Mesa de café

Rumores de la Casa Gris

Remo Erdosain

-Por suerte ha llegado el otoño -comenta Abel satisfecho.

-Es la mejor temporada del año -agrego.

-Por suerte el verano ha sido corto -completa José.

-El verano ha sido corto -ratifica Marcial- pero el año político amenaza con ser caliente.

-¿En dónde? -pregunta José- ¿en la provincia o en la nación?

-En los dos lados -agrega Marcial- porque, como a nadie se le escapa, el gobierno de Bonfatti está pegado al gobierno nacional y la suerte de uno será la suerte del otro.

-Eso está por verse -digo- al gobierno nacional le puede ir mal y a la provincia bien. O a la inversa.

-También le puede ir bien a los dos -agrega Abel.

-Por eso Bonfatti hace buena letra -dice José.

-Es lo que corresponde -consiente Abel. -Bonfatti es el gobernador de todos los santafesinos, no un caudillo opositor, tiene responsabilidades políticas e institucionales. Para ejercer la oposición está Binner.

-Yo creo que Bonfatti hace buena letra -dice José- porque si no desde la Casa Rosada le cortan los víveres.

-Lo que yo creo -agrega Marcial- es que no hace buena letra, hace caligrafía.

-Lo que yo pienso -digo- es que para ser gobernador hay que ser responsable. Un gobernador tiene que pagar los sueldos a fin de mes, hacer obras públicas, sostener la educación, la salud y la seguridad y eso no se hace hablando sino gestionando.

-Palabras más, palabras menos, lo que me parece -dice José mientras aparta el pocillo de café vacío- es que Bonfatti tiene serios problemas para gobernar.

-Chocolate por la noticia -digo- como si nadie supiera que gobernar es comprar problemas. No conozco ningún gobernante que no los tenga. Lo que en todo caso se debe discutir es cómo se resuelven los problemas, pero problemas siempre hay.

-Si evaluamos la gestión de Hermes Binner -reflexiona Abel- podemos decir que los problemas los ha resuelto satisfactoriamente.

-Yo no pienso lo mismo -exclama José.

-Vos podés pensar lo que quieras, pero la mayoría de la sociedad avaló la gestión socialista y hasta que alguien demuestre lo contrario, está avalando la gestión de Bonfatti.

-¿Socialista o del Frente Progresista? -pregunto.

-Del Frente Progresista, pero liderada por los socialistas -contesta Abel.

-Yo haría otra pregunta -dice Marcial- preguntaría si es una gestión santafesina o rosarina.

-Me parece muy de mala fe hacer esa distinción -responde Abel airado.

-Será de mala fe, pero es realista -dice José- los Rosario’s boys han copado el gobierno y lo han hecho con cargos muy bien rentados.

-Yo creo -digo- que no es tan así, pero si lo fuera, lo que importa preguntar es si las cosas se hacen bien o mal, si se gestiona bien o mal, y no si los funcionarios son de Rosario, Santa Fe o Gato Colorado.

-También habría que preguntar -dice Marcial- si la provincia puede pagar esos gastos, porque según me contó un pajarito los sueldos que reciben los Rosario’s boys no bajan de veinte mil pesos.

-A mí no me consta -digo.

-A mí sí- dice José- pero si tenés alguna duda, parate en el autopista Santa Fe-Rosario a la mañana o a la noche y vas a ver el desfile de autos oficiales que van y vienen todo el día y todos los días porque los muchachos no se aguantan no dormir en Rosario... y como sale gratis...

-A mí me parece muy de mal gusto incentivar la confrontación entre Rosario y Santa Fe -digo.

-Por otra parte -agrega Abel- lo que no se debe perder de vista es que el Partido Socialista es una formación política cuya base decisiva de militancia es Rosario. Esto es así guste o no, motivo por el cual a nadie le debe llamar la atención que los funcionarios pertenezcan a esa ciudad.

-En Rosario los peronistas dicen que el Partido Socialista más que un partido es una agencia de empleos.

-Y lo socialistas aseguran que el peronismo más que un partido es una asociación ilícita...

-Insisto en que es una barbaridad calificar o descalificar a un gobierno por la pertenencia a una u otra ciudad de sus funcionarios -reitero.

-¿También es una barbaridad que la mayoría de los funcionarios sean parientes de primer grado?

-Eso habría que probarlo -dice Abel.

-Está probado, con cargos y nombres y apellidos -dice José. -Por otro lado, la denuncia de la diputada Bielsa con respecto a Ciancio ha sido muy ilustrativa.

-No creo que sean los peronistas los más autorizados a denunciar a parientes y amigotes acomodados -dice Abel. -Que la señora Bielsa explique el origen de su Registro Automotor.

-Lo explicó -responde José- pero Ciancio no explicó lo suyo.

-Y eso que se suponía que los peronistas eran corruptos y los socialistas eran austeros -ironiza Marcial.

-Yo creo que con el caso de los parientes también hay que preguntarse si los funcionarios son buenos o malos más allá de los vínculos de sangre. Nadie le reprochó a John Kennedy que su hermano Robert haya sido Secretario de Justicia, como nadie le reprochó a De la Rúa que lo haya designado a su hermano Jorge. Ni siquiera a Menem se le reprochó que Eduardo haya tenido el protagonismo que tuvo, porque en todos los casos lo que importaba es que se trataba de funcionarios políticos idóneos.

-Yo lo que recuerdo -dice Marcial- es que Amadeo Sabattini le dijo a su hermano que mientras él sea gobernador no puede haber dos Sabattini en la planta permanente. Eso es austeridad republicana.

-“Socialistas al gobierno parientes al poder”, parece ser la nueva consigna- se burla José.

-Sobre estos temas, ustedes los peronistas no deberían ni abrir la boca -dice Abel.

-Yo creo -digo - que en el caso de los socialistas los parentescos provienen en muchos casos de matrimonios y parejas que se forjaron en la militancia universitaria. En las organizaciones políticas es muy habitual que lo lazos de pertenencia además de ideológicos sean afectivos.

-Vos dale todas las vueltas que quieras -dice Marcial- pero a mí me parece de muy mal gusto que este gobierno haya incorporado a su gestión a más de diez mil funcionarios con sueldos mensuales de más de quince mil pesos. Yo creo que es desmesurado. Puedo entender el tema de un hermano o una esposa en el gobierno, pero cuando lo que abundan son las amantes y los parientes de todos los grados, vos perdoname, pero yo tengo derecho a sospechar y a fruncir la nariz.

-No comparto -dice Abel.