al margen de la crónica

Holanda: el país de la “eutanasia móvil”

Pocos temas despiertan tanta sensibilidad a la hora de discutir como el de la eutanasia. Su análisis, que gira nada más y nada menos que en torno a la manipulación de la vida y la muerte, despierta posturas radicales que tienen que ver sobre todo con las creencias personales más profundas y respetables.

Resumidamente, para quienes están en contra, la vida humana es inviolable y el “suicidio asistido” como lo llaman- es esencialmente contrario a la ética médica. Los argumentos a favor se basan en el respeto a la autonomía de la persona, los derechos de los pacientes y la voluntad de decidir en condiciones dignas, la propia muerte.

Y para aquellos que han vivido el dolor desgarrador que provoca ver a un ser querido sufriendo como consecuencia de una enfermedad terminal, el tema se vuelve bastante más delicado.

Esta semana, la eutanasia ha generado controversia en Holanda, país en el cual este procedimiento es legal desde hace diez años. Sin embargo, lo que ha enfurecido a muchos fue la decisión de una organización de ofrecer un método de “a domicilio” que sólo en su primer día de funcionamiento recibió once peticiones.

“Tras recibir los pedidos, las unidades móviles, compuestas por un médico y una enfermera, evalúan las solicitudes para decidir si se ajustan o no a los requisitos legales”, explicó la portavoz de la clínica privada.

En caso de aceptarse la misma, “se establecen contactos con el enfermo, sus familiares y el médico de cabecera, que en muchos de estos casos ha rechazado proceder con la eutanasia bien por motivos éticos, o por falta de experiencia o miedo a no cumplir cuidadosamente con todos los preceptos marcados por la ley”, añadió.

La “Asociación para la Muerte Voluntaria en Holanda” (NVVE) ha creado esta clínica para cubrir los casos que son rechazados por los médicos de cabecera y se espera que en un futuro la prestación sea cubierta por el sistema sanitario ordinario.

Con un presupuesto inicial de 800 mil euros, este organismo está construyendo una clínica en La Haya a la que podrán ser trasladados los solicitantes cuya salud no les permita morir en sus propias casas.

La asociación calcula que recibirá en torno a un millar de solicitudes por año, en la mayoría de los casos enfermos terminales de cáncer.

La ley holandesa de eutanasia requiere que los enfermos que solicitan la llamada “muerte dulce” padezcan una enfermedad incurable, que tengan un dolor insoportable y que estén en pleno uso de razón al solicitar el procedimiento. Además, las solicitudes deben ser analizadas por una comisión de expertos independientes.

Por otra parte, la ley penal de este país condena con hasta doce años de cárcel los casos de eutanasia en los que no se cumplan estos requisitos.