Una devoción en crecimiento

La Virgen de la Caridad es un símbolo que une a los cubanos

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Uno de los paseos de la Virgen muestra la enorme devoción.

Foto: Archivo El Litoral

Anett Ríos

EFE

Entre 8.000 y 10.000 personas llegan semanalmente con girasoles, rosas amarillas y ofrendas al santuario, ubicado en el pueblo de El Cobre en la provincia de Santiago de Cuba, y las autoridades del templo no se atreven a pronosticar cuántas podrían arribar con motivo de la visita del Papa en marzo.

Benedicto XVI permanecerá en la isla entre los días 26 y 28 de ese mes en una visita pastoral ligada al Año Jubilar por los 400 años del hallazgo de la imagen mariana en 1612, cuando tres buscadores de sal la encontraron flotando en las aguas de la Bahía de Nipe sobre una tabla que decía: “Yo soy la Virgen de la Caridad”.

De rostro mestizo y con manto dorado, la imagen de 36 centímetros es presumiblemente una artesanía de fabricación latinoamericana, que se conserva sobre una base de plata y dentro de una vitrina refrigerada y a prueba de balas en lo alto del altar del santuario.

Después de la denominada “Cruz de la Parra”, plantada por Cristóbal Colón en 1492 en el este de la isla, es considerada la pieza más antigua relacionada con el cristianismo en Cuba.

El sincretismo cultural hizo que la santería cubana asocie a la Caridad con Oshún -una deidad del culto yoruba que representa las aguas dulces, el amor, la fertilidad y la sensualidad femenina- y que muchos confundan y complementen los atributos de una y otra a la hora de los rezos y ofrendas.

Pero la Virgen de la Caridad (también “Cachita” en el lenguaje popular) es en sí misma un símbolo que trasciende las religiones y se le reconoce como “la madre de todos los cubanos”.

Una de las misioneras del santuario, María Antonia Navarrete, cuenta que muchas personas llegan al templo “y dicen que no creen en Dios, pero sí creen en la Virgen”.

“Quizás sea que para nosotros los cubanos una madre es una cosa muy importante”, añade Navarrete, y recuerda que la Virgen ya peregrinó por el país y “ahora le toca al país venir a verla al Cobre”.

Entre agosto de 2010 y diciembre de 2011 la Caridad recorrió unos 30.000 kilómetros y reunió a millones de cubanos al paso, en su primer peregrinaje nacional tras la revolución de 1959.

“A partir de ahí se ha visto un resurgir de la fe, muchas personas han venido porque sintieron la necesidad de encontrarse con la imagen original después del encuentro con la peregrina, que es una réplica”, precisa a EFE el padre Eugenio Castellanos, encargado del santuario.

La imagen original de la Caridad sólo ha salido de El Cobre en contadas ocasiones. En el pueblo se cree que es de mala suerte que abandone el santuario y algunos todavía hablan de la “huelga” popular que hubo tras una de esas salidas.

En 1936 la Virgen abandonó el templo para ser coronada, en la década de los 50 fue llevada en dos ocasiones a La Habana y, en 1998, presidió la misa de Juan Pablo II en Santiago de Cuba, lo que debe repetirse con la visita de Benedicto XVI.

Su primera copia, la llamada “virgen peregrina” y “mambisa”, fue la que recorrió el país en el último año y pertenece a la iglesia de Santo Tomás, ubicada en el centro de la ciudad de Santiago de Cuba.