Política de estado a largo plazo

En San Luis, el agua es una sola

Como recurso escaso y estratégico, San Luis sostiene una política de agua desde el 83 y ya anticipan su continuidad hasta 2050. El ministro del Campo es la vez titular de la empresa de Aguas. Y no dividen en consumo humano y para la producción.

Néstor Fenoglio

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San Luis (Enviado especial).-

Cuando uno mira el mapa de los acueductos de San Luis, una provincia donde el agua escasea, no puede menos que admirar cómo llegan a todos los puntos del territorio desde su sierra central, que es el sitio más alto y el que capta -en no más de cuatro meses al año; en el resto, nada- los apenas 600 milímetros anuales de lluvia. En rigor de verdad, toda el agua que los puntanos consumen es de lluvia: no tienen ríos estables, no tienen tampoco deshielo. El agua les viene, literalmente, de arriba. Y la cuidan y la aprovechan al máximo: capturan esa agua, la embalsan y luego la distribuyen a toda la provincia mediante su red de acueductos y canales y hoy ya tienen cubierto más del 70 % del territorio. San Luis tiene ¡2.500 kilómetros de acueductos entubados, más otros 700 kilómetros de canales, que arman una red.

Semejante estructura no se hace de un día para el otro: el agua es política de estado en San Luis desde 1983 y ahora presentan un plan maestro hasta, nada menos, 2050, un alarde de planificación, ayudado claro por la continuidad política.

Felipe Tomasevich, joven profesional, es a la vez el ministro del Campo de la provincia y el titular de San Luis Agua. Y si bien es diferente la naturaleza jurídica de la empresa y del Ministerio, ambas son herramientas de desarrollo que traccionan juntas.

-Para nosotros, el agua es una política de estado y esto es así desde 1983. A fines de los ochenta, nosotros estábamos hablando de acueductos de 600 kilómetros y en Buenos Aires veían si ensanchaban la 9 de Julio. Esa política a largo plazo, inalterable, nos permite hoy tener una empresa de aguas -que me toca conducir- con una política de inversiones que la hace única en el país.

-Parten, además de una realidad difícil: el agua escasea.

-Para nosotros, realmente, es vital. El total del agua que consumimos en San Luis es de lluvia y además cae únicamente en la Sierra Central y en unos pocos meses. Así que nosotros tenemos que actuar en consecuencia e ingeniarnos para tener el recurso disponible. Para nosotros siempre fue un recurso finito y desde hace mucho tiempo también consideramos que no podía ser una limitante para la calidad de vida y el desarrollo productivo de la provincia.

Relacionamos mucho en nuestra política no sólo la parte filosófica de cuidar el recurso, sino también el hecho de poder destinarlo a la producción, que no limiten los nuevos proyectos. Lo hacemos, siempre velando por el cuidado del medio ambiente y tratando de hacerlo de modo sustentable.

-¿Cómo conviven una empresa, aunque tenga participación estatal y un ministerio, además de que el titular de ambas es la misma persona?

-Aguas y Campo son organismos distintos, son herramientas del estado diferentes. Una es una sociedad del estado que tiene un sistema de administración que es mucho más ágil, como una sociedad anónima, lo que nos permite responder de modo más veloz y en tiempo real a las necesidades y demandas. Es una empresa, con la diferencia de que tiene los puntos de control después de lo actuado. Tiene sí, por su naturaleza, mayores controles que el resto de la administración pública.

Y después tenemos el Ministerio del Campo, que entiende específicamente en los proyectos, en la ejecución de políticas de estado productivas, en asesoramiento, en contactos con los productores y emprendedores.

Pero nosotros decimos siempre que gobierno es uno. Y es muy difícil diferenciar lo que es la necesidad de agua para consumo humano de las necesidades productivas o de esparcimiento. Uno puede darle prioridades a esas necesidades, pero de ninguna manera parcelarlas o peor, negarlas. Es el mismo sujeto el que las demanda. Yo soy ministro del Campo, pero soy padre y soy productor y soy hijo y voy a un club. La filosofía de tomar al recurso como una totalidad es clave y creo que eso nos diferencia.

Pero además contamos con la gran escuela de administración y optimización que es San Luis. No te olvides que nosotros no llegamos a tener ni el uno por ciento del presupuesto nacional. No tenemos mucha agua ni tampoco grandes presupuestos ni fondos externos ni aportes del tesoro. Tenemos que arreglarnos con lo que tenemos. Y ello implica además no resignar calidad de vida, ansias de progreso, futuro.

-¿Cuáles son los pilares de su política de aguas?

-Nosotros hemos hecho una política de captación de agua muy fuerte. La poca agua de que disponemos, la poca agua que cae, la cuidamos, la almacenamos. En los últimos cuatro años aumentamos en un cincuenta por ciento la capacidad de reserva de la provincia. Son números que no existen en el resto del país y ello implica invertir en diques, en embalses.

Y luego está toda la logística de distribución, es decir, lo que hacemos con el agua que pudimos captar. Tenemos una amplia red de acueductos y canales, especialmente los primeros, que es el modo seguro de transportar agua. Contamos aquí sí con una ventaja y es que la sierra central, donde concentramos el agua, es el punto más alto de la provincia y desde allí salen los acueductos con pendiente natural, es decir que no hay grandes gastos de bombeo.

No armamos sistemas complejos ni contra natura. No hay que ir en contra de las leyes de la física. Nosotros pensamos en un sistema operable y fácil de mantener, eso lo hace posible y sustentable. Por ahí vemos en el resto del país, sin particularizar, que se arman sistemas que luego son muy costosos de mantener. Hay que planificar las obras. Antes de invertir un solo peso, hay que saber dónde vamos a colocar el presupuesto de que disponemos. Nosotros invertimos mucho y cotidianamente en estudios técnicos y constantes monitoreos de napas, pendientes, suelos. Y también escuchamos a nuestro San Luis profundo, a nuestro baquianos.

En San Luis tenemos un sistema de telemetría, centralizado en la universidad de la Punta, donde está georreferenciada el ciento por ciento de la provincia y tenemos a escala métrica todo el territorio. Contamos con un sistema de catastro único en Sudamérica.

-También trabajan en el estudio de aguas subterráneas...

-Es que las provincias deben estudiar su capacidad de cuenca. Además del agua de lluvia, del agua de superficie, invertimos mucho en estudiar nuestras aguas subterráneas. A veces los gobernantes tienen la tentación no hacer estos estudios, que son costosos y sus resultados parecen no visualizarse, no son un acueducto o un dique... pero hay que hacerlos. Nosotros hacemos estudios de recarga de cuenca anualmente en nuestra provincia. La única manera de garantizar que el sistema es sustentable es haciendo mediciones constantes, ese monitoreo es el que da seguridad. Porque uno no puede manejar ciego. Necesitamos tener información de primera mano, mucho más en estos temas, variables, que son ciclos hidrológicos e inciden el suelo, la penetración del agua, entre otros factores. Hay que medir.

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El agua es producción

San Luis se las ha arreglado, pese a sus rigurosas condiciones climáticas y su suelo, para producir alimentos. “Nosotros, es cierto, no tenemos los mejores regímenes de lluvia, por ejemplo para la producción de cereales. pero tenemos una tecnología y un conocimiento en el manejo del recurso hídrico y unas políticas de estado consecuentes que nos permiten ser productores de alimentos. Somos una fábrica de alimentos. San Luis es la provincia que proporcionalmente más ha crecido en cantidad de hectáreas y en cabeza de ganado en los últimos quince años. Hablamos de crecimientos sostenido de 4% anual, superando a Salta o Formosa que tuvieron picos altos de crecimiento pero más acotados en el tiempo. San Luis tiene un crecimiento constante sostenido a lo largo de muchos años”, sostuvo Tomasevich.

“La tierra es importante -agregó- pero también lo es la seguridad jurídica que uno tiene para producir, la garantía de saber que el insumo agua está asegurado. Que no ocurra que se compren equipos caros de riego y no haya luego con qué alimentarlos. Nosotros estamos trabajando en el plan de aguas hasta 2050, con mucha participación ciudadana.

“Seguimos con la política de capitación y logística de distribución del recurso por supuesto, vital en una provincia continental seca como la nuestra, pero con toda la tecnología. Queremos tener los conocimientos de vanguardia. El paso que viene es la interconexión inteligente de los acueductos, de manera de poder reconducir rápidamente de una zona a otra el agua, según las necesidades y requerimientos estacionales. Pensamos en un sistema que flexibilice el tendido rígido de nuestros acueductos. Tampoco la logística puede ser una limitante.

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Felipe Tomasevich, presidente de San Luis Aguas y ministro del Campo. Foto: José Caputto