SOBRE “VOS PORQUE NO TENÉS HIJOS”, DE OSVALDO BAZÁN

Densa historia, texto ágil, lectura urgente

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Bazán trabajó en “Página/12” , “Perfil”, “Noticias”, “Veintitrés” y Canal 13, entre otros medios. Actualmente hace “Agenda Nacional”, por TN y trabaja en Radio Metro.

Foto: Archivo El Litoral

Estanislao Giménez Corte

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I

“Vos porque no tenés hijos” (Mondadori Literatura, 2011), la última novela del periodista rosarino Osvaldo Bazán, podría pensarse como un largo soliloquio (monólogo interior) de Alejandro Marino, personaje central, voz y quizás en parte alter ego del autor, que cuenta y se cuenta a sí mismo su propia vida. Podría verse como un viaje en el tiempo, como un viaje hacia adentro, doloroso pero necesario, en el que el hombre escruta, digámoslo así, su elección de vida -en conflicto con los valores promedios de las normas sociales- y la reafirmación de una identidad forjada a consecuencia de ello. El personaje parece revisar su existencia, una vez atravesados todos los círculos del infierno (del infierno familiar y social). Y sopesa, ahora, ya en su madurez y liberado de contrapesos, lo hecho.

La agilidad del texto, y el poder de una prosa hipnótica y seductora, hace que, una vez iniciado, sea una ardua empresa dejarlo. La consecución de una pequeña historia tras otra, la intercalación del anecdotario propio de cada tiempo, la brevedad y fuerza narrativa de cada uno de estos episodios, otorgan a la novela un envidiable ritmo y generan naturalmente la tensión hacia la próxima página. Se origina así una lectura urgente, producida -en dosis que cada lector establecerá- por la naturaleza de la prosa y por la naturaleza de la historia.

II

Básicamente, “Vos porque no tenés hijos” narra, en primera persona, la historia de un hombre de unos 40 años, que revisa una vida de desencuentros familiares y amorosos -como dijimos- y que avanza (¿avanza?) en la pretensión de ajustar cuentas con un pasado de ribetes terribles. Un hombre que va descubriendo y reinterpretando -a medida en que aparece el recuerdo-, historias de amor, descubrimiento y conflicto.

El jaque a las nociones clásicas de la estampita familiar, el hondo cuestionamiento a las tradiciones sociales y culturales, a la sociedad burguesa en general -podría decirse en la retórica de unas décadas atrás-, atraviesa todo el libro. Un libro que parece tener la voluntad de demoler, por el propio testimonio vívido del protagonista -que hurga en las áreas más sensibles de lo institucional y lo religioso-, una tras otras las esferas de la convención social. La reflexión introspectiva de Marino va y viene en el tiempo y sobrevuela las cosas. ¿Hasta qué punto, podríamos preguntarnos, es la voz autobiográfica del propio Bazán; en qué medida es ficción lisa y llana?. Son posibles preguntas abiertas al autor, que -como todo escritor- recurre a su propia experiencia vital para hacer literatura; y al tiempo, hace literatura desde y con su imaginación.

III

Se trata de un texto provocador, que en algunos casos podría aparecer como violento, border, shockeante, conmocionante; un texto que puede generar antipatía o su inverso pero, creemos, nunca la pasividad. Hay allí un mérito indudable del autor: el de crear un texto fuerte, radicalizado por momentos, en plena ebullición. Inclusive, y en particular por lo ligado a determinadas temáticas, y al propio periplo del protagonista, quizás pueda establecerse alguna relación entre esta obra y aquella pequeña gran novela de Fernando Vallejo, “La Virgen de los Sicarios”, de 1994. Sólo que en aquélla, ya de indudable corte autobiográfico, Vallejo dispara contra los pobres, contra la iglesia, contra toda institución imaginable, en una obra descarnada y extremadamente polémica, que le valió la fama internacional.

“Vos porque no tenés hijos” inicia con una dura diatriba contra la familia tipo, que Bazán incendia (critica, dobla y cuestiona). ¿Es literatura gay, como señalan algunos críticos? ¿qué es, en el caso de que exista, la literatura gay? Si se trata de contar la existencia de una persona homosexual, con el mismo criterio podría decirse que las novelas de Vargas Llosa serían literatura heterosexual. Es verdad que el sexo, el deseo y las experiencias a propósito están muy presentes en todo el relato, lo mismo que en tanta literatura. Pero aquí Bazán pareciera contar “de cerca”, como pedía Bioy Casares: la sexualidad del protagonista decide en parte su propia historia, para peor, claro. Tales los prejuicios y la discriminación de antaño.

IV

¿Es una novela psicológica?, podría decirse que sí; ¿es un relato cruel de la sociedad que nos rodea?, podría decirse que sí; ¿es un texto plagado de descubrimientos siniestros que hace el propio protagonista de su propia vida y de sus familiares?, podría decirse que sí. Como todo texto logrado, “Vos porque...” huye, tiñe, desafía las categorías y clasificaciones. Se corre de las definiciones de los manuales de estilo y de las pretensiones de incluirla en algún lugar merced a la negación de algún otro. Cualquier cosa menos indiferencia, cualquier cosa menos falta de ritmo, pareciera rezar el autor ante el teclado, antes de emprender su trabajo, a modo de máxima. He aquí una historia densa, contada ágilmente, que decide una lectura urgente, podemos decir nosotros, a modo de síntesis.