Masacre de Morón

Lo juzgan por matar a su mujer e hijos

Télam

Un estadounidense comenzará ser juzgado mañana como acusado de cometer los asesinatos de su mujer embarazada de ocho meses y de sus hijos de 4 y 6 años, quienes fueron degollados en su casa del partido de Morón en 2009.

El debate, que estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC)4 de Morón y se iniciará a las 9, tendrá como único imputado Antonio Orlando Cajal (29), un estadounidense nacido en Atlanta que vive en Argentina desde 1991.

Cajal llega al juicio en libertad por un fallo a su favor dictado en 2010 por la Cámara de Apelaciones de Morón, según informó a Télam Miguel Racanelli, abogado de la familia de las víctimas.

El acusado afronta cargos por “triple homicidio agravado por el vínculo” de su esposa, Lilian Fuño Rodríguez (26), y de sus hijos Brian (6) y Rocío (4), hallados degollados el 2 de noviembre de 2009 en General Juan José Valle 540, de Morón.

Durante el juicio, que comenzará mañana y se extenderá durante cuatro jornadas, declararán familiares de Fuño Rodríguez, quienes aportarán detalles de la relación de pareja, que aparentemente era mala, así como policías y peritos.

El debate estará a cargo de los jueces Carlos Torti (presidente), Rodolfo Castañares y Pedro Rodríguez (vocales), en tanto que el fiscal será Hernán Alarcón.

La masacre se descubrió cuando el propio Cajal le pidió a un vecino permiso para saltar desde su propiedad a su casa porque, según dijo por entonces, volvía de trabajar, no tenía llaves y no lo atendía nadie.

Con el vecino de testigo, Cajal levantó dos persianas de su vivienda hasta que logró ingresar y al instante salió por la puerta delantera y le dijo: “Llamemos a la policía, que algo malo le pasó a mi familia”.

Hallazgo macabro

En el hall de la puerta de entrada de la casa estaba el cadáver de su hijo Brian, en la cocina, el de su mujer, Lilian, embarazada de ocho meses y medio, y en una habitación de la planta alta, el de su hija menor, Rocío. Todas las víctimas presentaban fuertes golpes en la cabeza aplicados con un objeto contundente y los niños habían sido degollados mientras jugaban.

“En la casa estaba todo ordenado y solamente faltaba un equipo de música sin parlantes. Nadie comete un homicidio semejante para llevarse eso. El acusado limpió la escena del crimen, se bañó y después salió, pero cometió una serie de errores que van a surgir en el juicio”, sostuvo Racanelli.

Cajal, quien por entonces trabajaba como pintor y albañil, le dijo a la policía que se retiró de su casa a las 10 para ir a trabajar a una obra y cuando volvió a la noche no pudo entrar porque no llevaba llaves y nadie respondía a sus llamados.

El acusado precisó que esperó, hasta que en presencia de un vecino ingresó por la fuerza a la casa y encontró los cadáveres.