Política de Estado hacen del mundo un pañuelo

Petrodólares kuwaitíes para

el Acueducto del Noreste II

Claves para entender cómo pueblos del norte santafesino se beneficiarán con la ayuda financiera de Kuwait. Antes de la reciente visita del gobernador Antonio Bonfatti hubo otras dos misiones. Y una historia que comenzó en 1990.

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Las torres de Kuwait

el mejor mirador de esa capital árabe, muestra también cómo fue la invasión de Saddam Hussein.

Foto: Archivo El Litoral-

 

De la redacción de El Litoral

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Se equivoca quien simplemente piense que porque el mundo es un pañuelo, petrodólares árabes servirán para que -por ejemplo- Fortín Olmos, en el norte santafesino, tenga alguna vez agua potable.

Si los anuncios se confirman, en marzo de 2013, el Fondo Kuwaití para el Desarrollo Económico Árabe otorgará a Santa Fe un préstamo de 106 millones de dólares para la ejecución del Acueducto Noreste II.

Es sólo hispanoamericano el comparar al mundo con un pañuelo. La frase no existe en inglés y mucho menos en el mundo árabe que, en sus contactos comerciales con los occidentales, habla en ese idioma. El trato de cortesía, en cambio, desde los emires a los ciudadanos del país, sí es en árabe.

Hubo seguramente abundante inglés entre los funcionarios santafesinos que en la reciente visita a Kuwait -encabezada por Antonio Bonfatti- lograron dar otro empujón al préstamo que comenzó a gestar, en 2010, el ex gobernador Hermes Binner. Tal vez, con más sonrisas y árabe cortesano que ahora, porque de las intenciones, de los buenos modales, de los dátiles y las visitas protocolares de hace dos años se ha pasado a los papeles. (Entre medio, hubo otra visita santafesina, que se ocupó de avanzar).

Saber aprovechar las oportunidades económicas que ofrece un mundo que acortó las distancias, como se verá, ha requerido de bastante más que de aviones e Internet. Además, los turbantes árabes, más bellos que los pañuelos occidentales, son también mucho más grandes, como el vacío de sus desiertos.

Recuerdos en las torres

El anuncio del préstamo kuwaití para la construcción de un acueducto en el Noreste santafesino, que llegará a 35 poblaciones, entre ellas -por ejemplo- Fortín Olmos, que está a unos 100 km del río Paraná, es el producto de una historia extensa, que comienza con la invasión que sufrió Kuwait, en 1990.

Quien haya podido ver la ciudad de Kuwait habrá notado que sus habitantes han preferido borrar los malos recuerdos. Que honran con fervor una de sus expresiones favoritas: “Ante los problemas relájate, relájate, relájate y relájate”.

Apenas si en los globos de paredes vitrificadas de sus torres (llevan el nombre del país y de la capital nacional) se pueden ver gigantografías en blanco y negro de las barbaridades que hicieron los soldados de Saddam Hussein. Hasta junio de 2010, cuando viajó una delegación santafesina, había todavía agujeros de morteros irakíes en ciertas construcciones, viejas más que antiguas, extrañamente feas, propias de años anteriores al esplendor del petróleo, ubicadas frente a un mar bellísimo.

La otra secuela, mucho más difícil de erradicar, es la polución en el aire y los metales pesados que quedaron tras la guerra y el incendio intencional de pozos petroleros.

De esos años y esa experiencia traumática proviene cierta sensación extraña de vulnerabilidad en un país que había logrado pasar de un estado tribal a un desarrollo económico y tecnológico de los más modernos, sin escalas, en cuestión de décadas, con un régimen monárquico -y algunas libertades a la manera de Occidente- que poco se parecen a la democracia.

Otra vez, los ‘90

La Guerra del Golfo hasta le cambió el nombre a esa región: ahora sus habitantes kuwaitíes y emiratíes prefieren hablar del Golfo Árabe, en lugar del Golfo Pérsico. Iraníes e irakíes, con quienes no tienen una buena relación, ni fronteras abiertas, son de origen persa.

Es desde los años ‘90 que el Fondo Kuwaití ha extendido su ayuda a más regiones del Globo, además de otros Estados árabes.

Cuesta decirlo, pero la realidad es que hay una vinculación entre el trato preferencial que Kuwait da a países distantes como el nuestro y la polémica participación argentina en la guerra encabezada por Estados Unidos, en tiempos de Carlos Menem.

Aquella decisión significó también que todos los protagonistas de los conflictos en Medio Oriente volvieran la vista (y acaso algo más, de manera dolorosa y explosiva) a un país muy alejado, ubicado al sur del sur de América. Menem puso a la Argentina en ese escenario, tentador por su poder económico, desagradable por su compleja violencia.

El préstamo que recibirá Santa Fe el año próximo para un acueducto no es el primero que da Kuwait a la provincia; también tuvo ese origen la financiación de la segunda etapa de una obra que -también en 2013, más precisamente el 29 abril- se volverá a mirar con mucha atención. La defensa de la Circunvalación Oeste, entre otros emprendimientos de los ‘90, fue hecha con esos fondos internacionales.

Diferencia

Las administraciones socialistas que comenzaron en diciembre de 2007 cambiaron con vigor la estructura de los ministerios en el gabinete de gobierno. Se agregaron nuevas áreas, se crearon más reparticiones, se elevaron direcciones al rango de ministerios, pero hubo aspectos que no se tocaron.

Es lo que ocurrió con un área clave en el Ministerio de Economía (antes Hacienda), donde no se alteró la estructura del personal de carrera de la Unidad Ejecutora a cargo de llevar adelante la gestión económica de los grandes emprendimientos de infraestructura, como ocurre hoy con el plan de acueductos.

Esa repartición nació en tiempos de Carlos Reutemann y su ministro Juan Carlos Mercier, para obtener préstamos para ejecutar obras de defensas y rutas.

La delegación santafesina que encabezó Binner antes, y Bonfatti ahora, acertaron en incluir a legisladores de la oposición justicialista. Los kuwaitíes recuerdan siempre a Menem cuando están ante argentinos, como ocurre con Maradona, aunque ahora hablen más de Messi.

Entre aquellas gestiones del PJ y las actuales hay una diferencia. En los ‘90, Santa Fe obtenía los préstamos internacionales con la ayuda del gobierno nacional, ahora -si se logra firmar por 100 millones de dólares el año próximo- será con su indiferencia, o a su pesar.