EDITORIAL

Señales positivas tras la toma de dos barrios

Lo peor que puede suceder es que no se den señales políticas, que todo quede como está y que pronto las autoridades y la ciudadanía olviden que dos barrios en construcción de la ciudad de Santa Fe fueron ocupados ilegalmente por centenares de personas hace más de un mes y medio en el norte de esta capital.

 

Esta posibilidad sería absolutamente negativa, por dos motivos fundamentales. Por un lado, porque nuevamente pasaría a un segundo plano el hecho de que miles de personas carecen de una vivienda digna en esta ciudad y no tienen a su alcance ningún tipo de posibilidad de acceder a ese derecho. Pero además, porque si no se adoptan las medidas adecuadas ante lo sucedido, quedará grabado en el inconsciente colectivo la idea de que la violación de la ley y el uso de la fuerza resultan ser el camino más efectivo para alcanzar este objetivo en una sociedad fragmentada.

En este contexto, durante los últimos días se produjeron algunas señales alentadoras de parte del Estado. Por un lado, la provincia avanzó en su acuerdo con el Movimiento Los Sin Techo para reemplazar cien ranchos por viviendas de material en los barrios Villa Oculta, Villa del Parque y Barranquitas. Todo indica que ya está en marcha el proceso para la construcción de las primeras diez casas. A la vez coordinarán tareas para avanzar en la regularización dominial en Los Hornos y Villa Elsa.

Mientras tanto, la Municipalidad en ningún momento adoptó una postura pasiva frente a los sucesos. En las últimas horas, mediante el diálogo y la negociación, logró que dos familias que habían ocupado viviendas en Santa Rita optaran por abandonar las casas usurpadas, por lo que serán incluidas en el Plan de Regularización Dominial que desde hace cuatro años se impulsa en distintos puntos de la ciudad.

Ninguno de estos dos grupos familiares responde a la Corriente Clasista y Combativa (CCC), sino que decidieron ocupar las viviendas de manera irregular porque vivían en condiciones muy precarias. Ahora, el municipio clausuró con ladrillos las ventanas y puertas de las viviendas recuperadas, para evitar que otras familias las ocupen.

Se puede argumentar que haber convencido a dos familias no representa un avance demasiado sustancial, sobre todo teniendo en cuenta que los barrios Santa Rita II y Las Delicias suman en total alrededor de 270 viviendas.

Sin embargo, ésta lectura sería errónea y reflejaría un desconocimiento de este tipo de problemáticas sociales. El hecho de que dos familias decidieran acceder al diálogo y aceptaran la propuesta municipal, seguramente planteará un importante antecedente en el futuro. Mientras tanto, el contacto con los vecinos que usurparon las viviendas continúa.

El compromiso, ahora, es mutuo. El municipio deberá cumplir con su promesa de transformar a estas familias en propietarias de sus terrenos. Y los vecinos, tendrán que aceptar las condiciones que imponen las leyes y ordenanzas en la ciudad.