El regreso a las aulas

El regreso a las aulas
 

El nuevo ciclo lectivo marca cambios en la rutina de los miembros de todas las familias, pero lo fundamental es tomarlo con calma y organizar lo que se pueda con anticipación.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTO. mauricio garín.

Este 28 de febrero, el reloj sonará bien temprano, recordándonos que una vez más ha comenzado el ciclo lectivo. Si bien este año, el inicio de clases se ha adelantado, el estrés que provoca a toda la familia es el mismo de siempre.

Con respecto a los chicos, la ansiedad pasa por el cimbronazo que provoca el fin de las vacaciones, el cambio de horarios y el enfrentar lo nuevo. En los padres, el nerviosismo se genera porque es una época de gastos significativos en cuanto a la compra de útiles, sumado a la carrera para que todos estén listos a tiempo, hacer desayunos y cumplir con las exigencias de los maestros.

Lo cierto es que las clases, ya sea su comienzo o su finalización, marcan cambios en la rutina de toda la familia. Lo más importante es tomarlo con calma y organizar lo que se pueda con anticipación.

Lo primero es controlar el uniforme de tus hijos unos días antes, a fin de verificar con tiempo que se encuentran en buen estado, para que, en caso contrario, tengas la posibilidad de comprar tranquila uno nuevo.

También se recomienda revisar una vez más la lista de útiles entregada por los maestros el año anterior y comprobar que los chicos tengan todo lo necesario.

Otra cosa a la que hay que estar atentos es a la tarea de vacaciones. Muchas veces confiamos en que nuestros hijos ya la han completado durante las vacaciones, y a último momento nos damos cuenta de que les han quedado asignaciones pendientes.

RETOMANDO RUTINAS

Poco a poco, la familia debe ir restableciendo los hábitos del año lectivo. Gradualmente tendrás que ir limitando los horarios en los cuales los chicos se van a dormir y la cantidad de horas que pasan frente al televisor o los videojuegos. Caso contrario, pueden presentarse complicaciones cuando trates de modificar conductas de un día para el otro.

Por lo menos, una semana antes del día de comienzo de clases es importante empezar a adaptar el sueño al nuevo horario que se viene. ¿Cómo podemos lograr este objetivo de la manera menos traumática posible? Despertando a los niños cada vez más temprano. Así, les costará menos dormirse a la noche. Si respetás este método a rajatabla una semana antes del comienzo de clases, el despertador de la mañana será muchísimo menos traumático.

UNA TAREA FAMILIAR

Los expertos recomiendan tomarse el momento para conversar con los chicos sobre las nuevas responsabilidades que deberán afrontar y cuáles son sus miedos, planes y proyectos respecto de este nuevo ciclo.

Si tus hijos se han llevado materias el año anterior es bueno aprovechar para consensuar un esquema de estudios y mapa de metas a cumplir, para que la situación no vuelva a repetirse.

Sin importar la edad de los estudiantes, todos tienen temores y preocupaciones normales respecto del colegio. Y a esto se suma la preocupación de los padres, como no llegar tarde al trabajo o no dar abasto con el manejo de esta nueva etapa.

Es fundamental que todos los miembros de la familia conozcan las inquietudes de cada uno y elaboren un plan para combatir el estrés conjuntamente. Para esto, la comunicación es fundamental.

MAÑANAS SIN ESTRÉS

Lo más recomendable es descomprimir la mañana, para evitar hacer todo a las corridas. Muchas veces, confiamos en que llegamos a hacer todo y luego el camino a la escuela termina convirtiéndose en una carrera descontrolada.

Tratá de planificar con tiempo y para toda la semana el menú de las viandas de los chicos, acostumbrálos a dejar preparado el uniforme y las mochilas el día anterior para evitar sorpresas. Pueden parecer pequeñeces, pero todas suman a la hora de encarar la jornada con más tranquilidad.

Planificar con tiempo el transporte hacia la escuela, es fundamental para respetar la puntualidad exigida en la mayoría de los establecimientos. Deberás prever recorridos y estacionamientos si se utiliza el vehículo familiar. Y, en caso de contratar transportes privados, es importante verificar las habilitaciones correspondientes, el estado del vehículo y la cantidad de niños que viajan.

En el caso del uso del transporte público, recordales a tus hijos ser prudentes en el ascenso y descenso del colectivo, el cuidado de los elementos escolares y el tener preparados con tiempo el dinero o la tarjeta para el transporte.

PREPARAR EL TERRENO

Es recomendable tener preparado desde el principio el espacio físico adecuado para que los chicos puedan estudiar. Será un lugar en el que pasarán muchas horas del día y es fundamental que esté iluminado, ordenado y libre de interrupciones.

En este sentido, para un rendimiento escolar exitoso, hay que respetar y ordenar los horarios de alimentación, descanso y estudio, cumpliendo con un mínimo de 8 horas de sueño y de 6 a 8 ingestas de alimento diarias. Esto mantiene en buenas condiciones de enfrentar las exigencias del trabajo. También es fundamental generar desde el comienzo, una actitud positiva hacia el conocimiento, que evitará problemas a fin de año.

Además, hay que entender que si bien el rendimiento escolar es importante, los chicos necesitan también tiempo de ocio y esparcimiento. El deporte y las actividades recreativas en época de clases deben ser fomentados, ya que complementan y favorecen el rendimiento intelectual.

Por último, te aconsejamos calmar la ansiedad. Si bien es un cambio de rutina para toda la familia, con el paso de los días todos se adaptan a las modificaciones en los hábitos que implica el comienzo de las clases. Además, no olvides que los padres no están solos en este proceso, los maestros saben cómo se sienten y acompañarán a los chicos en este nuevo camino.