Reivindicar nuestra imagen real

1057268.JPG

Muy lejos de la extrema delgadez que hizo furor en los ‘90, donde el culto al raquitismo era una constante, los talles normales comienzan poco a poco a quebrar con los cánones establecidos.

 

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. EL LITORAL.

Cualquier fecha en la cual la mujer sea agasajada es apropiada para plantearnos algunas cuestiones relacionadas -sobre todo- con nuestra salud y con la forma en la cual manejamos ciertas presiones del momento social que nos toque vivir o de meras modas. Uno de los puntos más problemáticos para cualquier mujer es el tema del peso, las curvas y los talles de la ropa que nos gustaría lucir.

Todos los años gastamos gran parte de nuestro sueldo en nuestra estética: gimnasio, cremas, peluquería, tratamientos faciales o para adelgazar y tonificar e, incluso, en costosas cirugías.

Y si bien sostenemos a los cuatro vientos que el éxito personal pasa por otro lado, puertas adentro nadie es tan severo con nuestro cuerpo como nosotras mismas.

El ganar un par de kilos de más, el reponernos de las fiestas o de un embarazo, el surgimiento de estrías o celulitis son para muchas temas tan preocupantes como todos los otros que debemos manejar y solucionar durante el día. Y el no encontrar ropa de nuestro talle, o no sentirnos bellas al probarnos una prenda en un negocio, es sencillamente una puñalada al ego y al alma.

Pero, poco a poco, esta exigencia de ser perfectas y flacas parece ir cambiando. Una de las que abrió el camino a la mujer real y exitosa fue la cantante Jennifer López, que con sus curvas dejó más que demostrado que la belleza física muy poco tiene que ver con lo que refleje la balanza. Aun más, López es hoy una referente obligada de moda y elegancia en todo el mundo.

Y en el mes de febrero, otras dos mujeres se encargaron de defender y sentar un lugar para las mujeres cuyas medidas no son 90-60-90, y que sin embargo se destacan en su vida y en su profesión. Una de ellas fue la cantante Adele, que brilló en los premios Grammy y en los Brit Awards, luciendo hermosísima en ropa de diseñador.

Otra fue la modelo Tara Lynn, que con su talle 48 se ha impuesto como representante de las mujeres de talla grande, ganando un lugar en la tapa de la revista Elle de Francia y reivindicando la sensualidad de un cuerpo tan alejado de los cánones de belleza de delgadez dictados por el mundo de la moda.

En contraposición con esta nueva imagen de éxito, la extrema delgadez ocupa titulares de revistas de moda, pero por otras razones. Por un lado, Demmi Moore, quien supo en los ‘90 conquistar el mundo del cine con su cara angelical y reaparecer a sus 40 años con un físico envidiable en “Los Ángeles de Charlie”, hoy se muestra demacrada e intenta recuperarse de una adicción y un doloroso rompimiento con su novio, en un centro privado para estrellas de Hollywood.

Por otro lado, Angelina Jolie, de la cual la gente se pregunta si se encuentra al borde de una seria enfermedad, o si su defensa de los niños hambrientos del mundo llegó a tal extremo al punto de convertirla en un triste mar de huesos debajo de un hermoso vestido.

Muy lejos de la extrema delgadez que hizo furor en los ‘90, donde el culto al raquitismo era una constante, los talles normales comienzan poco a poco a quebrar con los cánones establecidos.

Y en épocas en las cuales cada vez más mujeres son esclavas de males como la bulimia o la anorexia, el mejor regalo que podemos hacernos es darnos un respiro, y terminar de comprender que la verdadera felicidad poco tiene que ver con una cuestión de peso.

1048884.JPG

figuras contrapuestas: angelina jolie y adele.