ARCHICOFRADÍA DE LA VIRGEN

110 años de devoción Guadalupana

De la redacción de El Litoral

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Medalla en pecho, se reúnen en oración y acción para concretar diversas acciones con un mismo fin: “Amar a la Madre Guadalupana y contagiar a otros para que se unan en el reconocimiento a Nuestra Señora de Guadalupe en las prácticas que expresan la devoción”. Así definió Clara Doldán a la Archicofradía de la Virgen de Guadalupe que integra desde hace años.

Con estos principios, la Archicofradía celebró 110 años de trabajo, “en promoción y difusión de la devoción y amor a Nuestra Señora de Guadalupe”. Fue con una misa en la Basílica oficiada por su asesor y párroco, Pbro. Olidio Panigo, para “dar gracias a Dios por los años de trabajo, pedirle por una fructífera continuidad de esta hermosa tarea y rezar por los socias y socios fallecidos”.

La Archicofradía de la Virgen cuenta con un centenar de devotos, quienes invitan a todos los fieles a sumarse en la Novena de la Virgen de Guadalupe. El último día de la novena, durante la Misa, se concreta la admisión de nuevos socios. Cada martes se reúne una comisión presidida por Josefa de Gioria, quien sigue los pasos de Mercedes de Fidelbus que la presidió hasta hace un año.

Su historia

A principios del siglo XX, la devoción del pueblo a la Virgen de Guadalupe y sus expresiones aumentaron en forma notable y constante. Para animar esa devoción, en noviembre de 1901 el obispo de Santa Fe, Mons. Juan A. Boneo, pidió a la Santa Sede gracias especiales para el santuario santafesino y los peregrinos que lo visiten. Poco tiempo después, Boneo fundó la Cofradía de la Santísima Virgen de Guadalupe, con sede en el Santuario. Su finalidad sería fomentar el amor y la devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe y “cooperar al sostenimiento, ornato y culto de su antiguo y célebre Santuario”, como decía Boneo. A esta Cofradía podían pertenecer personas de ambos sexos, y la condición para ser admitido era haber realizado la primera comunión y “tener buenas y cristianas costumbres y sincera piedad”. Los congregantes tenían algunas obligaciones que cumplir, privada y públicamente, ofrecer algún óbolo, llevar un distintivo especial en determinadas circunstancias y participar una vez al año en la elección de las juntas directivas.

En palabras de Mons. Alfonso Durán en su obra “La Virgen de Guadalupe en Santa Fe”, “Numerosas fueron las personas que solicitaron ingresar en la nueva congregación apenas conocido el decreto y no sólo en el Santuario sino en todos los templos de la ciudad, la cinta celeste y rosada se vio sobre el pecho de los católicos”.

El 25 de febrero de 1902 el Papa León XIII concedió una serie de gracias especiales a los socios de la Cofradía: indulgencias plenarias y parciales. Por otro documento pontificio, fechado el 27 de mayo de 1902, la Cofradía es elevada al rango de Archicofradía por haber sido constituida en un Santuario Diocesano, el de la Patrona de la Iglesia local. En palabras de Mons. Durán, aquello “demostraba que día tras día iba en aumento el reinado de María de Guadalupe en los corazones”.

Actualmente, la Archicofradía de la Virgen de Guadalupe es un grupo de trabajo dentro de la pastoral de la Basílica que realiza “actividades estrechamente relacionadas a su finalidad, todas coordinadas por una Comisión”. Sus reuniones se realizan los primeros martes de cada mes, a las 15.30, junto al sacerdote asesor, Pbro. Olidio Panigo.

El grupo fundado por Mons. Boneo en 1902 celebró su aniversario con una misa en la Basílica en la que pidió “por una fructífera continuidad de esta hermosa tarea”.

110 años de devoción Guadalupana

Su fin es “amar a la Madre Guadalupana y contagiar a otros para que se unan en el reconocimiento a Nuestra Señora de Guadalupe”. Foto: Amancio Alem

Insignia

Las mujeres de la Archicofradía llevan al pecho una medalla que tiene grabada en su anverso la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y en su reverso el Santuario, con la correspondiente inscripción. La acompaña una cinta que se lleva al cuello con los colores tradicionales de la Virgen, celeste y rosa.

Desde hace pocos años también incorpora hombres como socios, quienes reciben como distintivo una medalla más pequeña con la imagen de la Virgen unida a las tradicionales cintas.

/// EL DATO