Leyenda de la música argentina

Alma de diamante

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Los restos del destacado artista fueron cremados hoy, luego de ser velados en una ceremonia privada. Aquí, en una visita a Santa Fe el 21 de febrero de 2009 para participar del ciclo La Plaza de la Casa. Foto: Pablo Aguirre

 

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Con la muerte de Luis Alberto Spinetta se va un personaje irrepetible de la música argentina, mientras en los medios masivos todavía están discutiendo si lo que hacía “era rock”. “Qué me importa lo que hacía, era un genio”, dijo Aníbal Fernández, cuando Chiche Gelblung lo quiso meter en ese debate.

Quizás ésa sea la mejor síntesis. Patriarca del rock nacional desde sus inicios con Almendra, supo explotar la vena más rockera en Pescado Rabioso, mientras se dedicaba a explorar otras sonoridades, que lo acercaron al tango, a la baguala, a la canción ciudadana. Así su repertorio pudo transitar desde la inocencia folk de “Muchacha (Ojos de papel)” (con corrección incluida de la homenajeada, Cristina Bustamante; que sugirió “pechos de miel” en vez de “senos”) hasta la desvergüenza rocker de “Me gusta ese tajo” (“ella me calienta, la quiero invitar a dormir”); de la poesía onírica de “Los libros de la buena memoria” (“oyendo como un ciego frente al mar”; “eras el vestigio del futuro”); de las melodías y estribillos pegadizos de “Seguir viviendo sin tu amor” a las peculiares armonías y métricas irregulares de “Durazno sangrando” y “Barro tal vez” (una clave de su estilo, incluso un tema de broma dentro del ambiente musical: esos acordes “que los inventaba él”, como dijo su ex tecladista Carlos Cutaia, y esas melodías que se volvían inpredecibles a cada recodo del camino). El mismo artista culto que revitalizó la poesía de Antonin Artaud en un disco homónimo (¡que tenía la osadía para la época de no tener un sobre cuadrado!), expresaba su fanatismo por el River campeón con el Beto Alonso, a la hora de bautizar al Capitán Beto.

Genio y figura

A diferencia de otras luminarias de su talla artística, se caracterizaba por su bajo perfil, por ser esquivo a la exposición mediática, y por un raro humor a la hora de dialogar con el público. Creía que como el juez con sus fallos, el artista se expresa por sus obras. De todos modos, supo interactuar con otros referentes de la música argentina: si con Charly García hizo “Rezo por vos”, con Fito Páez (representante de una generación posterior) compartió el disco “La la la”, y hacia el final de su vida creó con León Gieco el tema “8 de octubre”, dedicado a los chicos muertos en el accidente del Colegio Ecos, hecho que lo volvió un militante de la seguridad vial.

“Para Gustavo Cerati con toda la polenta de Santa Fe, de todo el país y del mundo, por su pronta recuperación”, pidió en su última presentación en la ciudad (en la explanada del Rectorado de la UNL, el 16 de octubre de 2010), antes de homenajearlo con “Té para tres”. Cerati nunca lo supo, como tampoco se enteró del adiós del Flaco. Adiós que anticipó sin saberlo, cuando hizo el larguísimo “Concierto de las Bandas Eternas”, reunión de todas las agrupaciones que forjó.

Si su legado artístico pareciera poco, dejó cuatro hijos ligados a la música y la actuación: Dante, Valentino, Vera y Catarina. Cumplió con la farándula al salir con Carolina Peleritti (como testimonio quedará el video de “Cheques”, de Los Socios del Desierto), y se unió a Santa Fe al enamorarse de una santotomesina, inmortalizada en “La flor de Santo Tomé”.

La eternidad de los sueños

Algunos gustan de decir que el arte salva; otros que no, pero al menos redime. Lo cierto es que eterniza: si el antiguo romance con Bustamante pasó a la posteridad al convertirse en una canción legendaria, Luis Alberto Spinetta seguirá viviendo en sus creaciones, en sus discos, en cada interpretación de sus temas en artistas de la nueva generación, desde Lisandro Aristimuño a Marilina Connor Questa.

Cuando se comentó desde estas páginas su último show en la ciudad, especulábamos con una versión de “Alma de diamante” (de Spinetta Jade) a dúo con Luciana Segovia, vocalista de Cirse, grupo que participó de aquel tributo triple (luego convertido en cuádruple) llamado “Al Flaco... dale gracias”, del que formaron parte los santafesinos de La Rueda y de Ginkgobiloba, compartiendo una larga lista con figuras diversas como Leo García, Vetamadre, Palo Pandolfo, Francisco Bochatón, Lito Nebbia, Javier Malosetti, Fernando Samalea, No Lo Soporto... y siguen las firmas.

Ahora esa versión que ponderábamos quedará trunca. Quizás la resuelva la técnica, como varios dúos que se grabaron con diferencia de tiempo. Pero si no, podremos seguramente reconstruirla en nuestros sueños, ese territorio en el que Spinetta fundó su patria personal.

Mensajero del infinito

El músico Pedro Aznar escribió el siguiente poema, que fue publicado por el sitio Infonews:

Hoy todas las guitarras están de luto

La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas

sólo puede pensar en la tuya,

tal vez porque el barro

tal vez porque este balcón donde te vi

casi por última vez

mira una nube de la forma y el color

de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos.

Este balcón que se quedó esperando una charla

unas palabras o un abrazo

más

que ya no llegará.

Luto también en las palabras

habituadas como estaban a que les pusieras

cascabeles

guirnaldas asonantes

o ruedas de tren apocalíptico

caleidoscópicos ojos de fertil papel

de tu prolífica pluma

que suma y resta sílabas

del metro patrón de las esferas

apenas solas

a solas penas.

Adiós

que sea A-Dios

a sus brazos

a ese rincón de magia

que seguramente Él guardará

para los que se animan a jugar

con los bloques con los que ha construido el mundo

haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos

donde el corazón se muestra

y baila desafiando al vacío.

Adiós

Mientras me duele el pecho

te imagino en viaje

por inmensidades más vastas que las del Capitán

pero a diferencia de él

sé que tendrás todos los tangos silbados al oído

y nunca faltará un mate

ni perfume a malvones.

En todos nosotros se queda un pedacito tuyo

serás inspiración multiplicada por millares

a lo largo de los años

y lo ancho de las geografías.

Cambiaste nuestras vidas

abriéndole camino a la imaginación

cantándole salvaje o dulcemente

a los misterios que nos habitan

al misterio que somos.

Adiós

No me resigno a tener que decirlo

Adiós

mensajero del infinito.


En primera persona

Artista esencial del rock argentino, capaz de reinventarse a partir de una obra inmensa atravesada por la belleza, el Flaco esgrimió a lo largo de su vida frases que dan cuenta de la mirada poética y lúcida que tuvo sobre las cosas:

— “El talento es el hombre en libertad, nace en cualquier persona que se sienta capaz de volar con sus ideas”.

— “La música es un lenguaje que está en el cosmos, como todo lo que nos rodea. El músico que se pone en contacto con el cosmos, que sabe indagarlo con amor, que consigue la comunicación con otros seres y con dios... ese hombre músico podrá apoderarse y utilizar ese lenguaje como si leyera una clave que pareciera indescifrable y hará su música, sin detenerse jamás”.

— “No por intentar ir por lo estético estoy apartado de la mirada de la gente. Es imposible. Es viable poner, sutilmente, ciertos elementos en un tema, que luego no se conviertan sólo en una canción de protesta”.

L. Alberto Spinetta