Los desafíos del envejecimiento poblacional

En la provincia hay más mayores de 65 años que menores de cinco

En Santa Fe la tercera edad representa el 11,8 % de la población, mientras que el 7,5 % tiene menos de cinco años. Desde 1960 viene aumentando el porcentaje de adultos mayores. Los ancianos son el eje en el Día Mundial de la Salud.

De la Redacción de El Litoral

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En 2017, habrá más personas mayores de 65 años que niños menores de 5 años en el mundo, debido al aumento de la esperanza de vida. En la provincia eso ya sucede: el censo 2010 arrojó 376.321 mayores de 65 (11,78 % de la población santafesina) y 240.810 menores de 5 años (7,53 %). A nivel nacional el porcentaje de la tercera edad es del 10,2 %.

Hace décadas que la población viene envejeciendo. En 1960, el 6,2 % de los santafesinos tenían 65 años o más; para 1970 el porcentaje llegó al 8 %; en 1980 al 9,5 % y en 1991 trepó al 10,5 %. En el Censo Nacional de 2001 se comprobó una vez más esta tendencia en aumento, con un 11,6 %. Y los datos de 2010 volvieron a confirmar el incremento: el 11,8 % de la población provincial tiene 65 años o más.

A su vez, este crecimiento fue mucho mayor que el resto de los grupos etarios, tanto en el país como en la provincia.

Por ejemplo: en el departamento La Capital la población aumentó un 98,6 % en los últimos 50 años. Pero su población de 65 o más años lo hizo en un 259,5 %, mientras que las personas de entre 0 y 14 años crecieron un 69,1 %.

El aumento de la esperanza de vida y el descenso sostenido en los niveles de fecundidad son las principales causas del envejecimiento poblacional, que implica cambios en la posición social del sujeto y desafíos para toda la sociedad.

Una vejez saludable

“Una persona es sana cuando hay un balance entre las esferas física, psíquica, social y espiritual. En la vejez, ser sano significa sobrevivir con la mayor dignidad posible y manejando esas cuatro esferas”, definió el gerontólogo y geriatra Hugo Valderrama.

Para el médico hay un concepto superador del de salud: la calidad de vida. “Cuando a ese equilibrio se le agregan posibilidades de proyectos, hablamos de la calidad de vida. Sobre la base de las esferas balanceadas, esa persona puede pensar que mañana va a hacer tal o cual cosa, lo que le permite justificar su vida. La salud por sí misma no justifica la existencia”, comparó.

¿Cómo se logra la calidad de vida? “Haciendo lo que a uno le gusta. Para una mejor calidad de vida contribuye todo aquello que le da placer a la persona. La mayoría ha dejado en el tintero cosas como participar en política, terminar sus estudios, tener un hobby o un lugar de debate... todo eso contribuye. Son las terapias no farmacológicas”, detalló Valderrama.

El especialista cuestionó ciertos estereotipos sobre la vejez saludable. “Todos queremos ver un anciano en jogging, haciendo gimnasia, paseando sus nietos, manejando un auto y participando de un programa universitario para adultos mayores. Pero ese es el modelo que la juventud quiere para su propia vejez; no a todo el mundo le gusta hacer gimnasia, por ejemplo”.

En este sentido, planteó que “hay una lucha entre el modelo de cómo el hijo quiere que su padre o su madre sean y de cómo realmente ese anciano quiere ser”. Y cuestionó las pocas propuestas para los ancianos. “Tiene que haber un menú de posibilidades, no un modelo impuesto. Pero no hay opciones porque no hay roles. En tanto el anciano no sea considerado un ciudadano activo y no tenga una jubilación digna, es muy complicado tener proyectos”.

Pese a su profesión, Valderrama no reduce la salud a los parámetros médicos. “El mundo está envejeciendo. Si creemos que lo vamos a resolver con servicios de salud, estamos equivocados porque el problema de fondo no pasa por ahí”.

La calidad de vida excede y supera el estado saludable; implica proyectos y una razón para vivir, algo que la sociedad no siempre les ofrece a los más ancianos. “Este modelo social, en el que después de los 20 años ya sos viejo, que resalta por demás la cuestión física y en el que las comunicaciones pasan por las redes sociales, hace que los viejos salgan perdiendo y se queden sin rol. No saben para qué están y no tienen qué hacer. La medicina genera las posibilidades -se pueden hacer trasplantes, cirugías y hasta clonaciones-, pero no hay una respuesta social para la vejez”, criticó Valderrama.

Si bien los clubes de abuelos, los centros de jubilados y las universidades de la tercera edad intentan revertir esta situación, todavía falta mucho como sociedad para incluirlos. “Los ancianos son reservorios de historia y de cultura. Creo que todos deberían pasar por las escuelas para contar sus historias de vida: quiénes son, cómo trabajaron, qué pasó en este país... para que los chicos se nutran no sólo de computadoras, sino también de personas”, sugirió Valderrama.

Más mujeres

En la provincia, de diez personas mayores de 65 años, seis son mujeres. ¿Por qué ellas viven más que ellos? “No hay una respuesta certera ni académica porque no está estudiado desde el punto de vista científico”, respondió el gerontólogo Hugo Valderrama.

Pero remarcó la incidencia de factores socio-culturales. “Nacemos más hombres que mujeres, pero el hombre muere antes. Eso se vinculó siempre con el trabajo, el estrés y las responsabilidades; también las guerras los diezmaban. Antes, la mujer estaba en la casa, no iba a trabajar ni estaba expuesta a las enfermedades. Ahora, la situación se está complicando para ellas, porque tienen las mismas exigencias y hasta se mueren de infartos”.

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/// DATOS Y CIFRAS

Actualmente, el número de personas mayores de 60 años en el mundo es dos veces superior al que había en 1980.

La mayoría de las personas mayores vive en países de ingresos bajos o medianos.

En 2050, habrá casi 395 millones de personas de 80 años, cuatro veces más que ahora.

Entre 2000 y 2050, la población mundial de más de 60 años se duplicará y alcanzará el 22 %.

En 2050, el número de personas mayores será superior al número de niños menores de 14 años.

Las mujeres viven como promedio de seis a ocho años más que los hombres.

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La medicina genera las posibilidades -se pueden hacer trasplantes y cirugías-, pero no hay una respuesta social para la vejez”.

Hugo Valderrama

Geriatra y gerontólogo

ESPECIAL PARA EL LITORAL

OTRA MIRADA

Un granito de arena

Graciela Riera (*)

Hay muchas teorías y pocas acciones para ir logrando la inclusión de nuestros ancianos en esta sociedad de la que forman parte, aunque a veces no los veamos. Se habla de políticas socio-sanitarias, diseño de lineamientos de alto impacto, construcción de redes, cambios sociales y tecnológicos... “mucho gre, gre, gre” para decir Gregorio. Pero, ¿cuándo empezaremos a llevar a la práctica tanta teoría?

En el día mundial de la salud, me voy a referir a un tema específico: las caídas. Un anciano con pérdida del equilibrio, con baja visión o con problemas neurológicos (“nanas” que se hacen más notables con el paso de los años), está más propenso a ellas. Entonces, ¿por qué no hacer cumplir las ordenanzas vigentes, como que cada propietario de un inmueble se haga cargo del buen estado de su veredas? ¿Por qué no recrear la solidaridad de la ciudadanía? ¿Por qué no desechar los obstáculos, como los pisos muy modernos pero para nada antideslizantes?

Estoy planteando cosas sencillas que evitarían la mortalidad de muchos y la morbilidad a la que los puede exponer una caída, que los lleva generalmente al aislamiento y hasta a la falta de atención, a veces, de su propia familia. Mientras tanto, traumatólogos y proveedores de prótesis, ¡contentos!

(*) Periodista y conductora de “Tiempo de abuelos”.

Día mundial

El 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud para conmemorar la fundación de la Organización Mundial de la Salud en 1948. El lema de este año es “La buena salud añade vida a los años”, para mostrar cómo gozar de buena salud durante toda la vida puede ayudar en la vejez a tener una vida plena y productiva.