al margen de la crónica

París salda una antigua deuda moral

Francia devolvió a Nueva Zelanda 19 cabezas maoríes momificadas que permanecían en museos galos desde hacía dos siglos.

La ceremonia de devolución, cargada de simbolismo, tuvo lugar en el Museo de Branly de París, donde habían estado expuestas en los últimos meses dentro de la exposición “Maoríes, sus tesoros tienen alma”. Pero procedían de diversos centros del país y fueron entregadas al Museo neozelandés Te Papa, después de que la Asamblea Nacional francesa aprobase la devolución en 2010. Llegarán hoy a Nueva Zelanda, donde serán situados en un lugar sagrado.

La momificación ritual de cabezas practicada por los maoríes, que en ocasiones las ornaban con tatuajes, atrajo a los exploradores que llegaron a esta región oceánica, lo que propició un comercio de estas figuras que entraron en muchos museos.

Nueva Zelanda prohibió su comercio en 1831, aunque muchas cabezas fueron vendidas de forma clandestina o intercambiadas por armas de fuego.

En Francia quedaban 19, después de que el Museo de Rouen procediera, por separado, a devolver una en mayo pasado.

En los últimos años, Francia ha devuelto otros restos humanos expuestos en sus museos. Uno de los casos más sonados fue el de la llamada “Venus Hotentote”, una mujer africana fallecida en París en 1815 y cuyo cuerpo fue expuesto en varios museos franceses hasta 1974. Tras una larga batalla, el cuerpo regresó a Sudáfrica en 2004, cuando recibió la aprobación del Parlamento francés.

El caso generó una amplia polémica, ya que la momia había sido clasificada como “bien inalienable”, según una ley del siglo XIX, por lo que la devolución del cuerpo se retrasó varios años.

Originaria del pueblo khoikhoi, Saartjie Baartman -La “Venus Hotentote”- fue llevada hasta Europa en 1810, donde era exhibida semidesnuda, mostrando sus grandes nalgas y sus genitales, para acabar malviviendo de prostituta y fallecer a los 25 años en la miseria.

Los bienes arqueológicos procedentes de otros países tampoco han estado exentos de polémica.

En 2009, Egipto anunció que suspendía su cooperación con el Museo del Louvre de París hasta que no le fueran restituidos cinco fragmentos de frescos pertenecientes a una tumba egipcia. El Ejecutivo galo intervino unos días más tarde para aprobar la desclasificación de las obras y su devolución a El Cairo.