Futuro en sus manos

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María Virginia Zonta

Es jugadora de beach vóley y junto a la entrerriana Ana Gallay son la dupla Nº 1 del ranking argentino, motivo por el cual representan a nuestro país en todos los torneos internacionales. Están a un paso de los Juegos Olímpicos de Londres.


TEXTOS. LUIS GUDIÑO. FOTO. pablo aguirre.

DESDE CHIQUITA. “Siempre me gustó mucho hacer actividad física o deportes. Mi mamá cuenta que cuando me propuse aprender a saltar la soga, no paré hasta que me salieron ampollas en los pies. A los 6 años comencé patín artístico, me gustaba mucho, pero prefería los deportes de grupo y con mucha competencia”.

BANCO PROVINCIAL. “Empecé vóley en Banco Provincial junto a mi prima Eugenia. Los recuerdos más lindos de mi infancia y mi adolescencia se relacionan con el grupo de amigas que hice ahí: Jesi Eberhardt, Sol Cervigni, Vicky Eberhardt, Juli Casas, Juli Balliesteri, Caro D’Amelio y Lula Mayo. ¡Compartimos tantas cosas: viajes, éxitos, derrotas, cumpleaños de 15!. También los torneos en Chapadmalal, las ilusiones de clasificar y la alegría de viajar. Mis primeros profesores fueron Roberto ‘Flaco’ Berra y Pablo Rivero, que me enseñaron este deporte y la disciplina que se necesita para hacerlo bien”.

UN GRAN MOMENTO. “Fue la primera vez que quedé en la selección de la Asociación Santafesina. Yo era Sub 14, me acuerdo lo que sufría cada vez que el entrenador iba reduciendo la lista de las que seguían entrenando. Quedar fue una satisfacción muy grande. Otro lindo recuerdo que tengo es cuando me eligieron mejor líbero de la Selección Santafesina. Siempre fui punta receptora y en ese torneo me probaron de líbero; fue un desafío grande. También, mi primer campeonato ganado con Banco, llegó cuando tenía 18 años. Fue muy emocionante, una final contra Regatas, y además fue muy lindo porque en esa categoría compartíamos equipo con mi hermana Verónica”.

SU PRIMERA DUPLA. “Un verano, hace aproximadamente 6 años, el entrenador de Banco -en ese momento-, Cristian Veneciano, nos invitó a Jesica Eberhardt y a mí a participar de un torneo de beach vóley en Cerrito, donde se hace, a mi entender, el mejor torneo nacional en esta disciplina. Nuestros padres -Chiri y Renato-, que siempre nos apoyaron y nos acompañaron, nos llevaron. Fue una experiencia hermosa, y aunque no pasamos al día siguiente, porque perdimos todos los partidos, quedamos muy enganchadas con este deporte. A partir de allí, comenzamos a jugar juntas, fuimos creciendo de a poco, siempre estimuladas por nuestros padres y por la gente del ambiente del beach, que es muy lindo, familiero, alegre, solidario. Llegamos a cumplir un sueño que teníamos como dupla, que fue participar de Sudamericanos”.

DE MENOR A MAYOR. “En el verano de 2010, decidí tomarme un tiempo de descanso, para hacer algunas cosas que el compromiso con el deporte me impedía. Fue así que, después de unos meses, participé de un par de torneos con mi hermana Vero, cumpliendo además el sueño de mi papá de vernos jugar juntas. Después, Ana Gallay me invitó a jugar con ella. Fue un elogio pero a la vez un compromiso inmenso. Comenzamos a competir en forma ininterrumpida desde marzo de 2010 hasta ahora. Participamos del Circuito Sudamericano completo: Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela, Chile, Paraguay, Uruguay y Perú; de una etapa de World Tour en Brasilia; de los Juegos Odesur en Ecuador; de los Panamericanos de Guadalajara y ahora estamos a punto de disputar la última etapa del Preolímpico con miras a Londres 2012.

PRIMEROS ÉXITOS. “Nuestro objetivo al inicio era llegar a semifinales en los Sudamericanos, pero a medida que avanzábamos en el Circuito nos dábamos cuenta de que podíamos más, y fue así que llegamos a obtener en Sudamericanos: medalla de oro en Ecuador 2011, plata en Ecuador 2010 y Venezuela 2011 y en los Juegos Odesur en Ecuador. También obtuvimos primeros puestos en torneos internacionales de Arica (Chile) y Santa Marta (Colombia)”.

LLEGAR AL Nº 1 DEL RANKING. “No fue fácil, pero mantenerse es más difícil aún. Es una responsabilidad que tomamos seriamente, entrenamos muy duro. A partir del momento que asumí esto, comencé seriamente a pensar en dejar el vóley indoor”.

UN GRAN CAMBIO. “Fue una decisión muy difícil. El Club Banco Provincial me dio mucho, me enseñó todo lo que sé de este deporte y dejar el vóley de salón significaba dejar de representar a mi club. Por eso postergué mucho tiempo la decisión. Pero llega un momento en que te das cuenta de que el playero y el de salón son realmente dos deportes distintos, a pesar de las semejanzas aparentes. Los tiempos en la arena y en el piso difieren muchísimo, y te das cuenta de que hay que optar cuando llegás a las instancias de competencia en la que estábamos. A partir de ese momento me dediqué sólo al vóley de arena”.

LA CELESTE Y BLANCA. “Estoy orgullosa de representar a mi país vistiendo la celeste y blanca. Escuchar nuestro Himno previo al partido me eriza la piel. Siento una gran emoción y responsabilidad. Es muy lindo saber que, a pesar de estar compitiendo lejos, hay gente que te sigue, haciendo hinchada a la distancia. Y eso se siente en la cancha”.

JUEGOS PANAMERICANOS. “Trabajamos un año entero con Ana y nuestro entrenador Cristian Jacob, para llegar en estado óptimo a los Panamericanos. Fue durísimo entrenar en invierno, con muy bajas temperaturas en el Espigón II. Tenemos que agradecer a: Fede, Dante, Martín, Agustín, Tati y Pablo, ya que sin ellos no hubiéramos podido llegar a este objetivo. Entrar al estadio de los Panamericanos de Guadalajara fue la experiencia más emocionante que viví en lo deportivo. También fue un momento importante para la dupla: nos hicimos conocidas, la gente nos siguió muchísimo por televisión, se dio cuenta de que aquellas chicas que veían siempre en la costanera jugando no lo hacían por diversión, era un entrenamiento serio. Comenzaron a interesarse por este deporte y eso es muy importante para el crecimiento del beach vóley en nuestro país”.

SUEÑO OLíMPICO. “Ahora, viene el sueño más grande que cualquier deportista puede tener en su vida. Estamos tan cerca, pero a la vez es tan difícil. Ya participamos de dos etapas preolímpicas. Las hemos superado y gracias al resultado que obtuvimos en la última disputada en Guatape (Colombia) en diciembre pasado conseguimos la localía para la próxima y ultima etapa. Probablemente sea en Rosario, el 24 y 25 de mayo contra el ganador de la disputa entre Uruguay y Venezuela. Para ello, estamos entrenando triple turno. Dos turnos de pelota en arena y uno de gimnasio. Ana esta viviendo en casa de lunes a viernes. La competencia es en equipo, compuesto por dos duplas: Gallay-Zonta y Forquez-Albano. Se realiza tipo Copa Davis, por puntos”.

AUTODEFINIDO

“Soy una persona luchadora. Nada lo conseguí en la vida sin esfuerzo. Tengo muy bajo perfil, me gustan las cosas sencillas. Digo lo que siento, soy bastante reservada, es una autocrítica. Es lindo poder demostrar a quienes nos interesan lo que sentimos por ellos, pero no me es fácil. Soy muy temperamental, impulsiva, especialmente en la cancha”.

LO QUE APRENDIÓ

“En mis viajes aprendí muchísimo. Desde cuidarme sola, manejarme en aeropuertos, arreglarnos con Ana en situaciones complicadas. Pasamos terremotos en Chile, un huracán en México, enfermedades en Colombia, robos, entre otras cosas. Todo ello me ayudó a madurar”.

TAMBIÉN ESTUDIA

“Curso Ingeniería Química en la UNL. Comienzo el 5to. año. Es complicado seguir estudiando con esta exigencia de entrenamiento. Pero hago todo lo posible. Soy realista y sé que en esta instancia preolímpica me voy a atrasar un poco. Pero es una oportunidad única y no quiero desperdiciarla”.

LO QUE LE GUSTA

“Compartir mi tiempo con amigos, a los que muchas veces los tengo un poco relegados. Me levanto temprano a entrenar o a competir. Mis amigos son los de la escuela, del club, del grupo juvenil de la Basílica de Guadalupe y de la facultad”.

SU GRAN SUEÑO

“En lo inmediato, clasificar a los Juegos Olímpicos de Londres. Después recibirme, conseguir un trabajo relacionado con lo que estudié y formar una familia como la que tengo. ¿Nada fácil no?”