Estuvo internada en Neonatología

Una beba pesó 470 gramos y luego

de tres meses hoy vuelve a su casa

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Mamá de fierro. Con sólo 14 años, Romina Meyer no se separó de su beba ni un solo día. Foto: Flavio Raina

Kiara fue prematura extrema: nació a los 6 meses de gestación. Gracias a la tecnología y los cuidados especiales, sobrevivió. Hoy pesa 2,3 kilos y su mamá está feliz de tenerla en brazos.

 

De la Redacción de El Litoral

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Hoy es el día más feliz para Romina. Después de casi tres meses, le dieron el alta a su beba, Kiara, una prematura extrema. La beba nació a los 6 meses de gestación y pesó 625 gramos, pero bajó a 470. “No había muchas posibilidades de vida. Era muy chiquita y muy débil”, recordó Romina Meyer (14 años), mientras acunaba a Kiara en sus brazos. “Estoy re feliz de llevarla a casa. Hace mucho que estoy esperando este momento”, comentó con la timidez propia de la adolescencia.

Pese a los pronósticos desalentadores, la beba salió adelante. “Es un caso excepcional y la respuesta terapéutica que ha tenido lo hace más valorable aún. Estos bebés prematuros suelen tener secuelas o no sobreviven”, señaló Carlos Alico, a cargo de Neonatología del Diagnóstico, donde la beba estuvo internada casi tres meses.

Kiara nació el 23 de enero, con 24 semanas de gestación (6 meses de embarazo): fue una prematura extrema.

“Tuvo todas las complicaciones propias de un prematuro: dificultades para respirar, problemas inmunológicos, sospecha de infecciones”, indicó Alico.

Pesó 625 gramos de peso y fue internada en terapia intensiva. Pero bajó y llegó a 470 gramos. “Los prematuros extremos pueden bajar entre el 15 y el 20 % de su peso, sobre todo en la primera y segunda semana”, detalló el médico.

Durante su internación, Kiara recibió asistencia mecánica respiratoria, alimentaciones especiales, le hicieron controles, le dieron la cobertura de antibióticos y aportes energéticos. Su mamá estuvo permanentemente a su lado. “Lo más difícil era verla acá adentro (en la incubadora), con todas las cosas que tenía... no poder alzarla. Hace un mes, la pude alzar por primera vez y fue re lindo”, contó la joven mamá.

Durante semanas, Romina se sacó leche para que la beba fuera alimentada con sonda. Recién la semana pasada pudo amamantarla. Eso sumado al buen estado de salud de la beba permitieron que hoy le dieran el alta.

En su recuperación, Alico remarcó la tecnología de punta y el trabajo del equipo profesional. “Los respiradores e incubadoras de última generación, y los monitores nos permiten trabajan mejor desde el punto de vista técnico. Pero también el recurso humano que consolidamos en 27 años nos ayuda a dar la noticia de que hoy Kiara se va a su casa”.

Desafíos

Las enfermeras no pueden evitar emocionarse al ver que Kiara sobrevivió y hoy es una beba sana, de 2,3 kilos. “Es una satisfacción. Hasta acá hicimos nuestro trabajo, ahora le toca a la mamá seguir adelante”, comenta una de las más antiguas.

Romina repitió al pie de la letra las recomendaciones. “No puede ir a visitarla mucha gente. Y si van, no pueden estar enfermos, ni tocarla, solamente pueden verla”, recitó casi de memoria.

“Kiara se va como una niña normal, pero con todos los cuidados que conlleva un bebé prematuro, que son más estrictos. Va a tener aportes y estudios adicionales, seguramente será sometida a estimulación y al manejo conductual en cuanto a su integración social. Tiene que evitar las infecciones porque está en plena maduración de sus múltiples sistemas. La beba se va con una salud satisfactoria, pero quedará un camino largo por recorrer”, refirió el médico.

Además de cuidar de una beba prematura, a Romina le espera otro desafío: el de ser madre adolescente. Su pareja y su madre la acompañan. “La voy a ayudar y voy a cuidar a la beba mientras ella vaya a la escuela. Es importante que estudie para tener un futuro mejor”, comentó la mamá, contenta de tener en casa a su primera nieta.