Tarja Turunen grabó su DVD en Rosario

Registro de una pasión

La finesa eligió el teatro El Círculo para filmar el cierre de “What Lies Beneath Tour”. En la mágica sala lírica la ex Nightwish repasó pasado y presente, y se reencontró con un público que dejó su calor impregnado ante las cámaras.

La nota

Triunvirato: la potente base rítmica del baterista Mike Terrana y el bajista Doug Wimbish, sosteniendo el vuelo lírico de Tarja. Foto: IAA

 

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Un año atrás, la cantante finesa Tarja Soile Susanna Turunen Cabuli llegó a Rosario para presentarse El Círculo de Rosario, justo un día antes de su primer Luna Park. Quizás haya sido su alma de soprano, tal vez la intimidad con el público, lo cierto es que la sala la fascinó y decidió regresar a ella al final de la gira (sin pasar por Buenos Aires, sólo por Córdoba) para grabar el primer DVD “rockero” (hay algún material dedicado a la música navideña, como el del Sibelius Hall que se comercializaba en la puerta), en el cierre de la gira de “What Lies Beneath”, su último disco.

Así, convocó a dos conciertos con canciones diferentes, el viernes y el sábado, para registrar la fuerza y la sutileza de su propuesta en vivo, frente a uno de los públicos más cálidos del mundo (Roger Waters, AC/DC y The Police son otros de los que han optado por grabar sus conciertos frente a público argentino).

En la ocasión, “el Ángel de Kitee” estuvo acompañado por su aceitada banda: el tecladista alemán Christian Kretschmar; el cellista de Apocalyptica, Max Lilja, único finés de la alineación; el descomunal baterista estadounidense Mike Terrana; el guitarrista alemán Alex Scholpp, que nunca había venido a las giras sudamericanas, habitualmente reemplazado por el brasileño Kiko Loureiro o el argentino Julián Barrett; y Kevin Chown en el bajo, lugar en el que siempre estuvo el Living Colour Doug Wimbish, quien sin embargo estuvo en algunos temas al igual que Barrett, por lo que la banda llegó a tener dos guitarras y dos bajos.

Apta para todo público

En el concierto del sábado, la sala se fue colmando de un variopinto público, que iba desde algunos mayores con más cara de ir a ver a una soprano de nivel internacional (de hecho la vieron), hasta las adorables niñitas góticas de pelo rojizo (al menos en materia de peluquería, Simone Simmons de Epica se impone por sobre otros referentes). En el medio, algunos metaleros mayorcitos que se dejan arrobar por la voz que junto a Nightwish fue pionera en un estilo.

Diez minutos después de la hora anunciada (21.30), y luego de que el staff de grabación audiovisual desplegara toda su apuesta tecnológica (que incluyó una gran puesta lumínica), la oscuridad y unos acordes profundos de piano y cuerdas, que anunciaron la entrada de los músicos, que arrancaron con “Boy and the Ghost”, de “My Winter Storm” (su anterior material), para que luego entre ella, la pequeña figura de pelo negro, ojos verdes y párpados maquillados, enfundada en el tapadito negro con el que abrió los shows de esta gira.

“¡Buenas noches, Rosario, Argentina!”, fueron sus primeras palabras, para seguir, en castellano: “Estoy muy feliz de estar aquí nuevamente. Bienvenidos: vamos a divertirnos juntos esta noche, ¿sí?”, lo que fue respondido con un rugido de los presentes que a diferencia del concierto de un año atrás (tal vez por la presencia de las cámaras) no permanecería sentado sino que se convertiría a lo largo de la velada en protagonista, escuchando de pie, haciendo palmas, gritando el metalero “hey, hey”, cantando a la par de la vocalista (si es que eso es posible) y ovacionándola a ella y a sus músicos.

Luego llegaron “Lost Northern Star” y “Ciaran’s Well”, primera aparición de Wimbish y una furiosa demostración vocal de la solista.

Homenajes y gratitud

Cambio de vestuario mediante (también una prenda negra hasta abajo, con plumas en los hombros), Tarja encaró “Tired of Being Alone”, que supo hacer con la banda alemana Schiller (en la que toca su tecladista). La primera vuelta a sus tiempos en Nightswish fue lateral, con la inclusión de “Where Were You Last Night”, hit de la sueca Ankie Bagger, que siempre mechan con “Heaven is a Place on Earth” (de Belinda Carlisle) y “Livin’ on a Prayer” (de Bon Jovi); en esta canción apareció Barrett por primera vez.

“Sólo puedo decir gracias, por tantos bellos años que me han dado. Ha sido un viaje increíble junto a ustedes, muchachos”, dijo en inglés. “Esto es para ustedes”, y salió del escenario. La banda arrancó con “I Walk Alone”, al tiempo en que ella regresaba enfundada en la túnica blanca que usó en el videoclip.

Terrana tuvo luego su momento personal para hacer su solo lleno de virtuosismo, fuerza bruta y malabares con las baquetas, para rematar tocando sobre el can-can de Jacques Offenbach de “Orfeo en los Infiernos”: un despliegue que solo arrancó ovaciones desde las butacas.

Rock y rosas

Luego de otro cambio de vestuario (vestido con corsé y falda con tul) y con la banda en pleno vendrían “Little Lies” y “Underneath”, antes de llegar a la explosión del hit de Nightwish “Nemo”, demostrando que no le teme a las composiciones de su antiguo compañero Tuomas Lauri Johannes Holopainen (modificado por los poderosos bombos de Terrana, con un solo de Scholpp bastante literal al de Erno “Emppu” Vuorinen).

En “The Reign”, cantada sobre una pista de cuerdas, bajó a la platea para codearse con fans que le entregaron algunas rosas y muñequitos (preparados en la previa en la puerta). El resto de las flores se convirtió en pétalos que llovieron cuando volvió al escenario, donde la esperaba el piano de cola para una lucida interpretación (en el instrumento y en la parte vocal).

“Olé, olé olé olé, Tarja, Tarja”, fue la muy argenta celebración. “Muchas gracias, nunca olvidaré esta noche. Ahora, ¿están listos para rockear?”, preguntó, antes de entrar a “Still of the Night” (su cover de Whitesnake) y “Crimson Deep” (vuelo lírico a full), con todos los músicos. “Tarja es argentina”, fue el grito con el que la despidieron. “Hermosa”, gritó una voz bien viril.

La chica de la ópera

Kretschmar arrancó con la “Toccata y fuga” de Johann Sebastian Bach, para transformar ese sonido de órgano en la introducción del tema central de “The Phanthom of the Opera”, el musical de Andrew Lloyd Webber: tras un rato de la banda sola, volvió la Turunen (con el vestuario blanco que invierte el primero que usó en la noche para cantar el rol de Christine en el célebre dúo, con Diego Valdez (enfundado en su caluroso sobretodo de siempre) como invitado en la voz del Fantasma; el remate estuvo en las vistosas coloraturas de la antigua alumna de la Academia Sibelius de Kuopio, que mostró todo su rango vocal (además, cuando su blanco micrófono Beyerdynamic se alejaba y no cambiaba la intensidad del sonido, los atentos pudieron notar la pujanza de su entrenada voz).

Con la gente ya definitivamente de pie y lanzada hacia adelante, llegarían “Die Alive” y “la última”, “Until My Last Breath”, con los músicos rodeando a la jefa en sus jadeos finales.

Luego de la despedida de rigor, saludo y ramo de flores del Club de Fans, habría una vuelta para hacer “Over the Hills and Far Away” (aquella reversión que su antigua banda hacía del tema de Gary Moore).

El adiós

Tras el saludo final, y los últimos besos (y palillos) arrojados desde el escenario, comenzó la retirada, con la sensación que (como Gardel) Tarja cada día canta mejor. Sólo que esta mujer de 34 años, nacida en el frío y en las noches eternas, está viva y desarrollándose integralmente como artista. Y supo ganarse el amor de los calientes corazones argentinos, en la soleada tierra que la tiene como segundo hogar.