plataforma virtual de París en 3D, simulando el dinamismo de las personas, del tránsito, etc.. Es un proyecto que nació en 2006 financiado por el gobierno francés y en el que participan alrededor de 10 instituciones”.

MUSEO VIRTUAL. “También trabajo en un proyecto que ideamos con mi director de tesis, Khaldoun Zreik, al que llamamos ‘Patrimonio cultural aumentado’. Consiste en simular un museo virtual en tiempo real, en el que la gente puede interactuar con las obras. Además, queremos llevar estos modelos 3D al plano físico. Para lograrlo, nuestra idea es mezclar los dispositivos de audio-guía con lentes de realidad aumentada: pretendemos que uno pueda ver una obra de arte y, en simultáneo, disponer de otra información -quién la hizo, cómo se restauró, por qué está en ese museo, etc.-. Además, aplicando la tecnología de control y movimiento de los videojuegos, aspiramos a jugar con las obras. Por ejemplo: que una obra te hable y te diga que tenés que buscar un objeto o un personaje de otro cuadro y así vas recorriendo el museo, buscando y analizando información, cumpliendo objetivos, jugando. Es un proyecto que venimos desarrollando hace seis meses y que ya propusimos a varios museos”.

QUE EL ARTE SEA MÁS DIVERTIDO. “Buscamos que el arte no sea tan contemplativo, sino que haya mayor interacción. Muchos creen que ir al museo es aburrido; creo que con esto se le va a dar otra dimensión comunicacional: podés hacer algo que te interesa y aprender jugando. Muchas personas que viajan a París, van al Louvre porque tienen que ir a ver la Mona Lisa, cuando hay muchísimas obras de gran importancia. Incluso cuando el museo está lleno, hay salas que están vacías porque la mayoría se concentra en las obras más famosas, cuando hay una infinidad de obras que también son muy interesantes de conocer. ¿Cómo podemos utilizar la tecnología para interesar a la gente, para brindarles una nueva experiencia? Ése es nuestro objetivo.

COMPARTIR CON OTROS. “Yo vivo en la Casa Argentina de París en la ciudad universitaria, con otras 80 personas: el 80% son argentinos y el 20% extranjeros. A priori, uno tiene dos opciones: o se relaciona sólo con los argentinos o conoce personas de otros lugares. Es una cuestión de voluntad y de querer hablar con otros, de no tener vergüenza. Al principio fue un poco duro, el choque cultural es inevitable, pero es una cuestión de animarse y de ser extrovertido. Mi realidad es bastante particular porque estoy todo el día trabajando con franceses, pero cuando vuelvo a casa vivo con argentinos: hacemos asados, nos entendemos los chistes, es más relajado”.

ESTUDIAR IDIOMAS. “Mi familia siempre me impulsó a estudiar idiomas. Mi mamá es profesora de alemán y, desde chiquito, estudié inglés y después alemán. A los 21 años decidí aprender francés en la Alianza Francesa. Fue muy loco porque era el idioma que menos había estudiado y la primera vez que viajé, me fui a Francia por una beca del Club de Leones y de la Alianza Francesa. Fui como representante de la Argentina a un encuentro de países francófonos. Al otro año, volví a viajar a otro encuentro y estuve un par de meses. Entré a la Universidad París 8 después de rendir el examen B2 de francés, que es el mínimo que te exigen para estudiar allá. Después te tenés que enfrentar con ir a clases, estudiar Filosofía o escribir una tesis en francés, pero se puede. Saber idiomas te cambia mucho, te abre la cabeza... lo mismo que irte de viaje: te permite conocer gente, otras culturas. Todo lo que hice hasta ahora fue, en gran parte, gracias a hablar varios idiomas. El hecho de hablar otras lenguas me dio más posibilidades porque los idiomas te sacan los límites y te dan otra visión de las cosas”.