llegan cartas

Dichos

José María Chartier.

DNI. 6.191.112, ciudad.

Lo único que no tiene remedio es morirse.

El dinero abre todas las puertas, pero cierra la del corazón.

Si la envidia fuera tiña, ¡qué sucio estaría el mundo!

El que hace muchas cosas a la vez, no hace ninguna bien.

Ves la paja en el ojo ajeno; pero no ves la viga en el tuyo.

El que estudia mucho se vuelve loco.

Los borrachos, los locos y los chicos, siempre dicen la verdad.

El que tiene boca se equivoca; el que corrige es un abriboca.

Los padres hacen la plata, los hijos se comen todo.

Con la vara que midas serás medido.

La vida es una esperanza inalcanzable.

No pidas más de lo que Dios te da; Él sabe lo que te corresponde. Dios te va siguiendo por cada paso que das; si lo haces bien, Él te recibirá.

Nunca dejes un camino conocido por otro sin conocer.

El que está, está; el que no está es porque no llegó.

Cuando las obras no se realizan, las palabras sobran.

El haragán ve una pala y le da vértigo.

El conformismo es parte de la ignorancia.

En los acontecimientos no quiero regalos, quiero afectos. El regalo es una obligación, el afecto una necesidad.

Los pueblos que se olvidan de sus tradiciones renuncian a su porvenir.

Si las ideas mueren, el progreso queda retrasado.

El mundo es de los optimistas; los pesimistas son espectadores.

Amigo verdadero hay uno solo, eres tú mismo.

Eran tan pobres la gente de un pueblo que al arco iris lo veían en blanco y negro.

El niño es el alma del mundo, y la esperanza del porvenir.

El que dice “yo soy así” es porque nunca habló con su yo interior.

Escucha a tu cuerpo, es tu aliado perfecto.

Saber sostenerse con el silencio para aprender a vivir y comprender la soledad.

En nosotros está que el mundo camine.

Si esperas un colectivo, olvídate del tiempo.