LLEGAN CARTAS

Ocupas en la Estación Belgrano

 

Marcelo A. Romis

Señores directores: Desde hace varios meses un grupo de vagos y mal entretenidos ocupa diariamente un espacio en bulevar Gálvez, entre los galpones del ferrocarril Belgrano que se encuentran al este de la estación. Llegan a media mañana mujeres y niños, a quienes envían a mendigar a la esquina de Vélez Sarfiel y bulevar, mientras los varones, que llegan más tarde, compran vino en quioscos aledaños (con el dinero que obtienen de los niños mendicantes) y terminan desparramados por el suelo, en plena vereda, durmiendo la mona. Ante la inacción policial, el grupo fue creciendo. El martes 6 de marzo, a las 3 de la tarde, no menos de 25 personas, entre niños, mujeres y hombres adultos acamparon allí. Como está sucediendo habitualmente, hacen fuego entre los galpones (el del oeste, según entiendo, contiene archivos en papel del municipio) y cocinan. Cocinar en un sitio, evidencia un sentido de pertenencia, que luego se extiende a necesidades que requerían mejor sanidad. Lo novedoso fue que el martes 6, para guarecerse del mal tiempo, armaron un pequeño toldo de plástico. También fue novedosa la aparición de caras nuevas. Paso por el lugar todos los días y reconozco a los habituales. Han aparecido sujetos que “no son de acá”, pero que llegan a la toldería porque ya se corrió la voz de que ahí “no pasa nada” con los “tonbo”. La queja de los vecinos y comerciantes va en aumento. No hay respuesta. Hace un par de semanas le advertí al personal de seguridad del ferrocarril que estaban haciendo fuego al lado de un archivo. Me contestaron que eso ahora es de la Municipalidad, no del Estado nacional, y que si quería hacer la denuncia llamase a la policía. No lo hice porque meses atrás un oficial policial, ante mi advertencia, me explicó, casi con resignación, que ésa era jurisdicción nacional y no podía intervenir.

Mi conclusión es que, como viene sucediendo en la Argentina, hay territorios que no son de nadie, y por lo tanto del primero que lo ocupa. Ese territorio supuestamente de nadie, es una circunscripción de la ciudad que más impuesto paga, por aquello de que es zona residencial. Sin orden mínimo, una zona residencial no existe, aunque la tasa municipal diga lo contrario. De modo que quienes piensan comprar vivienda en esa área no deben pisar el palito con el verso de que es “la mejor zona de la ciudad”. No lo es. Y si alguno de los desarrolladores inmobiliarios con fuertes intereses en la zona se siente afectado por mi opinión, debiese comenzar a gestionar, ante quien corresponda, la solución del problema.