Conectados a la web, un arma de doble filo

1.jpg
 

La autora advierte que lo que mostramos en Internet tiene que coincidir con la imagen que nosotros queremos dar en la vida real, aunque aclara que no muchos usuarios reparan en este punto.

TEXTOS. INGRID BRIGGILER ([email protected]). FOTO. EL LITORAL.

Si tenemos en nuestro perfil de Facebook a un profesor de la universidad a quien vemos todos los días de traje y muy serio, lo más probable es que no nos guste ver una imagen suya mientras está festejando su despedida de soltero, disfrazado de mujer y borracho.

Lo mismo ocurre con lo que leemos en la web. Si tenemos acceso a la cuenta de Twitter de nuestro jefe, no quisiéramos leer mensajes discriminativos o racistas en su perfil. Así como a él no le interesaría enterarse, por ejemplo, que sus empleados son mujeriegos o fuman marihuana. Por eso, lo que mostramos en Internet tiene que coincidir con la imagen que nosotros queremos dar en la vida real. Pero no muchos usuarios reparan en este punto.

Los datos que escribimos sobre nosotros mismos luego están disponibles en Google a través de una simple búsqueda, al igual que las fotos y los videos. Y como a nadie le gusta tener una mala reputación, a lo que se debería apuntar es a mantener el perfil virtual tan limpio como el perfil real.

NÚMERO UNO: LA PRIVACIDAD

Así como no le mostraríamos las fotos de una “fiesta loca” a nuestro jefe, tampoco las tendríamos que subir a Internet porque de ese modo él también tendría acceso a la información.

No sería extraño que dentro de unos pocos años, los empresarios antes de contratar a un empleado lo “googleen” para ver qué dice Google de él. Así, en menos de cinco segundos pueden descubrir la personalidad del futuro empleado y corroborar que todo lo que dice su curriculum vitae es cierto.

EL MUNDO REAL DE LA WEB

El ABC de cualquier nuevo usuario de Internet es crearse una cuenta de mail para luego registrarse en Facebook o Twitter y así ampliar su mundo virtual. Pero ese universo tan amplio que antes era intangible ahora se convirtió en un lugar muy parecido a la realidad.

Algunos años atrás, los fanáticos de Internet se sentían protegidos cuando estaban frente a una computadora. Podían inventar una personalidad, decir cualquier cosa que se les ocurriese y navegar por la web al mejor estilo Casper, el simpático fantasma que no le hacía mal a nadie.

Cuando chateaban con sus contactos, ellos no sabían en realidad si el que estaba del otro lado era hombre -como decía- o una mujer. No estaba tan accesible la información personal de los usuarios, como lo está hoy. El único dato real que se tenía era la dirección de mail. En la actualidad, ese mismo dato, es una puerta a un sinfín de información.

Las costumbres han cambiado en la web y, por lo tanto, en la vida real. Las nuevas tecnologías permitieron que Internet sea un integrante más de la familia. Así, cada persona se encuentra frente a dos realidades: la virtual y la real.

Es por eso que estar conectados es un arma de doble filo. Porque desde la web pueden vernos miles de personas, algunas serán relevantes y otras no, pero no se debe perder de vista que en Internet están todas las personas que conocemos y las que podemos llegar a conocer, como nuestros futuros jefes, parejas o amigos.

Lo importante no es dejar de hacer las cosas que nos gustan sino tener un filtro web: saber qué cosas sí y qué cosas no publicar, porque lo que se sube a la red deja de ser nuestro para convertirse en información liberada.

HERRAMIENTA ÚTIL Y VERDADERA

También podemos utilizar la web como una plataforma para mostrarnos. Tener un blog con una buena reputación puede ser una excelente carta de presentación. Con inteligencia y astucia lograremos que Internet sea nuestra herramienta y no nos convertiremos en su presa fácil.

Hay que tener cuidado sobretodo porque la web no nos deja mentir. Si dijimos en el trabajo que estábamos enfermos para tomarnos un día más de vacaciones, tendremos que prestar atención de no publicar en Internet que estábamos en la playa mientras se suponía que teníamos fiebre. Mantener nuestra credibilidad es importante y puede caer por el piso si decimos que a las seis de la tarde estábamos en la facultad y a la misma hora hacemos check-in en Foursquare, en el bowling de la esquina.

Cómo mantener nuestra imagen

- No publicar ningún contenido del que pudiéramos arrepentirnos luego.

- En Twitter se pueden proteger los Tweets. Solo los podrán leer los que estén autorizados.

- No aceptar amigos en Facebook que puedan utilizar la información en tu contra.

- Mantener la coherencia entre el discurso real y el virtual.

- No siempre nuestro perfil refleja fielmente la realidad; debemos ser astutos cuando lo realizamos.

Tener un perfil activo en Internet tiene a favor los siguientes puntos:

- Compartir nuestra vida con familiares y amigos.

- Mostrar nuestra personalidad a modo de CV online.

- Relacionarnos con personas que nos podrían dar trabajo.

- Saber de búsquedas laborales que -de otra forma- no nos enteraríamos.

Pero también los siguientes puntos en contra:

- No podremos mostrar todo lo que hacemos porque podría jugarnos en contra.

- Podemos enterarnos de que algunas personas no son lo que parecen y decepcionarnos.

- Se pierde más tiempo cuanto más activo está uno en la web.

- Algunas personas podrían sentirse incómodas con lo que nosotros opinamos.