La agenda de los niños

Conforme el año se va armando, ni bien las clases con sus provechitos y regurgitaciones...- marcan su ritmo, a nuestros párvulos se le suman o le sumamos una serie de actividades que a ellos los transforman en seres tempranamente ocupados y a nosotros en remiseros vip. Y uno le encuentra sentido a las preguntas que debe responder todo periodista: quién, qué, dónde, cuándo, cómo...

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO. [email protected]. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI. [email protected].

La agenda de los niños
 

Marzo tiene esas cosas: las clases le dan el verdadero tono al año. Y si bien es creciente el número de tipos que eligen este mes para irse de vacaciones, también en los trabajos comienza a armarse el plantel más o menos completo, con lo que, en este sencillo pero no menos emotivo acto, podemos dar inicio formal al año 2012. En medio de esa maraña, tus niños, los seres que arrojaste a este mundo cruel, también van completando su grilla de actividades que al mismo tiempo los mantenga ocupados, calme tantas ansias de delegación paterna, y los forme o deforme según los casos en tipos aptos para sumar y leer, pintar algo, patear algo, bailar algo o hacer algo. Ya sabemos que algo es tan difuso como todo.

En breve, sabemos que tu chico mayor va a la escuela de mañana, y que contra turno tiene educación física los martes y jueves, tecnología los miércoles, inglés los viernes, y nos quedaron los lunes donde bien podría este cretino, que necesita hacer cosas cosa y algo suelen ser sinónimos-, encarar un curso de origami que le cultivará la oriental paciencia, afinará su prensión fina (porque pa’ justificar o explicar por qué se hace algo o todo, hay bibliotecas enteras), activará su innata creatividad y sobre todo, lo tendrá ubicado de 14 a 16, que es cuando uno tiene el fulbo cinco.

La nena de la casa arma su cronograma propio entre la escuela, la clase de danza, la de gimnasia, la de collares con fideos y así tenemos otros horarios y otros lugares a los que teledirigir criaturas.

Cuando tenés un hijo, me decía un amigo, sentís una responsabilidad enorme por su educación y sin querer le estás tan encima que el pobre termina asfixiado, pero sabe algo de todo. Cuando tenés dos hijos, felizmente, se desparrama en dos esa pulsión y entonces los supuestos beneficiarios tus hijos- reciben media cuota parte de tu responsabilidad paterna, incluso aunque te sobre esfuerces...

Cuando tenés tres o más de tres, todo cambia para bien: los pibes dejan de recibir el monocorde monocomando monopaterno y escuchan, empiezan a escuchar otras voces y otros ámbitos. El impacto paterno directo está un poco mediado y eso no puede ser malo, pues la criatura comienza a sopesar opiniones variadas, algo así como la construcción de nuevas certezas a partir de fuertes diversas. Algo parecido a la sabiduría y reñido desde luego con el omnipresente y unidireccional estímulo paterno. A lo mejor tus pibes así se salvan.

Y en todo caso, dice mi amigo, con más de tres niños, más las actividades de la madre y del padre, todo es en realidad un problema de logística: uno tiene que estar a las dos en tal lado; dos debe entrar a tal lado a las dos y diez; tres sale de allá y va para allá a las tres; cuatro tiene a las cinco clases de ping pong variante coreana- y cinco no sé dónde anda ni a qué hora tiene que estar en qué lado...

Antes, en el mejor de los casos, en la heladera de la casa estaba el horario general de la escuela de tu hijo, discriminado por materias. Hoy hay que compaginar el de toda la familia: necesitás la heladera, el freezer, la puerta del horno y toda la alacena para desplegar el cronograma completo. Ni en un teatro de operaciones conjunto el general de la Otan tiene tantas tropas y problemas de logística a resolver como en una casa normal de estos anormales tiempos.

Y encima a esa desmesurada agenda fija familiar se le suman los acontecimientos ocasionales, como cumpleaños y reuniones, y entonces todos andan por ahí y uno anda desparramando y buscando gente todo el tiempo.

Y nos vamos yendo, mis chiquitos, no tanto porque no tenga más cosas que decir sobre este tema, sino básicamente porque la nena tiene clase de patín, a mamá hay que rescatarla de las garras del profe de body algo, a Juancito hay que llevarlo al cumple de Fede pero pasando por la casa de Maxi. Y yo mismo tengo que entregar esto ahora mismo. A las corridas, pero justo a tiempo.