LOS PROBLEMAS DE LA EDUCACIÓN EN LA ARGENTINA. Parte IX

Pensamiento crítico y pensamiento creativo. Dos caras de la misma moneda

Alberto Cassano

Un padre que no enseña a su hijo sus obligaciones es igualmente culpable que el hijo que hace caso omiso de ellas. Confucio.

Voy a ir cerrando esta parte dedicada a la búsqueda de aprender a pensar, adaptando en forma muy resumida algunos conceptos expuestos en otro contexto en el Journal of Southern Agricultural Education Research por M. Baker y R. Rudd, profesores de las Universidades de Texas y Florida respectivamente. Creo que es uno de los trabajos que mejor transmite la siguiente idea: si cuando tratamos de educar, no encontramos la manera de correlacionar las formas en que se complementan el pensamiento crítico y pensamiento creativo, nunca lograremos mejorar las capacidades de nuestros estudiantes. En su máxima expresión, el primero trabaja sobre la base de principios aceptados, mientras que el segundo, en su forma más destilada, llega a la violación de uno o todos los fundamentos reconocidos. Pero si ambos no van de la mano y no entendemos cómo hacer que funcionen de esa forma, nos expondremos a un fracaso seguro.

Cuando hablamos de pensamiento crítico nos estamos refiriendo a una serie de eventos en sucesión. En otras palabras, establecido un asunto, se parte de datos o información disponible y se llega a una conclusión. Ese circuito casi lineal está ilustrado en la Figura 1. ¿Es tan sencillo como dibujarlo? Lamentablemente no. Implica una larga lista de habilidades tales como: (1) Distinguir entre hechos verificables y el resultado de una atractiva pretensión o presunción, (2) diferenciar entre la información relevante y la que no lo es; entre reclamos y verdaderas razones, (3) determinar la exactitud de una aseveración, (4) resolver acerca la credibilidad de la información que se va a usar, (5) identificar argumentos y separarlos de aserciones ambiguas, (6) reconocer hipótesis implícitas o enmascaradas, (7) determinar la posible existencia de prejuicios o parcialidades, (8) analizar el razonamiento para develar posibles falacias, (9) descubrir la existencia de inconsistencias en una línea de razonamiento y (10) evaluar la fuerza que puede tener una propuesta o un argumento.

Como se ve en la figura, con las habilidades citadas, se va haciendo el análisis de las distintas etapas del proceso. En ellas, hay una que es frecuentemente olvidada. Se trata de nunca dejar de tener acceso a “otros puntos de vista”. Este punto es la parte de este procedimiento en que nos tenemos que apartar de la linealidad y para ello no hay nada mejor que el trabajo en equipo. Y en esta fase, hay un conjunto de virtudes muy necesarias: (1) independencia de criterio, (2) humildad para aceptar que podemos estar equivocados, (3) entender la capacidad intelectual de los demás, (4) poseer integridad en la búsqueda de la verdad, (5) tener perseverancia, (6) detentar curiosidad intelectual, (7) tener responsabilidad intelectual, (8) ser tolerantes y sobre todo (9) no perder la fe en la capacidad del razonamiento correcto.

Por otra parte, el pensamiento creativo tiene características muy diferentes y a veces se expresa en un amplio abanico de “inteligencias” tales como la lingüística, la musical, la sinestesia corpórea, la matemática, la espacial, la interpersonal y la intrapersonal. Obviamente, no todos poseemos el conjunto. Algunos, sólo una. El profesor T. I Taylor, ya retirado, ha definido lo que él denomina “topologías” de la creatividad. Las resume en cinco: (1) puede ser expresiva, (2) puede ser productiva, (3) puede ser inventiva, (4) puede ser innovativa y (5) puede ser germinal. La primera es típica de los niños pequeños cuando juegan o cuando dibujan (¡Atención con los niños pequeños en el jardín!). La productiva se manifiesta en los artistas y los científicos. La tercera es característica de los resolvedores de problemas y los tecnólogos (por ejemplo, mejorar el kilometraje por litro de combustible de un motor). La innovativa implica mejorar algo existente o reinventarlo de una forma mejor y para ello, la capacidad de conceptualizar diferencias es fundamental. Un ejemplo podría la primera vez que se decidió establecer la forma de gobierno parlamentario. O la transformación de las antiguas maneras de capacitación intelectual de las personas en una estructura nueva, denominada universidad. O la aparición de la radio a transistores en reemplazo de la de válvulas. Y la última es la que da origen a un nuevo paradigma y que puede hasta implicar un cambio casi revolucionario. Los ejemplos sobran: van desde Pasteur con sus descubrimientos sobre las causas de las enfermedades y las vacunas para prevenirlas, pasando por Pablo Picasso y todos los cambios que introdujo en el arte, hasta la teoría de la relatividad de Einstein. La creatividad germinal siempre representa una explosión de nuevas ideas. En un artículo anterior, desarrollé muy variados ejemplos de creatividad. Un buen pensador crítico los podría intentar incluir en estas topologías.

El proceso de desarrollo de un pensamiento creativo es muy diferente al ilustrado anteriormente. Por de pronto no es lineal. (Ver figura 2). Se parte de un cierto estímulo o evento (que puede ser un problema) y se pasa por un proceso no siempre muy ordenado de gestación que es catalizado o inhibido por una serie de atributos.

Esta gestación significa poder entrever una vía o una brecha e incubarla usando todos los atributos disponibles que tienen las personas. Para eso el creador recurre a las cualidades y también, lamentablemente, aparecen las inhibiciones. Están los rasgos recibidos del contexto interpersonal, tales como las influencias que le aportan sus familiares, los maestros y profesores que ha tenido, las posibilidades de haber ejercitado el planteo de tácticas y estrategias para abordar problemas, etc. El segundo tipo de atributos son las variables biológicas tales como herencia genética, la edad, el género, el estado de salud, etc. No es muy claro cómo actúan, pero tienen efectos seguros. Le siguen las variables culturales tales como el estado socio-económico, la herencia étnica, sus experiencias religiosas. Un ejemplo muy analizado por los estudiosos, son las diferencias de creatividad entre hindúes, musulmanes y cristianos en la India o las que pueden existir entre un nativo de EE. UU. y uno de la República Dominicana. Otra variable muy importante es la de los impactos emocionales que en muchas ocasiones, actúan como un incentivo importante a la creatividad (en la adversidad, aparecen soluciones inesperadas). Finalmente están los atributos personales, complementados con los estilos de aprendizaje, conocimientos adquiridos, motivaciones, formas de respuesta a los estímulos y todas las formaciones y malformaciones recibidas durante el proceso educativo.

Hay dos factores fundamentales en el desarrollo de estos atributos. Uno es el gusto y satisfacción por lo que se hace, y el otro una gran motivación por la excelencia y rebasar y adelantarse a lo existente. Todos estos factores constituyen las habilidades para el pensamiento creativo que se traducen, como lo mencionamos antes, en fluidez, flexibilidad, originalidad, capacidad de elaboración y de abstracción, virtudes de síntesis, facilidad de expresión de conceptos, resistencia a dar por cerrada una situación, aptitud para la combinación de diferentes ideas, visualización de factores muchas veces ocultos, disposición a atravesar las fronteras conocidas, imaginación, humor, capacidad de articular pensamientos en forma estructurada y desentrañarlos, etc. Y en general van acompañadas de una cabal dimensión del tiempo disponible para poder abordar el problema y de los eventuales recursos que pueden existir para poder solucionarlo.

Todos estos factores confluyen a aportar una solución diferente, la que deberá ser confirmada a través de una verificación con la realidad. Está muy claro que este proceso es muy diferente al que mostré antes, que propone la producción de un resultado por medio del pensamiento crítico que es mucho más sencillo de ser sistematizado.

(Continuará)

Cuando hablamos de pensamiento crítico nos estamos refiriendo a una serie de eventos en sucesión.

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El pensamiento creativo tiene características muy diferentes y a veces se expresa en un amplio abanico de “inteligencias” tales como la lingüística, la musical, la sinestesia corpórea...