Sospecha de censura

Apenas habían pasado cuatro minutos de las 23 del pasado martes, cuando el programa que conduce Marcelo Longobardi fue levantado del aire en el canal de cable C5N. El hecho ocurrió sin previo aviso. El conductor ni siquiera tuvo la posibilidad de despedirse de su audiencia. Mientras intentaba realizar una pregunta, apareció intempestivamente la placa de “Espacio publicitario”. Y el programa nunca regresó a la pantalla.

La llamativa situación se produjo mientras el periodista entrevistaba al ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien vertía críticas hacia la gestión de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, al hablar sobre la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y del manejo de los subsidios destinados a servicios de transporte.

Ayer, el dueño de C5N, Daniel Hadad, explicó a través de Radio 10 que lo sucedido había sido un “exceso de formalismo”, ya que el programa de Longobardi debía finalizar a las 23 y se había prolongado cuatro minutos más de lo previsto.

Sin embargo, estas explicaciones no alcanzan a disimular un serie de contradicciones frente a una situación que algunos de los testigos de los hechos vincularon con un posible caso de censura, supuestamente relacionado con un llamado de alto nivel recibido desde el gobierno nacional.

Antes de las aclaraciones de Hadad, el propio Alberto Fernández había dicho que “se hicieron muchos comentarios en el piso” y que los miembros de la producción del programa hablaban de “llamados del gobierno y una orden de la dirección del canal”.

Pero esto no fue todo. Cuando el programa se sacó del aire, aún restaba la presencia de un invitado. Se trata del periodista de CNN, Alberto Padilla, quien se encontraba en el estudio en el momento del corte y fue testigo de los hechos.

A las 23:36, a través de su Twitter, escribió: “Lo siento mucho por los argentinos. Me da mucha pena y cuentan con todo mi apoyo”. “Sres: fui testigo presencial de la represión a la prensa en Arg. Sacaron del aire a Longobardi por orden de la Pres. Kirchner”.

Ayer Padilla ratificó lo que había expresado a través de la red social: “En la producción estaban apenados, confundidos, enojados, desencajados. Longobardi me pidió disculpas”.

En un país en el que la libertad de expresión está garantizada y donde los que opinan diferente no sufren el embate constante del poder político, a nadie se le ocurriría sospechar que el programa de Longobardi fue levantado del aire por lo que su entrevistado estaba diciendo.

Sin embargo, éste no es el caso de la Argentina, donde hace tiempo que desde el gobierno se ha convertido a la prensa no adicta en enemigo público.

Tanto es así, que la incómoda situación en C5N se produjo pocas horas después de que la presidenta calificara de “nazi” a un periodista por el simple hecho de haberse atrevido a criticar a los miembros de La Cámpora.

Con estos antecedentes y frente al actual contexto, las sospechas de censura están fundadas.