Presentó las demandas que tiene la ciudad

Intendente rafaelino promueve acercamiento con la provincia

Luis Castellano se reunió con el gobernador en Santa Fe. Hizo hincapié en la necesidad de contar con obras fundamentales que permitan garantizar la provisión de agua potable y paliar el déficit en materia habitacional.

Agencia Rafaela

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La ciudad necesita que tengan prioridad obras fundamentales para la salud y la integridad y se garantice el bienestar para muchos de sus habitantes: provisión de agua potable, expropiación de terrenos para las lagunas de retardo que evitarían la entrada abrupta y violenta de agua en caso de lluvias extraordinarias y planes de viviendas para paliar el déficit en materia habitacional.

Dos gestos fuertes de acercamiento a la administración provincial tuvo en los primeros diez días de gestión el intendente Luis Castellano para intentar despejar de malezas la relación que la Municipalidad de Rafaela quiere reanudar con la provincia.

Uno de ellos fue la visita al despacho del gobernador en la Casa Gris, para establecer una charla en la cual se abordaron distintos temas; pero, que principalmente sirvió para que el intendente y el gobernador comenzaran a “semblantearse” mutuamente y a tratar de encontrar algunas visiones comunes sobre los temas importantes que tienen pendientes de resolución la ciudad y la provincia. El otro de los gestos fue la concurrencia del mandatario municipal y de algunos de sus principales colaboradores al acto de reasunción de la coordinadora del Nodo, Natalia Enrico. Allí, Castellano habló con quien se perfila como el hombre fuerte del gabinete de Bonfatti, el ministro de Gobierno y Reforma del Estado, Rubén Galassi.

Con estas iniciativas, el intendente estuvo mandando algunos mensajes inequívocos. La principal lectura que debe hacerse es que Castellano está haciendo una inversión inicial que resultaba indispensable para restaurar los circuitos cortados en la relación con la provincia. Es un hecho que el titular del Ejecutivo municipal tiene un claro perfil conciliador en el orden local y pretende proyectarlo también hacia la provincia y, en este marco, los rafaelinos ansían que haya gestos de la contraparte.

Hay tres temas que el intendente dejó en la mesa del gobernador, dentro de una docena de otras cuestiones, en las que se aguarda alguna respuesta inmediata. El primero es la problemática del agua potable. Pedirle una y otra vez por el acueducto es redundante: ya se sabe la necesidad que hay de contar con esa obra y también se conoce la complejidad que tiene y lo que el gobierno socialista ha hecho hasta ahora al respecto.

En la cuestión del agua potable, se requiere una instalación masiva de micromedidores para obligar a los rafaelinos a un uso racional del recurso. No alcanza con las campañas de concientización ni con otras herramientas: sólo con los denominados caudalímetros se impide el llenado de piletas y el desperdicio de la preciosa agua potable que llega desde Esperanza. Assa tiene mucho para hacer al respecto, pero debe contar con los recursos necesarios y es demasiado obvio que Rafaela no puede tener el mismo tratamiento en esta materia que las otras 14 ciudades que cuentan con servicio de Assa.

Pero, además hace falta un compromiso concreto y urgente de la provincia en cuanto a los plazos de finalización de la ampliación de la planta de ósmosis inversa, cuya entrada en servicio estaba programada a fines de 2011 y, de la cual, nada se sabe todavía en modo oficial. Así como tampoco se sabe si ya entró en servicio lo que se conoce como Refuerzo Lehmann, obra que se plantea como una solución a los problemas de presión de agua en los barrios más críticos de la ciudad. A esos aspectos, apunta Castellano cuando espera respuestas en esta materia.

Inquietudes

El intendente también dejó otra inquietud en el despacho de Bonfatti: la expropiación de los terrenos que se destinarán a “lagunas de retardo”, que tienen como fin principal atenuar el ritmo de entrada de agua en caso de lluvias excepcionales a la zona Oeste y evitar las inundaciones, como las que se registraron a fines de marzo de 2007. Hay una ley sancionada por la Legislatura y los montos necesarios no pueden provocar ningún trastorno en las cuentas de la provincia. Dicho sin ambigüedades: no hay excusas para no cumplir con la ley y más cuando un sector de la ciudad está expuesto a alguna contingencia climática que afecte a bienes y personas, como ya sucedió. Un compromiso firme del gobernador en tal sentido sería un signo de que también la provincia ve con ojos nuevos la relación con la ciudad.

Por último, el tercer eje sobre el cual Castellano y una importante porción de la población abrigan expectativas de respuestas es el tema de las viviendas. Y en este sentido, aunque el propio gobernador admitió que hay mucho por hacer con Rafaela, cabe esperar que haya pasos concretos. ¿De qué manera? Se puede imaginar que sea a través de reuniones de los equipos técnicos para avanzar en posibilidades y alternativas, pero también que se inicien acciones conjuntas ante la Nación para destrabar el plan de las 600 viviendas del Plan Federal, que no sólo permitirían avanzar en soluciones habitacionales, sino también en asegurar una importante cantidad de puestos de trabajo en la construcción, sobre todo, cuando se espera una desaceleración en el ritmo de crecimiento de la actividad económica.

Desde las nuevas autoridades de Rafaela, se han exteriorizado saludables gestos de acercamiento. Ahora, la ciudad espera con gran interés las devoluciones de la provincia.