Dime qué comes y te diré cómo rindes en la escuela

Dime qué comes y te diré cómo rindes en la escuela
 

La autora deja algunos consejos a los padres sobre la alimentación adecuada que deben tener los niños en edad preescolar y escolar, ya que tiene directa relación con la capacidad de rendimiento en clases.

TEXTOS. BEATRIZ SÓLITO (LIC. EN NUTRICIÓN). FOTOS. EL LITORAL.

El inicio del período lectivo, que marca el comienzo de las clases a nivel preescolar-escolar, está significando tiempos de cambio para el niño y la familia, entre ellos y de fundamental importancia en el aspecto alimentario-nutricional, que tienen una implicancia directa en el alumno y a la que las instituciones educativas no están ajenas.

Se conoce que el o los alimentos que a diario reciben los niños para la normalidad en el crecimiento y desarrollo requieren “incorporarse, transformarse para la utilización adecuada por el organismo”.

“Tender al aprovechamiento de los nutrientes esenciales que éstos contienen” y las acciones positivas que se imprimen en este sentido repercuten indudablemente en costo-beneficio, es decir, el aumento de la capacidad de rendimiento escolar. Cuando estas acciones son aplicadas incorrectamente (por carencia de nutrientes esenciales, mala distribución horaria de los alimentos o inadecuada elección, entre otros) el fracaso escolar puede intervenir como un factor desencadenante de un problema de aprendizaje, en aparentes dificultades, como por ejemplo falta de atención.

Sin lugar a dudas, mas allá de “sus” gustos alimentarios y que les son propios en el preescolar-escolar, también está influenciado indudablemente por factores y si bien la familia (padres, abuelos) tiene la mayor incidencia, se conoce que hay una socialización precoz o temprana del niño. De esta manera, recibe desde los canales de comunicación, los que ayudan a construir las preferencias alimentarias a través de los muchos mensajes que reciben.

Los padres son los encargados y responsables de “la oferta alimentaria saludable” y en esto hay que poner énfasis. Se trata de la educación alimentaria de nuestros hijos.

No digo que resulte fácil y a veces se experimentan problemas, como en toda familia, pero cada una de ellas tiene una manera de relacionarse. Lo bueno es acomodarse a las circunstancias que se presentan y desarrollar mecanismos adecuados; no es necesario ser una experto nutricionista en esto.

RECOMENDACIONES

- Todas las comidas del día son indispensables: en cada una se incorporan grupos de alimentos diferentes. Es fundamental guardar el equilibrio alimentario a través de armonía en calidad y cantidad. Lo esencial es una exigencia para cubrir requerimientos pero resulta beneficioso si el comer es placentero y divertido, se puede disfrutar en familia, con amigos, compañeros de la escuela o colegio, y si no se come frente al televisor, por ejemplo. Esto ayuda al “acercamiento a otros alimentos y preparaciones de alimentos que en su oportunidad fueron rechazados.

- No obviar el desayuno: es la comida que más cuesta efectuar en muchos niños y de vital importancia para recuperar la energía que no se obtiene de la vigilia (por la noche). Con esta comida, el cerebelo y el sistema nervioso central, entre otros, pueden recargarse del combustible necesario para las primeras actividades de la mañana. Es tan importante como la higiene de los dientes o lavarse las manos, ya sea que asistan a la escuela por la mañana o tarde.

- Qué comer: en el desayuno se deben aportar los siguientes alimentos: el grupo de lácteos (leche, yogur firme o bebible, leches saborizadas confiables, quesos); pan o equivalentes como copos de cereales, galletitas de agua, integrales, marineras, tostadas de queso escaso en manteca; preparaciones con cereales (flan de maizena, postre de leche o arroz con leche); leche acompañada con infusiones (té o mate cocido y, en menor proporción, café evitando a diario acompañarla con chocolate); jugos de frutas exprimidos u obtenidos por juguera o preparaciones con frutas.

- Disponer del tiempo necesario: destinar al desayuno entre 15 y 20 minutos y ofrecer en la mesa los alimentos o preparaciones distribuidos de una manera agradable. Ello influye, sin lugar a dudas, al deseo de realizar esta comida y que se refuerza con el tiempo.

- Otras alternativas: si bien se recomiendan frutas secas muchas veces no son de consumo habitual dentro desde nuestras costumbres, aunque sí en forma de barra con cereales, por ejemplo.

- Edulcorantes y otros: se debe ser prudente en la incorporación de edulcorantes como el azúcar porque disfrazan el sabor de los alimentos o preparaciones. Dificultan distinguir su sabor natural y no es esencial el valor nutricional que aporta. Evitar a diario -porque no son indispensables- los alimentos ricos en azúcar (alfajores, facturas, masitas dulces, en este caso es preferible dentro de los grupos de panadería una medialuna salada) y las grasas de origen animal (manteca), y consumir la crema de leche en pequeñas proporciones.

- Insistir en una hidratación adecuada: los chicos de esta edad deben consumir alrededor de 4 a 5 vasos de agua de red confiable (segura). Puede alternarse con jugos de frutas confiables pobres en azúcar, aguas saborizadas, mineralizadas o mineral. Evitar o suprimir las gaseosas azucaradas como bebida a diario, para reponer requerimientos de minerales y vitamínicas.

Dime qué comes y te diré cómo rindes en la escuela

Los padres son los encargados y responsable de “oferta alimentaria saludable”.

Una construcción diaria

Muchas veces, en las cantinas o quioscos de las instituciones educativas no se ofrecen a los alumnos alimentos deseables para consumir en los recreos. Indudablemente, se ha avanzado en el tema de los “quioscos saludables”, con la implicancia de las instituciones en su instalación pero no en el porcentaje deseado.

No todos los espacios institucionales están dispuestos por diferentes razones, si tenemos en cuenta el aspecto socio-económico-cultural. Pero hay que desterrar resistencias. Muchas veces, las metas no se alcanzan en su totalidad pero no por ello hay que dejar de intentarlo; hacer lo posible con los medios que se disponen.

En jornadas de doble escolaridad, la responsabilidad es aún mayor. Unificar preparaciones no conforma a todos y se resisten a lo que se brinda. Generalmente son los vegetales frescos en ensaladas o contenidos en alguna elaboración. Debemos ser concientes que es fundamental enseñar a los niños la responsabilidad de una buena alimentación y acompañarlos en la correcta elección de lo que consumen. De esta manera, permitirán mantener óptima la salud y tener buen rendimiento escolar. Se trata de una construcción diaria; es trabajar a sabiendas que de los resultados positivos siempre se disfrutan.

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Es fundamental enseñar a los niños la responsabilidad de una buena alimentación y acompañarlos en la correcta elección de lo que consumen.