un experto advierte que el subsuelo es mucho más salado que el mar

Agua: temen que se dilapide $ 1 millón en Villa Minetti

El licenciado Amilcar Hugo Risiga piensa que no se revisaron los antecedentes científicos en hidrogeología antes de licitar la excavación -a 700 metros de profundidad- en 9 de Julio.

Agua: temen que se dilapide $ 1 millón en Villa Minetti

Amilcar Risiga, investigador, consultor privado, docente de las facultades de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL y de la de Ciencias de la Tierra y el Ambiente de la UCSF.

Foto: Guillermo Di Salvatore

Luis Rodrigo

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En el mar hay entre 30 y 35 gramos de sal por litro. Según un experto, que participó del último estudio integral sobre las áreas hidrogeológicas de la provincia, la excavación que se hará en Villa Minetti (una exploración que llegará a los 700 metros de profundidad) dará con agua peor que la marina, con concentraciones de entre 100 y 120 gramos de sal por litro.

El licenciado en Ciencias Geológicas, especialista en Hidrogeología y Medio Ambiente, Amilcar Hugo Risiga, docente universitario y miembro del equipo que en 1985 sistematizó la información existente sobre hidrogeología cree que se dilapidarán los recursos en la exploración, que ya tuvo su proceso de licitación y cuenta con un presupuesto oficial de $ 891.720,22 y un oferente que propone $ 1.288.849.

Por estas horas a los despachos de los ministerios de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente de la provincia y de la Producción ingresa un escrito del licenciado Risiga, que describe -en detalle- los estudios que muestran su posición. “No se encontrará agua apta para ser potabilizada o para la agricultura o el ganado”, según su calificada opinión.

Risiga participó -junto a Esteban Bojanich Marcovich- de la confección de un mapa de áreas hidrogeológicas, que ya tiene 27 años; es decir, nada en términos geológicos. Risiga fue jefe de Hidrogeología (en la ex Dirección de Hidráulica) entre 1968 y 1975. Ese año pasó a la Gerencia Paraná Medio de Agua y Energía, hasta el ‘80. Y desde entonces es consultor privado y docente en las dos universidades locales.

Un detalle: la licitación para la exploración del subsuelo de Villa Minetti (cercana a la Ruta Nacional 95) se llevó a cabo el 28 de diciembre pasado.

Periodista: —¿Se corre el riesgo de dar en Villa Minetti con agua de peor calidad que la del mar?

Licenciado Risiga:— Lamentablemente, sí. Los antecedentes en ese sentido van hasta principios del siglo pasado, con las perforaciones hechas por Ferrocarriles y luego por YPF. Hay incluso experiencias de búsquedas en esa zona de hasta 1.500 ó 1.600 metros de profundidad. Y los resultados son de aguas de altísima salinidad y muy saturadas de minerales. Tienen de 100 a 120 gramos de sal... cuatro veces la concentración del mar.

Insistir con este tipo de exploraciones, cuando se han hecho estudios sistemáticos a partir de 1960, es dilapidar el dinero. Entonces se hicieron sondeos eléctricos verticales sobre los departamentos San Justo, San Cristóbal, General Obligado, Vera y 9 de Julio y nada: mala calidad del agua. Sólo existe un sector, al este de General Obligado, del acuífero Puelche, que está en explotación. Es el principal acuífero en explotación. Alimenta varias poblaciones de la Ruta 11.

—¿La inversión en Villa Minetti no tiene chances de dar con agua apta para ser potabilizada?

—Todos los registros muestran condiciones muy negativas del agua para consumo humano. Es más tampoco son aguas aptas para el ganado o la agricultura. Hablo de los resultados de pozos hechos en la primera mitad del siglo pasado en Tostado, Calchaquí, Ceres, San Cristóbal, Laguna Paiva y más al sur en Josefina.

Todo indica que por debajo de los 100 o los 120 metros el agua es muy mala. En 1975 se elaboró el último plano geológico que luego fue actualizado en 1985. Allí queda claro que salvo en la zona cercana al sistema del Paraná, y el acuífero Puelche, el resto de la provincia tiene el mismo problema.

Con el Dr. Esteban Bojanich Marcovich elaboramos en 1985 ese estudio que dice que salvo tres áreas que se presentan favorables, el resto de la Provincia de Santa Fe presenta “serios problemas para el abastecimiento de agua, sobre todo si se debe recurrir a la almacenada en el subsuelo”. Leo un texto que yo supongo que debe obrar, o al menos debería, en el ámbito oficial.

—Cada vez que se habla de recursos hídricos, se menciona el acuífero Guaraní. ¿No se puede usar?

—No, no se puede aprovechar en Santa Fe, sencillamente porque aquí no existe. No está en está en la provincia. Eso es una fantasía, ni más ni menos. La gente cree que está aquí bajo nuestros pies, pero no hay ninguna prueba de ello: los hechos dicen lo contrario, lamentablemente.

—¿Qué hechos?

—En Entre Ríos, las termas que se suponía iban a explotar el acuífero Guaraní tienen una salinidad de 100 a 120 gramos, a 1.300 ó 1.400 metros, con un residuo muy perjudicial para el medio ambiente.

No está el acuífero, pero sí aparecen en la provincia las formaciones geológicas que pueden ser correlacionables con el acuífero. Sin embargo, las aguas de esas formaciones son muy salobres y mineralizadas.

El acuífero Guaraní está bajo Uruguay, Brasil y una parte del Paraguay. Y en Entre Ríos las aguas de buena calidad de esa reserva terminan en Concordia, muy cerca del río Uruguay. Del río Gualeguay al oeste no existe agua de buena calidad a esas profundidades. En Concordia es tan buena la calidad del agua que abastece una parte de esa ciudad.

—¿No hay posibilidad de dar en Santa Fe con esa reserva?

—Es una utopía pensar en aprovechar en Santa Fe el acuífero Guaraní. Aquí la solución es el plan de grandes acueductos que por suerte se ha puesto en marcha. Lo del acuífero Guaraní fue un argumento que han usado quienes emprendieron proyectos inmobiliarios y turísticos con aguas termales, que supuestamente iban a explotarlo.

—Muy bien. En Entre Ríos no lo encontraron, pero dieron con aguas termales...

—No. En realidad, no son aguas termales. Hay un fenómeno natural: cada 33 metros de profundidad la temperatura suma un grado. Así, cualquier perforación a mil metros tiene un agua que suma unos 25 ó 30 grados que con más la temperatura media de la superficie el agua que se extrae llega a 46 ó 50 grados. Esas no son aguas termales naturales como por ejemplo, las de Río Hondo. Es un termalismo artificial.

— En ciencia sociales, cada corriente ideológica construye su propia realidad. En Derecho se suele decir que media biblioteca está a favor y media en contra de algo. ¿Hay misterios en la geología?

—Lo que hay son muchos intereses en juego. Esa es la realidad. Así fue que se pusieron en funcionamiento las termas de Entre Ríos, por un interés inmobiliario-turístico que generó una justificación para las termas. Terrenos de dos pesos pasaron a valer fortunas... Hubo estudios de algunos profesionales que vinieron desde Buenos Aires indicando que se podían explotar esos emprendimientos, pero sin decir una palabra de los efectos ambientales. Si el costo de salvar el ambiente se sumara al negocio la rentabilidad no alcanzaría. Los números no darían. Pero si nadie paga el valor del daño ambiental es un buen negocio.

—Otra vez su respuesta es más interesante que la pregunta. Pero de todas formas habrá geólogos que recomienden buscar agua dulce en Villa Minetti.

—Yo no creo. No lo haría nadie que cuente con información y una formación especializada en lo que ocurre en Santa Fe.

Se dice que a la zona de Villa Minetti vino un profesional oriundo de Mendoza, que impulsa esta exploración, pero evidentemente desconoce antecedentes muy recientes y registros de 100 años. Y todos esos estudios exploratorios -hechos en el siglo- tuvieron un costo que hoy deberían evitar que se dilapiden recursos.

—¿Qué van a encontrar en Villa Minetti?

—A medida que la exploración sea más profunda, mayor será la frustración. Peor va a ser el resultado. A los 50 metros, quizá algo más (no creo que lleguen a los 100) la zona ya va a estar saturada, habrá agua, pero tremendamente salinizada.

Y más abajo habrá más sal y más minerales. Incluso van a tener problemas para extraer agua, porque es una salmuera que se va a cristalizar. Van a tener problemas ambientales con el efluente de esas aguas.

Los desechos del tratamiento por ósmosis inversa

La potabilización de agua mediante el proceso de ósmosis inversa genera una solución, porque se puede disponer de agua potabilizada pero por otra parte se genera un problema muy serio que son los efluentes a desechar, explicó el experto en hidrogeología Amilcar Hugo Risiga.

Comentó que “en este momento estamos en un proyecto de investigación, financiado por el Fondo Tecnológico Argentino (Fontar), con participación del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti- Conicet)”.

La investigación fue requerida por una empresa de Rosario para ver qué hacer con los efluentes. Es Perrín SRL “una proveedora de plantas de ósmosis inversa, que ve el problema de que no se sabe qué hacer con lo que se desecha en el tratamiento”.

De cada 100 metros cúbicos de agua cruda que ingresan a una planta de ósmosis inversa sólo salen con la salinidad baja que se pretende unos 30 metros cúbicos. “Lo demás se desecha con el doble de la concentración salina con que había entrado. Es un líquido que saliniza por donde pasa”.

“Estoy a cargo de la dirección, y contamos con los ingenieros Jorge Hammerly y Carlos Mayol, en fin gente de muchísima experiencia. Hay también ingenieras ambientales y casi todo el equipo técnico es de Santa Fe”, describió.

En todo el país, el Fontar aprobó la financiación de tres proyectos, uno es este: “una hipótesis de trabajo es captar en los primeros niveles acuíferos: lo más superficiales posible, sobre todo en los paliocauces, es decir, dónde hubo antiguos ríos en otras épocas geológicas. Es a dónde ingresa el agua de lluvia, que tiene baja concentración salina”.

A medida que esa agua de lluvia va bajando se impregna cada vez más de sales y minerales. Hasta llegar a las napas cae muy lentamente, con desplazamientos laterales y descendentes. “Se calcula que con los gradientes que tiene Santa Fe (las pendientes geológicas) por año el agua se mueve naturalmente unos 10 ó 15 centímetros. Es una circulación extremadamente lenta en sedimentos finos, y cuanto más fino es ese sedimento mayor la carga salina a absorber. Y a mayores profundidades el fenómeno de la salinización es mayor”.

Locomotoras a vapor

La búsqueda de una fuente de agua dulce en zonas del oeste de Santa Fe comenzó con el ferrocarril, cuyas máquinas de vapor la necesitaban en cantidad.

En 1913 comenzaron los pozos exploratorios que una y otra vez fracasaron. Se optó por transportar agua en el tren, y con los años se hicieron pequeñas represas de fondo permeable para guardar el agua de la lluvia.

Lo mismo se hizo en la década del ‘60 para paliar el problema del acceso al agua para consumo humano en Tostado, Colonia Belgrano, Montes de Oca y Chañar Ladeado, fueron varias localidades que copiaron lo que hacía a principios de siglo el ferrocarril para sus locomotoras.

La clave de estas represas es abarcar una gran superficie con muy poca profundidad. El agua se toma de un pozo cercano a la represa, separado por arenas, que sirven de filtro. Todas las poblaciones del Chaco Paraguayo se abastecen de esa forma.

En Garay

En Santa Rosa de Calchines (Garay) se hizo una perforación a 1.500 ó 1.600 metros “que saca 200 gramos de sal por litro de agua”, dijo el licenciado Risiga. “Se cristaliza la salinidad en la etapa de elevación, al ir enfríandose: es tanta sal que se tapan los filtros. No ha sido habilitado el emprendimiento termal pero si llegar a hacerse sería crear un problema ambiental sumamente complejo. Tanta salinidad traerá graves problemas al punto donde eso se descargue. Si se hace se van a alterar las condiciones naturales existentes. No sé si ese proyecto sigue en marcha”, dijo.