Un tesoro natural que vale la pena descubrir

Un tesoro natural que vale la pena descubrir
 

Una postal imborrable: las cristalinas aguas del lago Futalaufquen.

A 36 km. de Trevelin y 46 km. de Esquel se encuentra el Parque Nacional Los Alerces. Cuatro días de caminatas y navegación nos permitieron conocer a fondo los rincones mejor atesorados.

TEXTOS. ALINA POZZOLO. FOTOS. ALINA POZZOLO Y PABLO BENIGNI.

Avanzábamos despacio contemplando el paisaje. Poco a poco la ruta nos llevaba hacia un lugar que se iba colmando de paletas de colores, entre verdes y celestes, que daban la sensación de vida eterna. Allí, el sonido de la naturaleza es tan suave y cálido que invita a quedarse y recorrer sus rincones. Llegamos al Parque Nacional Los Alerces, uno de los tesoros naturales más importantes de nuestro país.

Salimos de Trevelin (Chubut) pasado el mediodía; nos quedaban aún 36 km. hasta nuestro gran destino: El Parque Nacional Los Alerces, donde nos estaba esperando Laura Fenoglio, una santafesina que desde hace siete años trabaja como guardaparque en Alerces.

El cielo prometía una jornada más que agradable para disfrutar de los bosques y senderos de este lugar.

LA VILLA DE ENSUEÑO

A pocos minutos de llegar, ya estábamos instalados en la casa de Voluntarios, en el corazón de Villa Futalaufquen, donde Fabricio y Marina terminaban de organizar sus equipos para salir a caminar. La Villa es el único centro urbano que posee el Parque y en él se encuentra el área de informe, la escuela, un centro sanitario y la intendencia. Entre sus cuadras viven todo el año quienes integran el personal de parques, una población que se ve ampliamente superada cuando comienza la temporada de verano.

Nuestra primera tarde se veía perfecta para una caminata; debíamos elegir un sendero corto, porque ya había pasado ampliamente la hora de registro de los trayectos más extensos (es norma del parque que para determinados senderos los visitantes se registren y den aviso de sus llegadas). Escogimos uno de los senderos recomendados para realizar en poco tiempo: Puerto Limonao. Durante más de una hora y media atravesamos puentes y recorrimos, bordeando el lago Futalaufquen, un sendero colmado de vegetación. Al llegar, una pequeña playa de rocas a orillas de las aguas cristalinas del lago nos permitía contemplar el paisaje y volver a ver aquella paleta de colores, ahora desde el centro mismo del Parque.

HASTA EL ALERZAL MILENARIO

Habíamos coordinado con Laura y Mario (su esposo) que realizaríamos al otro día una de las excursiones más bonitas: un safari lacustre hacia el “Alerzal Milenario”. Sólo quedaba esperar hasta la mañana siguiente.

El sol amaneció con nosotros y comenzamos los preparativos para una excursión de poco más de seis horas. Partimos rumbo a Pasarela Río Arrayanes (a 35 km. de la Villa) donde debíamos dejar el auto para luego emprender una caminata de 35 minutos entre el más bello paisaje hasta Puerto Chucao para tomar la embarcación. Llegamos a Pasarela con el tiempo justo; allí comenzamos con el resto del equipo el recorrido hasta el barco.

El tiempo entre cohiues, flores exóticas, miradores y cascadas desapareció y de golpe estábamos en el barco, zarpando rumbo al “Alerzal Milenario”.

Anduvimos poco menos de dos horas por las aguas del Lago Menéndez, espacios que actualmente pertenecen a zona de reserva donde no puede existir ningún asentamiento poblacional ni construcciones. Las aguas turquesas del Menéndez, el Glaciar Torrecillas que se asomaba incipiente y los bosques custodiando las montañas, se convertían en parte del banco de imágenes perfectas, que comenzábamos a construir de este viaje patagónico. Postales inenarrables.

PUNTO DE LLEGADA

La caminata alrededor del Lago Cisne fue de una riqueza absoluta. Tuvimos la suerte de realizar el recorrido con uno de los guías -a nuestro entender- de mayor experiencia, quien a lo largo de dos horas narró para nosotros las historias de vida de cada una de las especies que habitan en esta zona de la Selva Valdiviana por donde atravesamos: Lianas, Cohiues, Helechos, Arrayanes, Cañas, Alerces, entre muchas otras que fuimos descubriendo.

El final del recorrido sería en el punto exacto donde se encuentra el “Alerzal Milenario”, un árbol de 2600 años, síntesis perfecta de los objetivos de creación de este Parque: la protección de los bosques de Lahuán o Alerce, gigante exponente de la flora andino-patagónica.

Caía la tarde cuando retornamos a Pasarela. Todavía quedaban horas de luz y decidimos seguir camino hacia Portada Norte, donde el Lago Rivadavia baña las costas de paradas obligadas para descansar o buscar nuevos caminos entre la selva. Comenzábamos a despedirnos para retomar nuevamente nuestra ruta de ascenso: Lago Puelo, El Bolsón y Bariloche serían ahora nuestros próximos destinos.

Pero antes de despedirnos, un agradecimiento: a Laura y Mario, y a la administración del Parque Nacional Los Alerces.

LOS SENDEROS DEL PARQUE.JPG

SENDEROS

Los senderos son uno de los grandes atractivos del Parque Nacional. Los hay de dificultades altas, medias y bajas. Muchos de ellos exigen un horario máximo de registro en el centro de informes para poder realizarlos, en tanto que otros son libres.

En la zona centro, uno de los recorridos más interesantes es el de Puerto Limonao (un trayecto de 4 km. por el bosque entre el Lago Futalaufquen) o el Arroyo Cascada, que recorre la ladera sur-este del Cerro Dedal. Sin dudas, uno de los más realizados es el Sendero Lago Krugger, que parte en Pto. Limonao y se caracteriza por su duración: llegar demanda 12 horas en pendientes, entre un paisaje inolvidable. En la zona norte, el mirador del Lago Verde y el Circuito Río Rivadavia son los más convocantes. Dos paradas obligadas en su recorrido: Playa El Francés y Cascada Irigoyen.

Un tesoro natural que vale la pena descubrir

Puerto Limonao, sobre el lago Futalaufquen, punto de partida de uno de los recorridos.

VOLUNTARIOS EN SERVICIO

Una de las experiencias que, sin dudas, nos enriquecieron en este viaje fue haber podido compartir nuestro alojamiento con un grupo de voluntarios. Llegados desde varios puntos del país, muchos de ellos habían llenado su solicitud para pasar todo el mes de febrero colaborando en las actividades del Parque. Llegan con sus mochilas colmadas de historias, esperanzas; para muchos, es la primera vez lejos de casa; para otros, Alerces era un destino más en un itinerario sin fin. Cada año, el Parque Nacional recibe solicitudes de voluntarios. Los interesados pueden escribir a [email protected].

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ACCESO

El parque está atravesado en toda su extensión por la Ruta 71. Ésto permite, no sólo un fácil acceso desde distintas localidades (Esquel, Trevelin, Bolsón), sino que además cuenta durante los meses de verano con un servicio de colectivo que realiza la Ruta Esquel-Lago Puelo (y vuelta) dos veces por día y tiene paradas dentro de Los Alerces.