Sacerdote y Santafesino del Año

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Javier Albisu

Por la obra solidaria que lleva adelante en Alto Verde, fue distinguido como el Santafesino del Año 2011 el 16 de diciembre pasado. Lo eligió un jurado integrado por reconocidos actores de la ciudad y directivos de El Litoral, medio que todos los años distingue a las personalidades que dejaron una huella a través de sus acciones en diferentes ámbitos.

TEXTOS. MÓNICA RITACCA. FOTO. GUILLERMO DI SALVATORE.

INFANCIA. “Soy el último de 15 hermanos. Mi padre fue médico. Trabajaba para una fábrica de vidrio en Avellaneda (provincia de Buenos Aires) y además en otros lugares para poder sostenernos. Mi madre tenía con nosotros, 10 varones y 5 mujeres, trabajo más que suficiente. En casa vivía mi abuela. Pasé una infancia muy linda. Seguramente por el número de hermanos que éramos, desde chicos nos inculcaron una serie de valores que nos sirvieron para aplicar en la adultez. Mis padres permanentemente nos remarcaban que en casa éramos muchos y todos teníamos que ayudar. También nos decían que los gastos eran para las cosas fundamentales y que cada uno tenía su lugar en el hogar y había que respetarlo. Como ocurre en familias numerosas, nos pedían que cuidáramos mucho lo que teníamos ya que el que venía atrás lo heredaba. Pero por sobre todas las cosas nos decían que debíamos agradecer. Cuando cuento que soy el último de 15 hermanos me preguntan cómo era la mesa familiar. Y en realidad eran dos mesas. En una estaban los grandes y en la otra los cinco más chicos de la casa. Tuvimos que aprender a esperar, porque a la hora de servir la mesa se empezaba por los más grandes. En mi infancia también pasé momentos duros. Entre ellos, el fallecimiento de dos de mis hermanos a causa de su militancia política. Tenían 21 y 27 años, y murieron en los tiempos turbulentos del país entre 1973 y 1976. La fortaleza de mis padres y la unión entre los hermanos nos ayudó a afrontar ese dolor”.

VOCACIÓN. “Mi vocación sacerdotal es la siembra del testimonio de mis padres. Mi papá recorría las barriadas del gran Buenos Aires como visitador médico y, debido a que tenía mucho trabajo, los domingos lo teníamos que acompañar. Ese era nuestro paseo semanal. A nosotros nos encantaba porque íbamos en auto y a él también le gustaba mucho que lo acompañáramos. Recuerdo que, mientras atendía a la gente con mucha calidez y alegría, lo esperábamos adentro del auto. Mi mamá sembró mi Fe en un Dios al que vivía ofreciéndole sus esfuerzos. Cuando hice mi secundaria con los jesuitas, en el Colegio del Salvador, sentí el carisma de la Compañía de Jesús. El testimonio de los jesuitas del colegio me atrajo y me hizo entender una llamada a servir de una manera que desde mi infancia estaba puesta en mi corazón. A los 17 años, cuando terminé el secundario, ingresé al Seminario. A los 31 me ordené sacerdote, luego de 14 años de formación que no sólo fueron de estudio”.

Importante distinción. “Con respecto al reconocimiento que recibí del diario El Litoral debo decir que me sorprendió. Para mí fue una sorpresa estar entre los diez seleccionados como posibles candidatos. Aún hoy no entiendo cómo llegué ahí, cómo llegue a estar propuesto para esa distinción. Cuando me lo comentaron, lo primero que hice fue pedirle a Dios que el elegido como Santafesino del Año fuese otra persona. Creo que la misma gente que fue viendo el trabajo que estamos desarrollando en Alto Verde fue la que me ayudó a entender el bien que estamos haciendo a la comunidad y me quedé más tranquilo. Agradezco el reconocimiento que me dieron, pero para mí la santafesina del año es María Castro. Ella, por cómo lucha por construir su esperanza día a día, es la verdadera merecedora del premio”.

PROYECTO UNO POR UNO. “El proyecto Uno por Uno, Uno más Uno que impulso en Alto Verde puede ayudar a que toda la sociedad se acerque sin miedo a una realidad que nos desborda a todos, a que se interese por lo que le pasa al otro y colabore de alguna manera. Con esta iniciativa lo primero que hacemos es acudir a la ayuda solidaria de la gente. Este proyecto es eso: es hacer lo que uno haría por uno, por otro. No es algo novedoso. Si pensamos bien, acudir a la ayuda solidaria de la gente es la manera que tenemos todos de afrontar aquello que necesitamos y nos desborda. Algunos ejemplos son la enfermedad de un familiar que debe ser tratado en el exterior y necesita recaudar dinero, la búsqueda de un ser querido cuyo paradero se desconoce, entre otras situaciones. Aprovecho para agradecerles de corazón a todas las personas que se sumaron de alguna manera a este proyecto y colaboraron para hacer realidad el sueño de María Castro: una casa digna donde vivir. A futuro, estoy convencido de que el mismo Dios que comenzó todo esto, lo seguirá acompañando. Dar y darnos es siempre fuente de una plenitud muy honda, y creo que quienes lo vayan probando no querrán dejar de repetirlo”.

BIOGRAFÍA

El padre Javier Albisu tiene 46 años. Nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 5 de abril de 1965. Pertenece a la comunidad jesuita. Llegó a Santa Fe hace 2 años, luego de haber sido sacerdote en Concordia (provincia de Entre Ríos). Fue designado cura párroco de Alto Verde donde, impactado por la realidad del barrio costero, impulsó en agosto de este año el proyecto solidario Uno por Uno, Uno más Uno. Por dicha iniciativa fue distinguido por El Litoral como el santafesino del año en la categoría Trabajo Comunitario.

ABORDAJE INTEGRAL

El proyecto Uno por Uno, Uno más Uno consiste en abordar de manera integral la realidad concreta de una familia de Alto Verde, lleve el tiempo que lleve, para luego continuar con otra. Una respuesta desde lo habitacional forma parte de ese abordaje. La cantidad de familias del barrio costero que precisan ayuda son varias, por lo que el sacerdote no sabía por dónde empezar. Inspirado en la Madre Teresa de Calcuta, comenzó a trabajar para hacer realidad el sueño de María Castro: tener una casa digna para habitar con su hijo. A mediados de enero, la edificación estará terminada.

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