AGRESIONES PREVIAS

Recreo: una tragedia que se veía venir

El hombre detenido cargaba en su haber con pesados antecedentes. En 2001 fue investigado por otro crimen.

Redacción de El Litoral

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Una sucesión de hechos violentos fue la antesala donde se “cocinó” el doble crimen de Recreo.

Esos episodios siempre tuvieron como escenario la humilde vivienda de calle República Argentina sin número y fueron protagonizados por el hombre que hoy aparece como el principal sospechoso de haber consumado el sangriento suceso.

Este individuo, a quien se lo identificó como Antonio Leguizamón, de 35 años, carga además en su haber con abultados antecedentes en materia penal.

Sus primeros problemas con la ley penal datan de 1998. A partir de entonces fue “coleccionando” delitos contra la propiedad y las personas, en un derrotero que se extiende hasta nuestros días.

Uno de sus mayores “problemas” lo tuvo durante febrero de 2001, cuando estuvo investigado por un caso de homicidio. De esa causa “zafó” por falta de mérito.

Agresivo

Desde hace un tiempo atrás Leguizamón entró en contacto con la familia de Olga Dayer (77), la dueña de la casa donde se consumó el desastre. Más precisamente entabló una relación sentimental con una hija de Olga.

Pero casi desde el inicio las cosas no marcharon bien. El sujeto tenía permanentes brotes de agresividad, que lo llevaban incluso a cometer actos de violencia.

Insultos, amenazas y golpes contra puertas y ventanas convirtieron dicha morada en un infierno. Había denuncias por malos tratos. Varios entrevistados lo definieron como una “mala persona”

El microclima familiar se fue poniendo cada vez más feo hasta que finalmente sobrevino la ruptura de dicha pareja. Sin embargo, como suele ocurrir, Leguizamón no se dio del todo por vencido. Y por cuenta propia decidió que él tenía derechos como para seguir frecuentando esa casa.

Nuevo escollo

Pero para esta parte, el ahora apresado, encontró en su camino un nuevo escollo: Néstor Luis Espíndola (66), un veterano vendedor callejero, el que por las características de su oficio resulta un “personaje” muy querido y conocido por casi prácticamente todos los vecinos de Recreo.

Casi todos los días Néstor hacía un alto en su trabajo y se detenía en la casa de Olga para conversar y tomar unos mates. La amistad entre ambos no tardó en surgir.

Casi como una paradoja también estuvieron juntos la madrugada del domingo cuando alguien irrumpió en la vivienda y los mató a golpes.

Fue un familiar de Olga quien poco antes del mediodía de ayer encontró los cuerpos sin vida de “los viejitos”.

Como es lógico suponer todos las miradas apuntaron entonces hacia Leguizamón quien “extrañamente” había desaparecido de los lugares que solía frecuentar.

Un rápido rastrillaje por la zona permitió ubicarlo cuando intentaba buscar refugio en viviendas de la zona.

Su captura se dio cuando al observar un patrullero quiso escapar. Los uniformados se lanzaron a la carrera y pudieron apresarlo.

Es de hacer notar que desde el lugar del suceso los investigadores se incautaron de elementos de interés para la causa.

Al parecer el autor de los asesinatos intentó borrar alguna evidencia por cuanto en el lugar se halló un fuentón con agua con prendas manchadas con sangre.

Por estas horas Leguizamón permanece detenido e incomunicado en un calabozo de la sección Homicidios, de la Unidad Regional I, a disposición del juez de instrucción en turno.

Recreo: una tragedia que se veía venir

El hecho alteró el tranquilo ritmo de los vecinos de Recreo. Foto: Flavio Raina