Los misteriosos hombres de negro

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Desde 1997 están en el cine y la televisión, y este año también en 3D. Pero los “silenciadores” están asociados al fenómeno OVNI desde mucho antes. Y de manera menos simpática que en la pantalla.

TEXTOS. LEONARDO HOFTADTER.

 

“Siempre hay un crucero de batalla alienigena, o un rayo mortal carniano, o una plaga intergaláctica que está a punto de aniquilar la vida de este miserable planeta. Y para que la gente pueda continuar con su feliz vida, la única manera es que no sepan nada”.

Los extraterrestres viven entre nosotros. Muchos de ellos, dispuestos a colaborar -por las buenas o por las malas-, aportando conocimientos o diseñando adelantos científico tecnológicos, como el microondas, el velcro o la liposucción. Otros de manera transitoria, en un marco de buenas relaciones interplanetarias, como es el caso de Elvis Presley, que finalmente volvió a su planeta, y probablemente Michael Jackson (“-Jackson ¿bromeas? -No -Pues no es un gran disfraz”). Algunos, ocultos en bases gubernamentales, otros camuflados y mezclados con la población.

Pero también están los que llegan con intenciones francamente hostiles, arrasando lo que encuentran a su paso, usurpando cuerpos y desarrollando conspiraciones, o desembarcando a puro rayo y explosiones (según el presupuesto).

En cualquiera de los casos, es aconsejable que la información al respecto no esté al alcance del grueso de la población. Y para que eso ocurra, nada mejor que disponer de una agencia gubernamental ultra-secreta, que se ocupe no sólo de combatir amenazas, sino también de esconder evidencias, eliminar rastros, desacreditar versiones y, si es necesario, borrar los recuerdos de las personas que hayan tenido contacto con los seres de otro planeta. Una organización cuyos agentes puedan pasar tan inadvertidos como aquéllo que buscan ocultar, y que incluso pierdan su condición de individuos para pasar a formar parte de esa gigantesca y eficiente maquinaria.

“Se ajustará a la identidad que le proporcionemos, comerá y vivirá donde nosotros le digamos. De ahora en adelante no tendrá marcas de identidad de ninguna clase. No destacará en ningún aspecto. Toda su imagen está diseñada para no dejar ningún recuerdo duradero en nadie con quien se encuentre. Es usted un rumor, solo reconocible como un dejavu y descartado con igual rapidez. Usted no existe. Jamás ha nacido. El anonimato es su nombre. El silencio su lengua nativa. Ya no forma parte del sistema. Está por encima del sistema, sobre él, más allá de él. Somos eso, somos ellos, somos los hombres de negro. Los Men in Black”.

La existencia de los hombres de negro -y también la evidencia de la presencia extraterrestre en la tierra-, no obstante, fue revelada al gran público en 1997, con una película producida por Steven Spielberg y dirigida por Barry Sonnenfeld, y protagonizada por Tommy Lee Jones y un por entonces aspirante a estrella Will Smith.

La exitosa experiencia fue repetida por el mismo equipo en 2002 y añadirá un nuevo episodio a lo que ha pasado a convertirse en una saga, con el estreno (este mes) de Hombres de Negro III, que incluye como “novedad” la revelación de la posibilidad de viajar en el tiempo para cambiar el curso de los acontecimientos del presente.

FABIO ZERPA TIENE RAZÓN

Pero el accionar de este grupo ya era conocido desde mucho tiempo antes que los productores de la película decidieran darla a conocer a todo el mundo. Incluso antes del cómic en el que se basa, creado en 1990 y escrito por Lowell Cunningham e ilustrado por Sandy Carruthers, y publicado por una pequeña editorial (aunque a la larga los derechos fueron a parar a Marvel). El cómic no tuvo demasiado éxito y no pasó de la media docena de tomos. Aquí los Hombres de Negro no solamente combatían extraterrestres, sino también demonios y mutantes, no eran una agencia gubernamental sino el verdadero gobierno del mundo, y sus métodos incluían el asesinato de testigos.

Desde hace varias décadas, los seguidores y estudiosos del fenómeno OVNI aluden a estos personajes como parte de una siniestra conspiración gubernamental de ocultamiento, con un hito en el incidente de Roswell (Nuevo México) en 1947, y la famosa Area 51. En esos términos se desenvolvía, por ejemplo, el Fumador de los Expedientes X y tantos otros “silenciadores” del género.

Según las teorías más extendidas, los Hombres de Negro tendrían como objetivo y función confundir o amedrentar a los investigadores y testigos del fenómeno OVNI. Y citan los casos de investigadores y testigos que anunciaron la intención de producir grandes revelaciones y se echaron atrás previa intervención de estos individuos -como Albert Bender, Edward Christiansen o Herbert Hopkins- o que fallecieron en circunstancias (más o menos) misteriosas -el astrónomo Morris Jessup, el periodista Frank Edwards o el capitán Edward Ruppelt.

Otros les asignan motivaciones más benévolas, nada menos que establecer la paz mundial, impidiendo masacres y destrucciones, desactivando bombas nucleares, delatando grandes mafias del narcotráfico o protegiendo de incógnito a líderes mundiales.

DE ROSWELL A ROSARIO

El conocido y alguna vez sumamente popular especialista Fabio Zerpa -autor, entre tantos libros, de uno precisamente sobre estos personajes- suscribe la primera interpretación. “Empecé a averiguar sobre estos personajes en la década del ‘70. La película muestra a los Hombres de Negro como los buenos y a los extraterrestres como los malos. Pero es exactamente al revés. Tengo más de cincuenta años de experiencia en estos temas y si los E.T. nos hubieran querido atacar, ya lo habrían hecho con la tecnología que tienen”, sostuvo en una entrevista publicada en el diario Crónica. “Pertenecen a una sinarquía de carácter internacional, a quien no le conviene ninguna evolución espiritual o cultural del ser humano”, añade.

También difieren las interpretaciones sobre las características y aptitudes de esta especie de agentes. Además del famoso artilugio que produce un destello para borrar la memoria, algunas versiones les asignan la capacidad de comunicarse telepáticamente, y hay quienes aseguran que ellos mismos son extraterrestres.

“Son seres humanos comunes pero fácilmente identificables”, acota, sin embargo, Fabio Zerpa. Y aporta información de primera mano: “Los vi por las calles de Buenos Aires, en Rosario y en Mendoza pero también los viví de mucho más cerca. Una de las investigaciones que hice fue sobre un camionero que estuvo arriba de una nave extraterrestre más de una hora. Hicimos sesiones de hipnosis y todo duró más de cuarenta y cinco días. Hasta ese momento mantuvimos todo en secreto, pero al culminar con la investigación decidimos darla a conocer en el programa Almorzando con las Estrellas, de Mirtha Legrand. Luego de ese episodio aparecieron unos tipos a preguntar. Eran ellos”

El debate está abierto, y las boleterías también. Como provisorio corolario sobre las intenciones de estos personajes y las razones que los motivan, probablemente sirva lo que ellos mismos sostienen, en boca del inimitable Tommy Lee Jones, tras reclutar al novato Will Smith:

“El individuo es listo... la masa es un animal miedoso, idiota y peligroso tú lo sabes... Hace 1500 años todo el mundo sabía que la tierra era el centro del universo, hace 500 años todo el mundo sabía que la tierra era plana y hace 15 minutos tu sabías que la gente estaba sola en este planeta...

Imagina lo que sabrás... mañana”.

Tommy Lee Jones y Will Smith protegen la Tierra de la escoria del universo. Pero no de sus secuelas

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Con razón o sin ella, Fabio Zerpa denunció a los Hombres de Negro en uno de sus tantos libros.

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PAUL

Los tópicos habituales de la mitología OVNI son revisados también, en clave de humor corrosivo y sátira-homenaje de los principales títulos del género, en la comedia “Paul”.

El extraterrestre en cuestión llegó a la tierra, precisamente, en 1947; tiene un aspecto que recuerda al de los homínidos descriptos con relación a ese episodio, y estuvo recluido en la famosa Area 51, colaborando con asesoramiento científico -y, de paso, tirando ideas a consagrados directores cinematográficos. En el interín, se convirtió en la versión malhablada y viciosa de ET.

Pero cuando el gobierno considera que el visitante ya no tiene mucho que aportar, y que será más útil extirparle el cerebro, éste encuentra la manera de escapar y se topa con dos “frikis” británicos -fanáticos de los cómics y la ciencia ficción-, la oprimida hija de un fundamentalista religioso y los consabidos “hombres de negro” que lo persiguen. Una road movie cargada de guiños y gags políticamente incorrectos, de Greg Mottola.

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