EDITORIAL

Paro docente y una historia repetida

Realmente cuesta encontrar una razón que explique por qué, de manera casi inevitable, año tras año se reiteran los mismos contratiempos en las negociaciones salariales con los docentes y con las fechas de inicio de clases en la provincia. Se podrá decir que existieron algunas excepciones en los últimos tiempos, pero en general la regla indica que las paritarias comienzan tarde y que los acuerdos no llegan a tiempo.

Este año, Amsafe y Sadop -los docentes particulares suelen acompañar la decisión de los maestros de escuelas públicas- decidieron un plan de lucha que consiste en tres paros de 48 horas cada uno. Una decisión que afectará indefectiblemente el proceso de aprendizaje.

El gobierno ofreció un aumento del 21% en dos tramos. El primero, del 14%, en febrero, y el restante 7% en julio. Pero los maestros consideraron inaceptable la oferta -lo mismo hicieron los gremios que nuclean a empleados públicos.

¿Por qué desde la Casa Gris se convoca a paritarias tan tarde, aun sabiendo del riesgo que esto representa para el comienzo de clases? La única explicación razonable, aunque nunca reconocida oficialmente, es que se trate de una decisión política: ante la potencial falta de acuerdo, la presión de los padres de los alumnos sobre los maestros es un factor que puede jugar a favor del gobierno.

Los motivos por los cuales se realizó un ofrecimiento de aumento escalonado son evidentes: frente a los problemas presupuestarios, el gobierno apuesta a que el proceso inflacionario se traduzca en mayores niveles de recaudación para los próximos meses. En definitiva, en estos momentos el Estado santafesino no cuenta con los recursos suficientes como para ofrecer un incremento salarial total del 21%.

El gobierno apuesta, además, al aumento de algunos impuestos. Sin embargo, éste no será un proceso sencillo, ni mucho menos automático.

Pero a pesar de la flaqueza de las arcas públicas y de la demora en convocar a paritarias, vale reconocer que las mejoras de salarios ofrecidas no son tan exiguas como los gremios se empeñan en instalar ante la opinión pública.

En realidad, los aumentos de sueldos obtenidos por docentes y empleados públicos provinciales durante el año pasado alcanzaron para compensar la inflación real acumulada a lo largo de todo 2011. Y si de mirar hacia el futuro se trata, nada indica que la inflación para el primer semestre de 2012 pueda superar el 14%, ni que los aumentos durante todo este año estén por encima del 21%.

Algunos de los planteos gremiales no parecen razonables, ni responsables, sobre todo frente a una coyuntura económica plagada de interrogantes a nivel provincial y nacional.

Las cartas están echadas. Tanto el gobierno, como los docentes -y el resto de los gremios estatales- plantearon sus posiciones. A partir de ahora, si las conductas mezquinas e irresponsables imperan, los perjuicios se extenderán inevitablemente sobre cada uno de los habitantes de la provincia.