Ushuaia: la tierra del Fin del Mundo

Ushuaia: la tierra del  Fin del Mundo
 

Una imagen del glaciar martial.

Misteriosa y zigzagueante, la ciudad más austral del mundo se abre como un damero que confluye en las aguas del Canal de Beagle sin dejar de sorprender.

Textos. Alina Pozzolo. Fotos. Alina Pozzolo y Pablo Benigni.

La salida del vecino país de Chile tenía en su desenlace una mezcla de adrenalina y emoción, nuestro próximo destino era nada menos que la tierra del fin del mundo: Ushuaia la ciudad más austral. Llevábamos antes de ingresar a territorio de Tierra del Fuego poco más de 8000 km, 34 días de viaje y un sinfín de historias y lugares inolvidables.

El territorio argentino de Isla Grande ocupa un total de 21.571 km. de los 45.000 km. que tiene en total y que comparte con territorio chileno. Bordeamos Río Grande y nos metimos de lleno por la RN 3 en un camino de sinuoso precipicio y paisajes de montañas. Importantes cordones montañosos cobijaban nuestros pasos por la ruta hasta que fue el Lago Fagnano el que comenzó a escoltarnos sorprendiéndonos con una belleza cristalina. Bosques, lagos y pequeñas poblaciones se esparcían a lo largo de todo el camino anunciando el paisaje.

Misteriosa y zigzagueante, Ushuaia se nos fue abriendo como un damero que confluía en las aguas del Canal de Beagle sin dejar de sorprendernos. Estábamos a 3500 km. de nuestra ciudad y tan solo a un paso del Fin del Mundo.

entre lengas y castores

El clima no se amigaba con nosotros, y amaneció nublado con algo más de 10º y un poco de viento. Sin embargo, nada iba a detenernos en nuestro recorrido: El Parque Nacional, una visita obligada para todos los que llegan hasta la Isla. Allí es posible realizar extensas caminatas por sus senderos. Además, está preparado para acampar tanto en lugares planificados (con todos los servicios y un lugar excelente) como así también para realizar camping libre.

El silencio se apropia del paisaje al atravesar la barrera de ingreso y se tiñe de verde frondoso el paisaje. Todo está cubierto de hojas, césped, flores y animales autóctonos que se entremezclan por los senderos de caminatas. Son 63.000 km. que en el año 1960 fueron creados como Parque Nacional Tierra del Fuego. Nuestro tiempo era acotado en el parque y había mucho por conocer, por lo cual elegimos los puntos principales para realizar en auto. A nuestro lado, paraban en los miradores grandes colectivos que transportaban turistas de todo el mundo y los idiomas podían mezclarse con el viento de las costas.

Mientras el paisaje acoge y terminamos de sellar nuestro pasaporte en la Estafeta Postal del Fin del Mundo (existe la posibilidad de colocar un importante sello que dice Fin del Mundo por tan solo $10 con estampilla y sello, o enviar sobres desde la estafeta postal a cualquier lugar del mundo) nos dirigimos a ver la castorera, un atractivo que da cuenta de uno de los mayores desastres del Parque: el castor. En 1946, se introdujeron en la isla 25 parejas de castores que al no encontrar depredadores se multiplicaron abiertamente y han causado grandes problemas en la zona. En el parque es posible ver sus madrigueras y cómo han modificado el paisaje creando sus grandes embalses para vivir.

La silueta del parque dibuja literalmente los límites con Chile, parte de las montañas y de las aguas tienen una línea imaginaria que divide territorios e instala fronteras. Picos que corresponden a Chile y laderas argentinas, el Hito XXIV al que se llega costeando el Lago Roca o que se puede observar desde Bahía Ensenada. Las opciones eran múltiples, pero ninguna era tan importante como llegar a Bahía Lapataia: el final de la RN 3, el último punto de nuestro camino de descenso, el último punto del mundo.

los blancos del Martial

Desde cualquier lugar de la costanera o en cualquier punto de la ciudad donde se alce la vista es posible distinguir la copa nevada del Glaciar Martial que en esta época del año conserva parte de su nieve eterna, pero que se colma y se convierte en un atractivo natural durante el invierno para los amantes del ski.

A pocos kilómetros de la ciudad, la excursión tiene atractivos únicos: Llegar por un camino sinuoso de curvas y contra curvas, subir por la aerosilla que recorre 1180 m. en 15 minutos -que llega hasta la base más importante- y tomar sus diversos senderos que confluyen cerca, muy cerca de sus últimas nieves. Inigualable su manto blanco custodiando las espaldas de los aventureros en el descenso.

Un tren al fin y a la historia

La locomotora se enciende y los recuerdos parecen escabullirse por los relatos que van sucediéndose en el camino. Los vagones se van colmando de turistas y en la estación una dama muy gentil pide los tickets de ingreso e indica la formación en la que corresponde viajar. El tren de las 9.30 se va y comienza a desaparecer entre las vías.

El tren del Fin del Mundo es sin dudas uno de los mayores atractivos de Ushuaia, recrea el antiguo recorrido que realizaban los presos de la cárcel de Tierra del Fuego quienes salían a buscar leña. Se trataba de una actividad que solo podían hacer los presidiarios de muy buena conducta: salían en invierno a las 8 am. a buscar leña al monte, limpiar los caminos de nieve o desmontar en verano a partir de las 7 am. Hoy quedan de aquellas épocas el camino y los relatos. El ferrocarril cuenta con cinco locomotoras, dos de ellas réplicas exactas de los antiguos modelos que llevarán al viajero a conocer una historia fascinante.

Saludos desde el Beagle

Poco a poco la ciudad se va encogiendo y se pierde en la imagen. Desde la embarcación que se aleja por las aguas del Beagle, las formas y contornos se transforman en colores que salpican las montañas. Embarcamos temprano en la mañana -mientras el sol todavía no se le animaba al día- camino a un recorrido que nos llevaría más de dos horas hasta la estancia Harberton, la primera de Tierra del Fuego. Avanzamos por sus aguas hasta la isla de los Pájaros donde cormoranes y aves atestiguaban nuestro paso y permanecían allí para ser fotografiadas. Kilómetros más adelante, la embarcación se acercaría hasta la Isla Martillo donde una colonia de pingüinos magallánicos conviven aportando color al paisaje. Al tiempo se distingue a lo lejos el Faro Les Eclaireurs; mal llamado por muchos Faro del Fin del Mundo, al confundirlo con el que nombrara Julio Verne en una de sus novelas. Lejos quedan los ruidos y construcciones. Todo es naturaleza a nuestro alrededor entre las aguas de Beagle, desde donde comenzamos a despedirnos del Fin del Mundo.

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Parque nacional tierra del fuego.

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Ferrocarril austral fueguino.

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Estafeta postal.

+datos Mucho más

Galerías de fotos, notas completas de cada excursión, con datos de interés sobre Ushuaia y sus encantos; encontralos en http://turismo.ellitoral.com

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Construcciones de los castores en el parque nacional.

El Museo del Presidio

El Museo Marítimo de Ushuaia en el Presidio es una cita obligada para conocer la historia de esta ciudad. A lo largo de la cárcel y de sus pabellones, puede realizarse un recorrido de las costumbres de la época. Además, entre sus salas es posible ver un panorama completo de embarcaciones, maquetas e instrumentos de navegación. La historia de los presos, reconstrucciones de sus vidas y leyendas con fotografías, completan los pasillos. El museo está abierto todos los días. La entrada tiene un valor de $70 y sirve por 48 horas; con lo cual es posible sellar la misma al salir, para retornar al día siguiente.

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Parque bahía ensenada.