A merced de la delincuencia

Celia A. Suárez.

L.C. 5.661.351.

Señores directores: El miércoles 9 de mayo ppdo. se celebró con aplausos, abrazos y papelitos arrojados desde las galerías la aprobación, en el Senado de la Nación, de las así llamadas leyes de Muerte Digna y de Identidad de Género. Respeto la sanción de las mismas, aunque sobre su implementación me interesaría hacer algunas consideraciones.

No son estas leyes el tema de esta carta; si las menciono es sólo porque en la fundamentación del proyecto enviado a las Cámaras se tuvo en cuenta reclamos familiares, populares y movilizaciones de algunas minorías. También habrá de tenerse en cuenta que la sola sanción de una ley no soluciona problema alguno, si no se atiende a su cumplimiento y a todas las acciones que estén implicadas.

¿Cuándo se tendrá en cuenta el reclamo, el clamor por una sociedad más sana, más justa, más segura? Quienes hacemos el reclamo -que se viene repitiendo desde hace mucho tiempo- no constituimos ninguna minoría especial. Somos la gran mayoría de ciudadanos comunes, hacedores diarios de todo tipo de tareas -desde las domésticas más simples hasta las profesionales de más alta complejidad- y también los ya retirados después de largos años de trabajo. Considero que tenemos el derecho constitucional de que se preserve nuestra vida, de que podamos trabajar y transitar las calles libremente; esto equivale a decir que no sigamos estando a merced de la mano violenta y armada de tanta delincuencia.

Sin negar que puedan hacer falta leyes nuevas, es mucho más lo que se necesita para terminar con este flagelo que no es sensación sino lamentable realidad cotidiana: Educación (así, con mayúsculas, seria, sostenida en la intención y en el tiempo, obligatoria de verdad -hay muchos niños, adolescentes y jóvenes sin escolarizar pues se los sigue viendo en las calles); capacitación y trabajo -no “planes” dadivosos o subsidios- para que cada uno pueda ganarse el pan diario; planificación familiar -debe acompañarse a los padres para generar la responsabilidad de engendrar sólo los hijos que podrán nutrir y educar adecuadamente; lucha integral y sin desmayo contra las drogas, su tráfico y su consumo, incorruptibilidad de los funcionarios de todos los ámbitos y jurisdicciones -esto implica no sólo el cuidado en su elección y designación, sino también el seguimiento cercano de su desempeño... Los puntos suspensivos significan que podría continuar enumerando aspectos que deben considerarse, pero voy a concluir con esto: en numerosas circunstancias, personal policial detiene a un delincuente y cuando se revisa su prontuario se comprueba diversa cantidad de causas pendientes por diversos delitos, hasta graves. ¿Cómo estaba en libertad? En muchas otras ocasiones se ha detenido a un delincuente, hasta un homicida, cometiendo un acto criminal durante un “permiso de salida” o en uso de su período de “libertad condicional”. ¿No ameritaría cuidadoso esmero llegar a estas concesiones que la ley contempla? Yo pongo cuidadoso esmero en el cumplimiento diario de mis deberes personales, familiares y cívicos. Considero que tengo derecho a exigir vuestra acción como respuesta.