Repercusiones de la visita del Papa

Decepción y amargura

en la disidencia cubana

“Nadie denunció la represión que sufrimos los disidentes durante la visita del Papa”, dijo Guillermo Fariñas.

Isaac Risco - DPA

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La disidencia cubana reaccionó con amargura y decepción a la visita del papa Benedicto XVI a la isla caribeña. Muchos de ellos, que estuvieron incomunicados estos días, hablaron de una serie de detenciones temporales y arrestos domiciliarios para impedirles llegar a las misas de Benedicto.

Como una “gran vergüenza”, calificó la visita pastoral el disidente Guillermo Fariñas, que sostuvo que varios agentes de la seguridad del Estado custodiaron su casa para impedirle salir.

La visita del papa “se dio con la connivencia de la alta jerarquía católica cubana”, dijo a la agencia dpa Fariñas, que criticó especialmente al arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega. “Sabiendo que se estaba produciendo una ola represiva alrededor de toda la isla, fue incapaz de denunciarla públicamente”, expresó.

Fuentes opositoras como la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional habían reportado en días pasados la detención de más de 150 activistas para impedirles llegar a las misas públicas que Benedicto celebró en Santiago de Cuba el lunes y en La Habana el miércoles.

Fariñas, premio Sajarov del Parlamento Europeo en 2010, también se mostró decepcionado por el silencio del papa. “Tuvo la oportunidad de denunciar públicamente esto y no lo hizo”, señaló.

Sectores opositores y organizaciones humanitarias pedían a Benedicto XVI que aborde públicamente el tema de los derechos humanos durante.

“En México se reunió con las víctimas de narcotráfico. ¿Por qué aquí no pudo ser?”, dijo también la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, sobre la gira durante seis días del papa por México y Cuba. El grupo de esposas de ex presos políticos pidió a Benedicto durante semanas que las reciba “al menos un minuto” en su visita a la isla.

“La Iglesia católica se olvidó de escuchar un solo minuto a su rebaño”, expresó. Soler sostuvo que fue detenida a las tres de la mañana del miércoles cuando salió de su casa para ir a la misa del papa en la Plaza de la Revolución de La Habana, y que no fue liberada hasta las seis de la tarde.

El disidente Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación, fue uno de los pocos que sí pudo oír la homilía de Benedicto en la emblemática plaza habanera. Según su versión, los agentes que custodiaban su casa no le impidieron trasladarse a la plaza.

Sin embargo, al menos siete activistas de su agrupación fueron detenidos en otras partes del país para evitar que se movilizaran, sostuvo. “Se trató a la disidencia como los leprosos, pero Jesucristo no trataba así a los leprosos”, dijo Payá

El opositor de fe católica, sin embargo, no criticó a Benedicto XVI por lo ocurrido. “El papa predicó la palabra de Dios”, agregó. “Él nunca puso expectativas de cambios políticos en la visita”, aseguró. “No es misión del papa. Creo que es una misión nuestra”.

Benedicto XVI dejó el miércoles la isla pidiendo brevemente que se respeten las “libertades fundamentales” de las personas y criticando el embargo de Estados Unidos contra la isla.

En su mensaje apostólico, el papa criticó además la imposición de “verdades únicas” y pidió “diálogo” y “reconciliación” a los cubanos, aunque sin alusiones políticas directas. Aunque la Iglesia subraya siempre el carácter únicamente pastoral de sus mensajes, éstos son interpretados en Cuba a menudo en clave crítica con la realidad de la isla.

Decepción y amargura en la disidencia cubana

Berta Soler, líder de las Damas de Blanco.

Foto: EFE