Historias escritas sobre el ring...

Bunetta-Bruno, box de alto vuelo

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Alfredo Bunetta, eximio peso pluma rosarino, fue una de las máximas glorias del boxeo de la provincia de Santa Fe. A Bruno le sacó un invicto de 39 peleas.

Bunetta tuvo un gran duelo con “Gonzalito”, pero también hicieron historia sus duelos con “Cucusa” Bruno.

 

Sergio Ferrer

Con el rosarino Alfredo Bunetta pasa algo muy particular, porque por lo general se lo recuerda en calidad de derrotado, a través de las reseñas de su prolongado y desfavorable duelo contra Ricardo “Gonzalito” González, un clásico del boxeo argentino de todos los tiempos, desarrollado íntegramente en el Luna Park (ver aparte). Esta vez, en honor a su enorme jerarquía no en vano se ha dicho de él que era talentoso, agresivo y pertinaz-, vamos a rememorarlo también contra otro rival histórico, el fuerte pegador capitalino José “Cucusa” Bruno, a quien Bunetta le ganó los tres combates que sostuvieron. El primero de ellos ocurrió el 16 de enero de 1954, el segundo el 29 de septiembre del mismo año y el último el 19 de marzo de 1955, cincuenta y siete años atrás.

Las dos primeras veces, Alfredo se impuso por puntos en doce asaltos, mientras que la tercera contienda concluyó por abandono de “Cucusa” en el décimo primer round, en un pleito en el que el perdedor terminó cediendo el cinturón argentino pluma que había conquistado ante Mario Lopiano el 13 de noviembre de 1953. La primera vez que se enfrentaron, Bruno venía descollando era un pegador temible y muy efectivo-, lo que se veía reflejado en su récord, ya que no había conocido la derrota en 39 peleas. Los tres combates tuvieron lugar en el legendario escenario de Corrientes y Bouchard de Buenos Aires. Los tres se realizaron con una notable convocatoria de público. Eran otras épocas y otros protagonistas. Era “otro” boxeo, con rivalidades y enconos superlativos. Era boxeo de alto vuelo.

Virtuosismo y guapeza

Alfredo Bunetta fue un eximio peso pluma, que completó 137 peleas en el terreno de paga, de las cuales 94 fueron triunfos (46 KO), 21 derrotas y 22 empates. No lo vimos pelear, pero a cualquiera que le preguntamos responde lo mismo: “Fue muy bueno”. La conclusión está más que clara: Bunetta fue realmente un grande. Uno de los peleadores más destacados de su tiempo. Por ello compone, junto con Amelio Piceda, Alfredo Prada, Héctor Rambaldi y Oscar “El Chino” Pita (de origen cordobés), la “Guardia de Oro” de la llamada escuela rosarina, un grupo selecto de grandes pugilistas, a los que se podría agregarse José Ríos, “El Campeón sin Corona”. Sus mejores noches las concretó en el Luna Park, aunque en muchas de ellas debió salir derrotado.

Nacido en Rosario el 10 de febrero de 1935, Bunetta debutó en el campo rentado el 25 de julio de 1951, ganándole por puntos a Ignacio Aguilera en su ciudad natal. En diez años de profesional, no se negó ante nadie y no esquivó ningún reto deportivo.

Tuvo oponentes de primer nivel, como Manuel Sixto Álvarez, Raúl Vargas, Aldo Gamboa, José “Polenta” Casas (con el que dio su hurra definitivo el 9 de junio de 1961, perdiendo por puntos) y el chileno Alberto Reyes. Los conocidos Pedro Villalba, Amorindo Amicuzzi, Luis Pepe, Santos Videla, Pedro Miranda y Santos Simili (otros rosarinos valiosos), Juan Carlos Geromé, Aníbal Servín, Alfredo Ramírez, Sebastián Mustafá Azar, Juan Carlos Ayala, Abraham Esteban, Vicente Vezzoni, Arturo Rojas y Roberto Lobos (estos dos últimos también chilenos), figuran en su larga lista de vencidos.

Rival “a medida”

Evidentemente, lo que hizo Bunetta no fue poco. Fue dos veces campeón nacional de las 126 libras (57,152 kg), en un tiempo en el que la diadema argentina tenía otro valor y llegar a ella significaba “molerse a palos” contra los mejores. Por eso, cuando murió el 24 de julio de 2004, rápidamente se encendió la memoria de quiénes habían tenido la suerte de verlo pelear en la ciudad de Santa Fe. Incluso, en una de las reuniones del por entonces incipiente Movimiento de Reivindicación del Hombre Boxeador Santafesino, se lo recordó de manera muy sentida, con la presencia de don Amílcar Brusa (uno de sus más grandes admiradores) y de un ex rival suyo, José Frette, “El Torito de Zona Oeste”, a quien Bunetta supo vencer en el club Atlético Unión, el 14 de marzo de 1958.

Bruno, por su parte, era el rival que le caía de perillas, porque no claudicaba fácilmente y se jugaba hasta el final. Bunetta podía anularlo o “apaciguarlo” con el correr de las vueltas, en el marco de confrontaciones en las que el final siempre estaba abierto a cualquier resultado. “Cucusa”, que era un poco mayor que Alfredo (había nacido en Capital Federal el 17 de febrero de 1931), había debutado como profesional el 29 de agosto de 1951. Realizó su último combate el 1º de marzo de 1957, después de haber llevado a cabo 66 salidas profesionales, con saldo final de 58 triunfos (47 KO), 6 derrotas y 2 empates. Fue muy famosa la racha de 21 nocauts consecutivos (11 de ellos en el primer round), que obtuvo entre su tercera pelea y la vigésimo cuarta. Se trataba de un pugilista de un vigor y una vitalidad extraordinarios, que llegó a tener años muy activos, en los que combatió más de veinte veces, como en 1952. A la altura del primer match contra Bunetta, venía “volteando muñecos” como loco, pero el rosarino pudo neutralizarlo en base a un boxeo más pulido, sapiente y calmo.

Digno cultor de Almafuerte, Bunetta jamás se dio por vencido ni aún vencido y batalló sin cuartel siempre, aún en las situaciones más difíciles. Esto generó una simbiosis muy particular con los fanáticos que invocaban su nombre y seguían sus combates en el Luna Park, más allá de los resultados circunstanciales. Nunca bajó los brazos. Sus seguidores tampoco”.

Alvaro Seralfer, analista de Boxeo


¿Quién dijo que el que pierde no sirve?

Seis veces debió retirarse perdedor Alfredo Bunetta en sus tremendos choques con el bonaerense Osvaldo Ricardo González Lorenzo, alias “Gonzalito”, el inteligente y estratega pugilista nacido en la localidad de Luján.

Pero ello no significó que se fuera a achicar o se acomplejara, para nada, porque Bunetta fue un boxeador templado en los grandes desafíos, no en los poco edificantes altares de una campaña protegida y acomodada, como ocurre con muchas “figuritas” de ahora.

Además, Alfredo fue un púgil de llamativa calidad y temperamento, mucho más acostumbrado al triunfo que a las derrotas, aunque haya perdido feo el citado duelo con Gonzalito (6 a 1), su máximo antagonista.

Cuando lo convocaban para pelear con González le devolvían la vida. Por eso, se vieron frente a frente tantas veces: el 27 de junio de 1953, el 14 de octubre de 1953, el 12 de octubre de 1955 (fue la única vez que ganó Bunetta y le sirvió para retener el cinturón nacional pluma ganado contra José Bruno), el 11 de agosto de 1956, el 1º de junio de 1957, el 24 de mayo de 1958 y el 2 de mayo de 1959.

Fueron todos verdaderos peleones, porque a pesar de la marcada “paternidad” numérica, Alfredo siempre subía a pelear con Ricardo sin problemas ni complejos, fundamentalmente porque no se sentía inferior. Confiaba en sus fuerzas y en que podía bajar vencedor.

Es cierto, hubo una superioridad real y legítima de parte de “Gonzalito”, pero la conclusión final es que la diferencia resultó demasiado holgada. En la última batalla de la serie, según lo recuerda Julio Ernesto Vila, al sonar la campana que daba por finalizada la refriega, el árbitro le estaba contando al rosarino, al mismo tiempo que González se retiraba a su esquina sangrando, seriamente lastimado en una ceja. “Gonzalito” está considerado como el mejor pluma argentino de la historia.

Terminó su carrera profesional con números admirables: 108 victorias (56 KO), sólo 8 derrotas y 11 tablas, en un total de 127 reyertas.