Mirada con fundamento

¿Diálogo entre moda y arte? Aportes para pensarlo

La moda emergió como un fenómeno social que afectó la vestimenta en su más amplia acepción.

¿Diálogo entre moda y arte? Aportes para pensarlo

Claro homenaje de Saint Laurent a Mondrian.

 

Prof. Patricia Alejandra Vasconi

“La moda es aquello merced a lo cual lo fantástico se convierte por un momento en universal”.

Mark Twain.

La vestimenta ha formado parte de la existencia humana, desde que los primeros humanos cubrieron sus cuerpos con pieles de animales, pero lo que hoy se denomina campo de la moda, según el sociólogo francés Pierre Bourdieu, tiene una existencia de aproximadamente cinco siglos. Se fue constituyendo progresivamente, a partir de mediados del siglo XVI, al calor de las luchas por el poder simbólico entre la ascendiente burguesía y la nobleza cortesana, en las cuales ropajes y adornos constituían signos de diferenciación, y por ende, del posicionamiento de quien los llevaba en la jerarquía de los estratos sociales.

La moda emergió como un fenómeno social que afectó a la vestimenta en su más amplia acepción incluyendo todo tipo de accesorios, peinados y ornamentos. Sus características fundamentales han sido, desde entonces, una breve temporalidad -cada vez más breve- y cambios arbitrarios, los que si bien pueden relacionarse con algunos factores económicos, históricos y sociológicos, no están determinados absolutamente por ninguno de ellos, respondiendo a una lógica propia que debe ser interpretada desde otros puntos de vista, como puede ser el culto a la novedad, a la fantasía estética o al espíritu lúdico. También puede responder a otras motivaciones como la gratuidad, el artificio, la individualidad o la imitación. Y seguramente se pueden sumar varias causas más para fundamentar los cambios que propone la moda.

Comparación

El diseño de moda, como praxis creadora, puede incluirse en la tipología de praxis elaborada por el filósofo mexicano Adolfo Sánchez Vázquez. Los caracteres esenciales que hacen a una praxis creadora son la indeterminación del proceso y del resultado, y la novedad del producto. Así, las producciones de la moda no pueden comprenderse sólo desde su racionalidad económica, ligada a la producción industrial, orientada al mercado. Por ello, la cotejamos con la práctica artística, expresión pura de la actividad creadora, y es válido preguntarse acerca de los vínculos que las conectan.

Para pensar la relación entre la moda y el arte, encontramos algunos ejes que exponemos a continuación:

La obra de arte como registro de la moda: Es posible hacer una lectura de la historia de la moda a partir de las obras de pintores, escultores, fotógrafos, cineastas, que nos muestran, con intención o sin ella, los usos y costumbres del atuendo femenino y/o masculino. Sólo a modo de ejemplo, señalamos algunas obras como la de George Seurat “Un domingo de verano en la isla de la Grande Jatee” (1886) que muestra con claridad el uso del polizón 1 en la vestimenta femenina durante la mayor parte del siglo XIX; de Henri Toulouse Lautrec, en “Mujer atándose el corsé” (1896) pinta una escena de dormitorio donde un hombre observa a una mujer colocándose la prenda interior que se usaba entonces. Desde el art decó, Tamara de Lempicka, en su obra “Túnica rosa” (1924), registra esa prenda característica de la época.

La moda como homenaje al arte: Nos referimos a aquellos diseñadores inspirados en artistas individuales o en movimientos artísticos a la hora de crear sus diseños. Son paradigmáticas de esta modalidad las creaciones de Yves Saint Laurent recreando trabajos de Picasso, Mondrian, Braque; de John Galliano con las pinturas de Goya; Agatha Ruiz de la Prada con Las Meninas de Velázquez o el surrealismo de Salvador Dalí y nuestros Marcelo Senra y Mary Tapia inspirados en tradiciones artísticas precolombinas.

También cabe preguntarse: ¿moda o arte? ¿diseñadores o artistas? Señalamos la creciente porosidad que se observa, desde fines del siglo XIX y principios del XX, en las fronteras entre ambos campos, producida por artistas que incursionan en el diseño de la moda y por diseñadores que producen creaciones más centradas en la exhibición y el desarrollo de un concepto, que en el uso. Seguramente, el pionero fue el pintor austríaco Gustav Klimt quien, a partir de su relación afectiva y comercial con las hermanas Flöge, avanza decididamente, a principios del siglo XX, en el terreno del diseño de estampaciones y vestidos. Otros casos que podemos citar son: la estrecha colaboración en la década del treinta de la diseñadora Elsa Schiaparelli con el grupo de los artistas surrealistas, en especial con Dalí y Buñuel. Más contemporáneas son las creaciones de Alexander McQueen, o de los japoneses reunidos en el colectivo Comme des Garçons y, en nuestro país, Marta Minujín, en colaboración con la diseñadora Min Agostini, produciendo su cartera acordarte.

La moda en los museos: Como una manifestación más de la revisión que se está operando desde hace varias décadas respecto de la clasificación de las disciplinas tradicionales del arte, podemos apreciar las cada vez más frecuentes muestras que, no sólo desde una perspectiva histórica sino también actual, abren espacio a variadas expresiones de la moda, desde retrospectivas de grandes diseñadores hasta manifestaciones de los estrechos vínculos entre diseñadores y artistas como señalábamos anteriormente. Mencionamos aquí, a modo de ejemplo: la exposición en el Instituto Reina Sofía de Nueva York Joaquín Sorolla y la gloria del traje español; el Museo de la moda (MoMu) en Amberes, Bélgica; las exposiciones del Malba en Buenos Aires en homenaje a diseñadores argentinos como Mary Tapia y Jessica Trosman y en nuestro medio la reciente exposición “Coquetería de otros tiempos” en el Museo Histórico Provincial que permite observar la vestimenta de la mujer santafesina a lo largo del tiempo.

Finalmente, podemos agregar que para esta mirada de las relaciones entre el arte y la moda, nos ha resultado operativa la categoría de complejidad concebida por el pensador contemporáneo Edgar Morín. Según este autor, la realidad se parece a una trama en el cual los distintos fenómenos, aunque diferentes, mantienen relaciones de mutua implicación, tal como los puntos de un tejido. Esta noción nos permite superar una lectura de la moda como mera frivolidad para insertarla en la naturaleza dialógica de los hechos sociales.

Fuentes bibliográficas:

Bourdieu, P (1984); Sociología y cultura; Grijalbo; México.

Morín, E. (1990); Introducción al pensamiento complejo; Gedisa; Barcelona.

Sánchez Vázquez, A. (2003); Filosofía de la praxis; siglo XXI; México.

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Salvador Dalí en la ropa de Agatha Ruiz de la Prada.

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John Galliano inspirado por Goya. Fotos: Archivo El Litoral